Landa afronta la semana decisiva del Giro de Italia con el recuerdo de la p¨¢jara de Indurain camino de Aprica
El ciclista alav¨¦s, cuarto, a 59s del l¨ªder, Richard Carapaz, siempre ha corrido inspirado y al ataque en el Mortirolo y en los puertos que le rodean
El Mortirolo es Andrey Amador en fuga, harto de geles y barritas de prote¨ªnas pidi¨¦ndole a Jos¨¦ Luis Arrieta, por favor, Arri, dame algo salado, dame unas Pringles, lo que sea, no aguanto m¨¢s. El Stelvio es un camino estrecho entre dos muros de hielo, y a Armand de las Cuevas se le va la bici y durante centenares de metros va dejando su marca en una de las paredes, y as¨ª lo ve Arrieta, su memoria.
15? etapa. 5 de junio de 1994, domingo. Mikel Landa ten¨ªa 4 a?os, Richard Carapaz un a?ito, a Jay Hindley le quedaban dos a?os para nacer, y cuatro a Joao Almeida.
De las Cuevas, Arrieta, e Indurain, a su rueda, e Indurain, 1,88m, 80 kilos, bien abrigado, casi con un forro polar, gordo, una prenda que apenas transpira, y suda y suda el navarro porque al llegar a la cima del Stelvio, 2.758 metros, ha dejado de nevar, brilla el sol, y ligero, Pantani, 24 a?itos, 1,72m, 58 kilos, a sus espaldas, afila el cuchillo. El Mortirolo espera ¨C12 kil¨®metros de ascensi¨®n, 1.300m de desnivel al 11%, y 200 metros al 18%--, y tambi¨¦n el Valico de Santa Cristina por Tresenda, 13,5 kil¨®metros al 8%, el monstruo ignoto. Aunque inaugurado por Chioccioli en 1991 su malignidad respiraba oscurecida por la mancha del Mortirolo, la subida estrecha de pendientes imposibles ¨Cy luego siguieron el Angliru, el Zoncolan, la Loze, el Gamoniteiru¡-- que pod¨ªan entrar ya en el ciclismo gracias a los avances t¨¦cnicos, a la posibilidad de desarrollos agil¨ªsimos.
Aquel domingo caluroso, Indurain quiere ganar el Giro, su tercer Giro consecutivo. Est¨¢ a tres minutos y medio del rubio Berzin en la general, y piensa que entre Mortirolo y Santa Cristina puede recuperar todo lo perdido, y que su aliado ser¨ªa Pantani, que a¨²n no es el Pirata, sino un jovencito sin pelo que empieza a asombrar por su audacia y su facilidad trepadora.
Pantani pasa con 50s de ventaja sobre Indurain en la cima del Mortirolo, ascendido entonces por su vertiente de Mazzo, la m¨¢s dura, no la Monno, m¨¢s suave (962 metros de desnivel en 12,6 kil¨®metros al 7,6%, y un descansillo y 200 metros al 16%), la de este Giro. El navarro hace el descenso de su vida y alcanza al italiano antes del Valico, y tira como un poseso. Al pie de la ¨²ltima ascensi¨®n, Berzin est¨¢ ya a dos minutos. La rosa se acerca, Indurain se siente invulnerable. Nada m¨¢s entrar en el bosque de Santa Cristina, la plenitud se hace vac¨ªo. Pantani ataca. Indurain se queda.
Aquel d¨ªa, Indurain sufri¨® una p¨¢jara en el Valico que hizo pensar a media Espa?a que su fin estaba cerca, que los tres Tours que ya hab¨ªa ganado iban a ser todo, pero la p¨¢jara definitiva solo le llegar¨ªa en el Tour del 96, y perdi¨® el Giro.
¡°Aquel d¨ªa, el fr¨ªo, el paciente, el calculador Miguel se dej¨® llevar por la pasi¨®n y, por una vez, fue m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites¡±, recuerda Eusebio Unzue, su director, junto a Jos¨¦ Miguel Echavarri, en el Banesto. ¡°Se emocion¨® en el Mortirolo, donde hab¨ªa atacado Pantani y donde Berzin ya se hab¨ªa empezado a quedar, y, en vez de subir a su ritmo machac¨®n y seguro y seguir abriendo brecha con Berzin, se lanz¨® a por Pantani¡ Y la deshidrataci¨®n que sufri¨® por subir tan abrigado el Stelvio no ayud¨® mucho tampoco¡±. Ech¨¢varri, m¨¢s enigm¨¢tica, prefiri¨® contarlo con una met¨¢fora: ¡°El mejor perfume va en frasco peque?o¡ Hay que gastarlo muy poco a poco¡¡±
Ataques de instinto a lo Pantani
Carapaz y Landa, y entre los dos har¨ªan, quiz¨¢s, viva la fantas¨ªa, una especie de Pantani, ataques de instinto, de locura, que se inician arranc¨¢ndose de la oreja el pinganillo para no tener que aguantar el tost¨®n de directores asustados por la osad¨ªa, preferir¨ªan que ni Almeida ni Hindley, y entre los dos ser¨ªan medio Indurain, conocieran la historia y se dejaran llevar tambi¨¦n por la emoci¨®n hasta perder la consciencia camino del bosque de Santa Cristina el martes. Entre los cuatro primeros del Giro, de Carapaz a Landa, cuarto, y entre medias Hindley y Almeida, hay 59s. Quedan seis etapas. Cuatro de monta?a --dos muy duras, dos duras, el s¨¢bado, la Marmolada--, un sprint, y una contrarreloj de 15 kil¨®metros. ¡°?Arrancarse el pinganillo?¡±, dice Landa, que recuerda a Landa y quiere recordar a Oca?a. ¡°Eso es el s¨ªmbolo del instinto. Los escaladores somos m¨¢s impulsivos. A veces nos dejamos guiar m¨¢s por el impulso o el instinto que por una orden directa. Te encuentras de todo con los directores. A veces te animan, a veces quieren frenarte. Depende de cu¨¢nto de grande sea la locura. ?El freno del director como acelerador? A veces las mayores victorias salen de una locura de esas, de una genialidad¡±.
Carapaz, que, privilegios de l¨ªder, hizo en helic¨®ptero el traslado a Brescia desde la monta?a de Aosta, est¨¢ donde quiere estar, de rosa, porque con su gran Ineos, y Castroviejo resucitado, maneja a la perfecci¨®n el arte de la defensa y el contragolpe. ¡°Tener la maglia es muy importante¡±, dice Carapaz, quien tambi¨¦n inicio de rosa la ¨²ltima semana del Giro del 19, el que gan¨®. Y tambi¨¦n la alcanz¨® el s¨¢bado, en las 14? etapa, y tambi¨¦n el Mortirolo fue el martes, la 16? etapa, como este a?o, y tambi¨¦n se espera lluvia este a?o e inversi¨®n t¨¦rmica, calor en la cima, a casi 2.000 metros, y fr¨ªo en el valle, y tambi¨¦n el Giro acaba en Verona, en la Arena de Aida, con una contrarreloj corta. ¡°Es importante y no solo por repetir los pasos de entonces, sino porque, como se vio ya, es una motivaci¨®n muy fuerte para el equipo¡±.
Y Landa, alojado en un Hilton, qu¨¦ menos, el tercer d¨ªa de descanso, tampoco se queja. A la prensa le comunica: ¡°Me siento muy bien, recupero bien todos los d¨ªas, mi salud es buena, el equipo est¨¢ bien. Estoy contento. Estoy preparado. Finalmente llega lo mejor del Giro. Estamos entrando en la tercera semana. Estamos a un minuto de la maglia rosa. Va todo seg¨²n lo previsto. Estoy ante una gran oportunidad. Ojal¨¢ pueda aprovecharla hasta el final. He so?ado muchas veces con estar ganando el Giro. Vamos a seguir so?ando. Vamos a aspirar al m¨¢ximo¡±.
Y a sus amigos les dice que est¨¢ como nunca, mejor a¨²n que en 2015, cuando gan¨® en Madonna di Campiglio y el Mortirolo, ataques consentidos en cierta forma, porque estaba a cinco minutos del l¨ªder, Contador, pero atac¨® tambi¨¦n en Le Finestre el ¨²ltimo s¨¢bado y no le gan¨® el Giro a Contador porque su director, italiano, le fren¨® para que quedara segundo su compa?ero sardo Fabio Aru.
¡°Este a?o si estuviera a cinco minutos mi objetivo no ser¨ªa luchar por la general. De entonces a aqu¨ª han cambiado bastante las cosas y ma?ana est¨¦ a la distancia que est¨¦, cuando me mueva van a intentar seguirme s¨ª o s¨ª...¡±, advierte el alav¨¦s. ¡°No es cuesti¨®n de que te dejen o no te dejen. Hay que tener piernas para irse. Si las tienes, te vas, si no... Y luego Almeida y Hindley son corredores con mucha regularidad, que saben coger su ritmo, y, si no los machacas, al final de la subida los tienes en el cogote otra vez. Y tener a alguien pegado detr¨¢s, a alguien cerca, cuando t¨² est¨¢s dando tu m¨¢ximo, siempre te hace dudar y te hace sufrir m¨¢s¡±.
Max Sciandri, el director de Movistar, guio a Carapaz a su Giro del 19, -¡±un Giro m¨¢gico¡±, dice, ¡°todo el equipo est¨¢bamos como tocados por una varita, todo sal¨ªa como lo hab¨ªamos so?ado¡±- y al ecuatoriano le ayud¨® Landa, su compa?ero de equipo, y acab¨® cuarto, a 8s del tercero, Roglic. Pero Sciandri apuesta por Carapaz, con una capacidad de ataque, de sorprender, dice, un instinto, que solo le ha visto a Nibali. ¡°Bueno, y quiz¨¢s tambi¨¦n un poco a Landa¡±, dice el t¨¦cnico¡±.
Y Landa no sabe si lo que conoci¨® a Carapaz aquel Giro le ayudar¨¢ este para derrotarle al ecuatoriano. ¡°Cuanto m¨¢s conozcas a alguien y sepas sus puntos fuertes, m¨¢s dif¨ªcil es buscarle un punto d¨¦bil¡±, explica. ¡°Richi y yo nos conocemos, quiz¨¢s no mucho pero s¨ª lo suficiente, porque compartimos el Giro, pero es dif¨ªcil interpretarle, saber cu¨¢ndo va de farol o con cartas. Es un corredor que mantiene muy bien el pedaleo, vaya bien o vaya mal. En El Tour, ya vimos, que juega un poco con la picaresca de intentar enga?ar, aunque vaya bien, de hacer gestos de no poder. Bastante dif¨ªcil de descifrar, la verdad. Si tiene alg¨²n gesto, alg¨²n tic, cuando va mal, yo no se lo he encontrado, la verdad¡±.
A?ade el ciclista vasco, el de la estampa m¨¢s extraordinaria de entre los escaladores sobre una bici, que ¨¦l tampoco sabe si tiene alg¨²n tic delator de que no anda bien. ¡°Seguro que algo tendr¨¦, pero no lo puedo descifrar...¡±, dice. Y, claro, espera que Almeida y Hindley, y que a ellos, tan fr¨ªos, tambi¨¦n la emoci¨®n les traicione y equivoque, como a Indurain.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.