El City no consigue rematar al Liverpool
El duelo que tiene en vilo a la Premier acaba en un empate (2-2) revelador del agotamiento de los dos equipos m¨¢s vanguardistas de los ¨²ltimos a?os en Europa
Un gol de Sadio Man¨¦ al minuto de la reanudaci¨®n puso el 2-2 en un partido calificado de ¡°cl¨¢sico¡±, en castellano, por la prensa inglesa. Fue el tanto definitivo. El que se?al¨® el estancamiento del l¨ªder, el Manchester City, y del perseguidor, el Liverpool, separados por un punto a falta de siete jornadas para la culminaci¨®n de la Premier. No dieron m¨¢s de s¨ª los dos gigantes que en los ¨²ltimos a?os han gobernado el f¨²tbol europeo por sus ideas de sofisticaci¨®n, orden y atrevimiento, ambos por debajo de sus mejores cotas en una temporada cuya resoluci¨®n primaveral les pilla revenidos.
La segunda mitad fue el doliente intercambio de golpes de dos duelistas que piensan m¨¢s en la supervivencia que en la gloria. ¡°?Ha sido salvaje!¡±, dijo Klopp, al acabar la velada. ¡°Como una pelea de boxeo. Si bajabas los brazos te pod¨ªan dar un golpe masivo¡±.
Fue el partido m¨¢s decisivo que quedaba por disputarse en las grandes ligas europeas esta temporada. Cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final se extendi¨® un aire de decepci¨®n, de agotamiento, de crep¨²sculo de una ¨¦poca brillante para la Premier. Los contendientes eran los equipos m¨¢s innovadores de la ¨²ltima d¨¦cada. Los que m¨¢s han hecho por entretener al p¨²blico desde la invenci¨®n organizativa. Desde 2017, el City y el Liverpool se disputan el torneo nacional m¨¢s prestigioso del mundo en un mano a mano dif¨ªcil de parangonar en la historia del f¨²tbol brit¨¢nico. El transcurso del partido hace pensar en un futuro marcado por la transici¨®n, seguramente dominado por la renovaci¨®n de las plantillas, cuando no por las salidas de los dos demiurgos, Klopp y Guardiola, que por un lado parecen en plena vigencia y por otro no dejan de hacer reflexiones sobre la jubilaci¨®n, la retirada, o sencillamente la necesidad de descansar despu¨¦s de tanto estr¨¦s.
La propaganda vendi¨® el encuentro como el producto m¨¢s depurado que puede ofrecer el negocio del f¨²tbol. Lo cierto es que lo que ofrecieron ambos contendientes fue ligeramente m¨¢s terrenal. De entrada el Liverpool intent¨® alejar al City de su porter¨ªa con una presi¨®n que su centro del campo no logr¨® sostener. Folgaban los atacantes, medio aburguesados desde hace meses, llegaban tarde Fabinho y Thiago, pensaba con retraso Henderson, y hasta Kevin de Bruyne, cuyos perniles crecen por momentos, se les escapaba del aprisco. No hab¨ªan transcurrido cuatro minutos cuando el belga abri¨® para Jes¨²s y el pase del brasile?o dej¨® mano a mano a Sterling con Alisson. El portero evit¨® el 1-0. Mejor dicho, lo retras¨®. Al minuto siguiente, tras un c¨®rner, el propio De Bruyne enganch¨® un zurdazo desde fuera del ¨¢rea y la pelota se desvi¨® a la red tras rebotar en Matip.
Los equipos se estaban tomando las medidas cuando Thiago se revolvi¨® de la marca de De Bruyne y lanz¨® un pase majestuoso a Alexander-Arnold que oblig¨® a todas las l¨ªneas del City a recolocarse corriendo hacia atr¨¢s. De la desorientaci¨®n que esto gener¨® se desprendi¨® la acci¨®n del empate, impulsada por Robertson desde un lateral, cabeceada por Alexander-Arnold en el palo m¨¢s lejano, y remachada por Jota en el punto de penalti.
Predomin¨® el temor sobre todos los sentimientos. Poco a poco el dominio correspondi¨® al City, que a diferencia de su oponente goz¨® de un timonel abnegado, preciso y luminoso en la figura de Bernardo Silva. El portugu¨¦s, que lo mismo oficia de interior que de extremo o de falso nueve, se estacion¨® junto a Rodri y ofici¨® de pivote durante todo el partido. Hizo la mitad del trabajo del espa?ol, socorri¨® a los centrales cuando les amenazaron con superarlos, fue el encargado de dar el primer pase, y puso las dosis de coraje en un concierto en el que muy pocos se ofrecieron por miedo al hostigamiento. Por ah¨ª ocup¨® el territorio y control¨® los ritmos del juego el City, y por ah¨ª se acab¨® replegando el Liverpool. Durante una hora, Alisson no encontr¨® m¨¢s v¨ªa de salida que el bal¨®n largo. Dividi¨® tanto la posesi¨®n que la perdi¨®. El 2-1 se sucedi¨® tras un saque de porter¨ªa que deriv¨® en c¨®rner en contra, rechace, centro de Cancelo y remate de Gabriel Jes¨²s. El brasile?o rompi¨® el fuera de juego y se anticip¨® a Alisson sobre la salida.
Al contragolpe
La analog¨ªa de boxeo propuesta por Klopp fue acertada. El partido result¨® un combate de boxeadores apalizados, filtrados, fundidos. Pero donde el t¨¦cnico del Liverpool acert¨® de plano fue al se?alar un detalle crucial. ¡°No recuerdo¡±, dijo, ¡°haber visto nunca al City lanzar tantos balones largos a la espalda de una defensa¡±.
Los ataques del City revelaron que algo no acaba de funcionar en el equipo de Guardiola. La falta de movilidad sin bal¨®n, la ausencia de desmarques en corto, gener¨® posesiones est¨¦riles que recordaron el partido de Champions contra el Atl¨¦tico. Si el City se convirti¨® en una amenaza constante para la porter¨ªa visitante fue a base de contragolpes. Sin combinaciones en espacios reducidos el control se hizo espor¨¢dico y el equipo acab¨® partido con Bernardo multiplic¨¢ndose en solitario y un pelot¨®n de atacantes descolg¨¢ndose a la espera del error ajeno. Fue as¨ª que Van Dijk sac¨® bajo palos un tiro de Jes¨²s y que Sterling meti¨® un gol que el VAR anul¨® por fuera de juego.
Jota, primero burlado por Laporte y despu¨¦s descompuesto por Ederson, tuvo en sus botas el gol de la victoria visitante en un segundo tiempo que el City procur¨® dormir. Ni Firmino ni Luis D¨ªaz, que entraron al final, consiguieron reanimar un partido que dio la impresi¨®n de exprimir hasta la ¨²ltima gota de energ¨ªa de dos equipos que afrontan tambale¨¢ndose el ¨²ltimo mes de competici¨®n.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
