Vingegaard, amo y se?or de la Itzulia

Vingegaard anunci¨® el caos, pero el caos era ¨¦l, que afila los cuchillos para el duelo apasionante del Tour con Tadej Pogacar. El caos y el orden a la vez, el poder absoluto en la Itzulia. Tres triunfos de etapa, la victoria final, y una sensaci¨®n de dominio total. ¡°Que si me siento superior a los dem¨¢s?¡±, se preguntaba el vencedor este s¨¢bado. ¡°Para un deportista es muy dif¨ªcil decir eso. He sido mejor esta vez¡±.

Si Pogacar estaba tranquilo despu¨¦s de su espectacular inicio de temporada, que abandone toda esperanza de pasearse por el Tour, porque all¨ª estar¨¢ el ¨²ltimo ganador para ponerle las cosas dif¨ªciles, o m¨¢s. En el Pa¨ªs Vasco, el dan¨¦s no tuvo rivales que le cuestionaran la victoria. No al menos en la ¨²ltima etapa, cuando se preparaban todos los favoritos para plantar cara.

Pero aunque Arrate no estaba, en realidad s¨ª estaba. No se lleg¨® al Santuario, donde cada a?o doblan las campanas en honor al campe¨®n, pero se ascend¨ªa por la misma carretera, primero por Krabelin, la puerta de atr¨¢s, anta?o un camino de cemento, hoga?o asfaltado. Ah¨ª se contuvo Vingegaard, que llevaba dos compa?eros por delante; despu¨¦s por la ruta tradicional, hacia Ixua, y all¨ª apareci¨® el dan¨¦s desatado, el mejor en las cuestas, con una ambici¨®n sin l¨ªmites. Quedaban 29 kil¨®metros a la meta y sab¨ªa que los tendr¨ªa que recorrer en solitario, como Pogacar en Flandes, pero los nuevos campeones parecen no tener medida, aunque s¨ª la tienen, conocen sus fuerzas, se dosifican, aunque incluso en su contenci¨®n son superiores. Ni siquiera mir¨® hacia atr¨¢s con su aceleraci¨®n, sab¨ªa que nadie podr¨ªa seguir su ritmo. Se ahog¨® Enric Mas sold¨¢ndose a su tubular durante algunos metros, hasta que vio que era imposible; tambi¨¦n Izagirre quiso, pero no pudo. Landa prefiri¨® seguir a su ritmo para no gripar su motor. El alav¨¦s conserv¨® al final su segunda plaza en la General, escu¨¢lido premio ante el dominio absoluto de Vingegaard. La tercera posici¨®n se la arrebat¨® Ion Izagirre al franc¨¦s Gaudu por las bonificaciones. El top cinco lo complet¨® Enric Mas.

Vingegaard super¨® a los restos de la batalla previa; lo que quedaba de la fuga que se mantuvo durante muchos kil¨®metros y en la que el Jumbo hab¨ªa metido a Atila Valter y Steven Kruijswijk, dos avanzadillas que hicieron trabajar al Bahrein para mantener las diferencias en niveles aceptables. Esteban Chaves vio pasar al l¨ªder como una centella, y despu¨¦s le perdi¨® entre las curvas, en el cruce a la derecha hacia Ixua, sumergido en el bosque de aficionados.

El caos lo creo el dan¨¦s, ¡°pero estaba planificado. Quer¨ªamos tensar la carrera para no quedarme aislado¡±, y sali¨® bien. ¡°Me qued¨¦ solo, pens¨¦ que eran muchos kil¨®metros, pero vi que cog¨ªa tiempo y tir¨¦ hacia delante¡±. Y se regodeaba en el sufrimiento, tal vez porque ve¨ªa que los dem¨¢s sufr¨ªan m¨¢s. ¡°S¨ª, es verdad, me divert¨ª bastante¡±, apuntaba sin rubor.

Goz¨® en la subida, en el descenso, despu¨¦s, en el ¨²ltimo puerto de la Itzulia, el de San Miguel, mientras sus perseguidores se daban le?azos para meterse en el podio, porque no hab¨ªa manera de resta?ar la diferencia de un ciclista que se va del Pa¨ªs Vasco con tres triunfos parciales y la victoria final, a esperar que llegue el Tour, con el foco puesto en el duelo con Pogacar: ¡°Es normal que se hable de nosotros, pero hay otros¡±, aunque, ¡°ganar el Tour es un sue?o para cualquier ciclista, el m¨¢ximo¡±, dice modesto. La clase va por dentro. Saltar¨¢n chispas desde la salida de Bilbao.

Clasificaci¨®n de la etapa

Clasificaci¨®n general

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