Pau Gasol, en la mesa de los m¨¢s legendarios de los Lakers
Su contribuci¨®n result¨® decisiva para el regreso de la franquicia angelina a la cima. Un jugador para la eternidad
Por pertenencia y tradici¨®n, los Lakers son el equipo de la alfombra roja. Viven por y para las estrellas. Les gusta tenerlas, exhibirlas y disfrutar de ellas. Y cuando no brillan, aborrecerlas. Como equipo, son una se?a de identidad de Los ?ngeles, metr¨®polis adherida a la industria del cine y los vapores del glamur. Por las venas de Hollywood corre tambi¨¦n el descarnado af¨¢n del negocio, la misma fiebre que se adivina en los Lakers. Vienen y van las estrellas, pero s¨®lo unas pocas descansan en el pante¨®n de los mitos. Uno de ellos es Pau Gasol. Desde la madrugada del martes al mi¨¦rcoles en Espa?a, su camiseta con el 16 a la espalda colgar¨¢ del techo del Staples Center.
Gasol jug¨® siete a?os en los Lakers, como inmejorable segunda guitarra de Kobe Bryant, unicornio de la franquicia. Bryant gan¨® cinco campeonatos, tres de ellos con Shaquille O¡¯Neal a su lado y dos con Pau Gasol. En el interregno (2004-07) que se abri¨® desde la salida de O¡¯Neal al fichaje del espa?ol, Kobe nunca alcanz¨® las finales. Como tantas veces ocurre en el deporte, un fabuloso n¨²mero uno necesitaba el adecuado n¨²mero 2.
Cuando los Lakers adquirieron a Pau de los Memphis Grizzlies, el equipo que le reclut¨® en el draft de 2001 despu¨¦s de una sensacional temporada en el Bar?a, se gener¨® una encendida pol¨¦mica en la NBA. No fueron pocos los entrenadores y m¨¢nagers que consideraron que el traspaso alteraba el equilibrio de la competici¨®n. Un atraco a mano armada, se dijo. Se medit¨® la posibilidad de anularlo. El revuelo explic¨® el valor real que se atribu¨ªa al jugador espa?ol, constatado inmediatamente en los Lakers.
Pau disput¨® con los Lakers los ¨²ltimos 27 partidos de la temporada, con un balance de 22 victorias y cinco derrotas. Kobe Bryant era el mariscal, pero Gasol afin¨® al equipo. Hasta entonces hab¨ªa oficiado como alero-p¨ªvot en Memphis, con magn¨ªficos n¨²meros y el deseo de buscar aventuras m¨¢s emocionantes en otros caladeros. L¨ªder indiscutible de la mejor selecci¨®n espa?ola de la historia, anhelaba cotas parecidas en la NBA. Ning¨²n equipo mejor que los Lakers para cumplir sus sue?os.
En las agitadas aguas de la NBA, no le faltaron cr¨ªticos. Le presentaban como un jugador blando, vulgar en el cap¨ªtulo defensivo. El mantra engord¨® cuando los Lakers perdieron la serie final contra los Celtics en la primera temporada de Gasol. Aquel enfrentamiento renov¨® la rivalidad Celtics-Lakers, la m¨¢s ardiente y beneficiosa para la NBA. Los Celtics hab¨ªan fichado al elegante Ray Allen y al fiero Kevin Garnett. Se le vend¨ªa como la kriptonita de Pau.
La victoria de los bostonianos levant¨® algunas sospechas sobre la dureza competitiva de Pau Gasol, despejadas en las dos temporadas siguientes. En la primera, interpret¨® una obra cumbre frente al joven Dwight Howard, el p¨ªvot del momento en la NBA, una fuerza de la naturaleza que no pas¨® de suave brisa en las finales. Gasol anot¨®, rebote¨® y defendi¨® como un tit¨¢n. Fue un ejercicio de m¨¢xima sabidur¨ªa.
Un a?o despu¨¦s, Lakers y Celtics volvieron a medirse. Gasol frente a Garnett, de nuevo. Dos gigantes que se mov¨ªan por fuera como Fred Astaire. No hubo color. El espa?ol super¨® al jugador estadounidense en todos los apartados estad¨ªsticos. Si hubiera prevalecido la justicia, Gasol mereci¨® tanto o m¨¢s que Kobe Bryant el MVP de las finales.
Su contribuci¨®n result¨® decisiva para el regreso de los Lakers a la cima. Para Kobe fue una bicoca de jugador. Para la gente de los Lakers, una garant¨ªa indispensable en aquellos a?os de vino y rosas, un jugador para la eternidad que disfrutar¨¢ del tributo que s¨®lo un pu?ado de estrellas han merecido. Sus nombres: Jerry West, Elgin Baylor, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul Jabbar, Magic Johnson, Shaquille O¡¯Neal, Kobe Bryant¡
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