En Augusta se juega mucho m¨¢s que un grande
La lucha tit¨¢nica entre Scheffler, McIlroy y Rahm se une al duelo entre las estrellas del circuito americano y de la Liga saud¨ª por conquistar la famosa chaqueta verde del Masters
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
En la cena de los campeones, Scottie Scheffler, que es de Nueva Jersey pero se form¨® en la Universidad de Texas, y que ejerce de feliz campe¨®n vigente del Masters de Augusta, sirve el men¨²: hamburguesa con queso, ma¨ªz y jalape?o, gambas empanadas con salsa agridulce, sopa de tortilla, filete de lomo o corvina, y galletas de chocolate y helado. Como es tradici¨®n sagrada, el club de la chaqueta verde se ha vuelto a reunir. As¨ª sucede cada noche del martes previo al torneo desde que Ben Hogan instaurara esta costumbre con una invitaci¨®n por carta el 31 de marzo de 1952.
Todos aquellos que han conquistado la prenda m¨¢s famosa del deporte tienen una silla reservada, adem¨¢s del derecho a jugar eternamente el primer grande de la temporada. Es el momento de rendir homenaje a un nuevo miembro, de que los m¨¢s viejos de la sala recuerden batallitas, de comer, beber y re¨ªr. Suele ser una velada agradable¡ aunque esta vez hab¨ªa algo diferente.
The tradition of the Champions Dinner started with a simple invitation. #themasters pic.twitter.com/A5kwhNeQ3p
— The Masters (@TheMasters) April 4, 2023
Entre los 33 reunidos alrededor de una mesa rectangular, seis comensales han sido acusados de traici¨®n. Su delito, fichar por la Liga saud¨ª pese a la oposici¨®n del circuito americano. Los rebeldes tienen nombre y apellido: Sergio Garc¨ªa, Phil Mickelson, Dustin Johnson, Patrick Reed, Charl Schwartzel y Bubba Watson. En los ¨²ltimos meses, los cuchillos han volado en medio de un conflicto que ha dividido al golf ¡ªFred Couples llam¨® ¡°payaso¡± a Sergio Garc¨ªa y el castellonense y Rory McIlroy intercambiaron mensajes de m¨®vil subidos de tono¡ª. Ahora los dos bandos est¨¢n cara a cara. Aunque Augusta es terreno neutral y hay bandera blanca. ¡°No hubo ojos morados ni costillas rotas¡±, comenta Olazabal, que se sent¨® al lado de Garc¨ªa. Lo m¨¢s picante, cuenta el vasco, fue la sopa de tortilla, ¡°bien potente¡±, y los corazones se aceleraron solo por la emoci¨®n de arropar a Sandy Lyle en su ¨²ltimo Masters y a Larry Mize, nacido en Augusta, cuando las l¨¢grimas le impidieron leer unas palabras.
La cena fue solo una cena, pero refleja el abismo que se ha abierto en el golf con la llegada de los petrod¨®lares y el nacimiento de un nuevo circuito. Es el otro Masters que se juega a partir de este jueves, el duelo entre las estrellas del PGA Tour y de LIV Golf por ver qui¨¦n de los dos r¨ªe el domingo. El tour americano parte con m¨¢s cartas: entre los 88 golfistas, solo 18 se alistan en la Liga saud¨ª. Cameron Smith, Brooks Koepka (ganador la semana pasada en Orlando), Dustin Johnson, Sergio Garc¨ªa, Patrick Reed y el resto de sus colegas buscar¨¢n convertirse en el primer hombre LIV en celebrar un grande desde su cambio de camiseta. En Augusta muchos de ellos lucen en su ropa los logos de sus equipos en el nuevo campeonato. No pasea por la pradera Greg Norman, el consejero delegado de la Liga saud¨ª, a quien Augusta le ha dicho que mejor se quedara en su casa.
¡°Los chicos LIV necesitamos estar ah¨ª arriba. Se habla mucho de que no jugamos al golf de verdad, que no hay competitividad. Eso es basura. Es verdad que los fields [los participantes] no son tan fuertes, pero competimos duro¡±, explica el australiano Cameron Smith, n¨²mero seis del mundo y ganador del 150? Open Brit¨¢nico, en Saint Andrews, el ¨²nico de la tropa saud¨ª a quien el Masters mostr¨® en una rueda de prensa oficial. Solo otros tres jugadores de LIV figuran entre los 50 mejores del mundo, un listado para el que las nuevas citas no punt¨²an: Niemann (25?), Ancer (31?) y Pieters (44?); Mickelson es el peor clasificado, 425?.
Augusta no ha emparejado a ninguno de los 15 mejores del r¨¢nking con un golfista de LIV. Comen por separado. Y las suspicacias son tales que hasta las televisiones han asegurado que no habr¨¢ discriminaci¨®n en cuanto a los minutos en pantalla para los rebeldes. Eso s¨ª, en otros torneos el PGA borr¨® a los fugados del palmar¨¦s oficial de campeones. Todo mientras sigue la guerra judicial: el circuito europeo ha ganado el pleito por sancionar a los livers con 100.000 libras y debe resolverse la denuncia al PGA por violar la ley antimonopolio.

Con ese mar de fondo, y con previsi¨®n de lluvia y viento sobre todo el s¨¢bado, tres gigantes afilan los palos. Scottie Scheffler, n¨²mero uno mundial, defiende chaqueta en busca de ser el cuarto en la historia en ganar dos Masters seguidos, tras Jack Nicklaus (1965, 66), Nick Faldo (1989, 90) y Tiger Woods (2001, 02). Rory McIlroy anhela el ¨²nico major que le falta, la llave para entrar en el club de los conquistadores de los cuatro picos del Grand Slam. All¨ª le esperan Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Nicklaus y Tiger. Y Jon Rahm sue?a con el d¨¦cimo grande para el golf espa?ol, el sexto Masters, la l¨ªnea sucesoria de Seve, Olazabal y Sergio Garc¨ªa. En Augusta se juega mucho m¨¢s que un grande.
Luz verde al cambio de las bolas
Chema Olazabal entra cada año más despacio en el Augusta National Golf Club. El doble vencedor de la chaqueta verde, 1994 y 1999, quiere saborear cada paso, cada segundo, consciente de que a los 57 años no le quedan muchas ocasiones en las que disfrutar del campo como jugador. “No sé cuántas veces más voy a seguir compitiendo. Antes tengo algún objetivo personal que quiero cumplir”, afirma Olazabal, a quien la llanura de Augusta ya se le hace muy cuesta arriba.
El campeón de Hondarribia pertenece a otra estirpe de golfistas, creadores antes que pegadores, muy lejos de los cañoneros de hoy en día. Una generación que ha obligado a Augusta a ampliar 30 yardas (unos 27 metros) el par cinco del hoyo 13, para evitar que se alcance el green con tanta facilidad con el segundo golpe. Y de ahí también la propuesta de los dos órganos rectores del golf mundial, la USGA y el Royal and Ancient, de modificar a partir de 2026 las bolas para que vuelen un 10% menos y aterricen mucho antes que ahora.
“Augusta sigue siendo un campo extraordinario, a pesar de lo que fuerte que hoy le pegan a la bola y de la evolución de los materiales, Pero algo tienen que hacer. Si no, habrá que jugar campos de 8.000 yardas, y eso no es sostenible”, avisa Olazabal, que se muestra a favor de buscar alguna medida que frene a golfistas que mandan la bola con el driver a más de 400 metros de distancia y a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora. “Deberemos pensar en tener dos reglas diferentes, una para la alta competición y otra para los aficionados”, asume el vasco.
El debate de la distancia llega también a Fred Ridley, el presidente de Augusta, quien en el balance previo al Masters parece dar luz verde a los cambios que sugieren las principales instituciones. “Nuestra posición siempre ha sido que apoyamos a los órganos de gobierno. Creo que, en un sentido general, respaldamos la propuesta, pero como está en pleno periodo de debate, podría cambiar”, afirma Riley. “Vamos a ver el producto final y tomaremos una decisión. Creemos que la distancia debe ser dirigida”, añade.
Horarios de salida del jueves. 15.12 (hora peninsular espa?ola): Sergio Garc¨ªa con Kazuke Higa y Keith Mitchell. 16.18: Tiger Woods con Viktor Hovland y Xander Schauffele. 16.42: Jon Rahm con Justin Thomas y Cameron Young. 17.06: Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal con Cameron Champ. 19.36: Scottie Scheffler con Max Homa y Sam Bennett. 19.48: Rory McIlroy con Tom Kim y Sam Burns.
TV: Movistar Golf y Movistar Golf 2. Jueves y viernes, de 15.30 a 01.30. S¨¢bado, de 18.00 a 01.00. Domingo, de 18.00 a 0.30.
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