Caeleb Dressel, tras otro par¨®n: ¡°Soy feliz sin la nataci¨®n, trabajo para volver a serlo nadando¡±
El velocista estadounidense, gran estrella de la nataci¨®n que abandon¨® los mundiales de Budapest por ¡°razones m¨¦dicas¡±, reaparece para decir que volver¨¢ cuando est¨¦ bien
Lo ¨²ltimo que se supo de Caeleb Dressel es que el pasado 22 de junio abandon¨® los Mundiales de nataci¨®n de Budapest por ¡°razones m¨¦dicas¡±. Era la cita de su regreso tras un oto?o y un invierno sin ganas de nada, a cubierta en su habitaci¨®n. El psic¨®logo le ayud¨® a gestionar la depresi¨®n. En Budapest, tras haber cambiado de entrenador -dej¨® a Gregg Troy para sumarse al grupo de Anthony Nesty, exmariposista ol¨ªmpico y responsable de la Universidad de Florida- aspiraba a ganar siete oros y a recuperar las buenas sensaciones en el agua. Se march¨® sin que la competici¨®n llegara a su fin y tras haber conseguido dos oros (50m mariposa y 4x100 libre). La federaci¨®n de nataci¨®n de Estados Unidos emiti¨® un comunicado para explicar el adi¨®s repentino de Dressel que no ten¨ªa que ver con la Covid. ¡°Despu¨¦s de parlamentar con Caeleb, sus entrenadores y el cuerpo m¨¦dico, se ha adoptado la decisi¨®n de retirarlo de los Mundiales. Nuestra prioridad es y siempre ser¨¢ la salud de nuestros atletas y continuaremos proporcionando a Caeleb la asistencia que necesita para recuperarse r¨¢pido¡±.
Anoche, el nadador de 26 a?os, colg¨® en Instagram varias fotos de su verano, en una de ellas se le ve feliz subido a un tractor rojo. Dijo que no ha vuelto a nadar desde los Mundiales e invit¨® a los que necesitan un par¨®n, a cog¨¦rselo. ¡°No he estado nada por aqu¨ª [en la red social], pero quer¨ªa compartir lo que he estado haciendo. No nado desde los mundiales y honestamente puedo decir que he sido feliz sin nadar. Aunque realmente lo extra?o. He hecho varias cosas estos meses: finalmente me fui de luna de miel a Islandia, compr¨¦ un tractor, recorr¨ª una parte del Sendero de los Apalaches [una ruta de senderismo de unos 3.500 km], nad¨¦ con unas vacas marinas. S¨¦ que puedo tener nataci¨®n y felicidad. Los tuve a ambos en un momento de mi vida y estoy trabajando en ello. Si necesit¨¢is un descanso, tom¨¢roslo. Volver¨¦¡±.
Igual que lo hizo en oto?o pasado, tras confesar al periodista Graham Bensinger que hab¨ªa sufrido una depresi¨®n tras los Juegos de Tokio, Dressel vuelve a normalizar que la salud mental es importante. Que es necesario cuidarla, trabajarla, y que los deportistas de ¨¦lite no son m¨¢quinas que no sienten ni padecen. Lo hizo anteriormente tambi¨¦n Michel Phelps, el que m¨¢s medallas ol¨ªmpicas tiene (28, 23 de oro), que cont¨® en el documental The Weight of Gold [el peso del oro] el desamparo que sufren los deportistas, los problemas emocionales y mentales, la depresi¨®n. ¡°M¨¢s del 80 por ciento de los atletas sufre depresi¨®n despu¨¦s de competir en los Juegos Ol¨ªmpicos. Tenemos que hacer algo y esto es importante¡±, cont¨®. Una voz m¨¢s, junto a la de Simone Biles, que tambi¨¦n par¨® en Tokio. Porque no pod¨ªa. Y se puede no poder. Aunque te llames Biles o Phelps. Por eso su mensaje y su llamada de atenci¨®n es tan importante.
Por la piscina del Duna Arena de Budapest Dressel nunca fue Dressel: ese ni?o con cara despreocupada llamado a ser el heredero de Phelps, la estrella de la nataci¨®n mundial, el hombre que en Tokio se colg¨® cinco oros, la gloria m¨¢xima, el horizonte despejado hacia Par¨ªs 2024. Chocaba en Hungr¨ªa ver la cara a veces sombr¨ªa de Dressel con la de David Popovici, 17 a?os, los ojos llenos de luz y brillo, de inconsciencia y ingenuidad, el nuevo rey de la velocidad, el hombre -bueno, el chico- que gan¨® el 100 y 200 libres. Y que en Roma, una semanas de despu¨¦s en los europeos de agosto, se convirti¨® en el m¨¢s joven en batir un r¨¦cord en la prueba m¨¢s legendaria de la nataci¨®n, los 100. ?Cu¨¢l es su l¨ªmite? ?C¨®mo gestionar¨¢ la presi¨®n de aqu¨ª a Par¨ªs 2024? ?Y despu¨¦s? Ya es hasta legitimo pregunt¨¢rselo.
La nataci¨®n es un deporte que obliga a horas y horas de entrenamiento, sacrificio, desgaste. Como casi todos, pero en este caso, como reconocen los psic¨®logos deportivos, te obliga tambi¨¦n a estar solo contigo mismo porque lo ¨²nico que ves debato de tu nariz durante horas y horas es un azulejo azul o blanco. Y eso no siempre es f¨¢cil. Te obliga a enfrentarte a ti mismo, a tus pensamientos, al paso del tiempo, a intentar recuperar muscularmente para otra tanda de sesiones de entrenamiento, para otra competici¨®n. A la adrenalina de la alta competici¨®n, al vac¨ªo que se siente tras conquistar un oro tras otro. A buscar las motivaciones para seguir entrenando pese a tener los cajones llenos de medallas. A las expectativas de los dem¨¢s. A no perdonarte, como confes¨® Dressel de no haber batido sus mejores marcas en 50 y 100 libre, pese a haber ganado cinco oros ol¨ªmpicos.
Dec¨ªa Federica Pellegrini en una entrevista con este peri¨®dico que no hay dinero que pague el sufrimiento f¨ªsico de la nataci¨®n, que los nadadores son masoquistas: ¡°nos entrenamos duro durante un a?o para cuatro minutos, como mucho, de carrera. Es un fuego que tienes dentro¡±. Es el que ha acabado quemando a Dressel, que quiere volver, pero siendo feliz.
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