La revancha de Guardiola: ¡°Jugamos con el dolor de la eliminaci¨®n del a?o pasado¡±
El t¨¦cnico del City, que usa los mismos 11 jugadores durante casi todo el cruce, admite el peso del recuerdo de la remontada sufrida en el Bernab¨¦u
A falta de bares en una ciudad plagada de pubs, los grafitis rompen el entorno aburrido del Etihad. Unas horas antes del partido, a 100 metros del estadio del City, dos j¨®venes terminaban de perfilar los rostros de Jack Grealish y Ederson Moraes. Muy cerca de all¨ª, la cara de Pep Guardiola ya estaba hecha hace d¨ªas. ¡°La perfecci¨®n es parte de mi trabajo¡±, se le¨ªa sobreimpresionado en el mural.
Un buen anticipo para explicar el tornado que desat¨® su equipo ante un Madrid p¨¢lido como el color de su camiseta. La noche tuvo mucho de obra personal de Guardiola. Espant¨® al fantasma con los mismos 11 jugadores durante 169 minutos (el primer cambio en la eliminatoria ¡ªMahrez por G¨¹ndogan¡ª no se produjo hasta el 3-0), y ni siquiera necesit¨® los goles del paquidermo Erling Haaland. Hasta 52 lleva, de momento, el delantero en todo el curso, pero ninguno de los cinco de los citizen en las semifinales de la Liga de Campeones. Los vericuetos del f¨²tbol son as¨ª. Hasta este mi¨¦rcoles, solo hab¨ªa un conjunto al que el noruego no le hab¨ªa castigado habi¨¦ndose enfrentado dos o m¨¢s veces: el City, precisamente, mientras ¨¦l estaba en el Dortmund. Ante el Madrid, en la Castellana lo sec¨® R¨¹diger y en el Etihah solo hubo una explicaci¨®n, Courtois, el ¨²nico madridista que no se present¨® con una copia de s¨ª mismo.
Con el alivio de la goleada, Guardiola confes¨® que su equipo se las hab¨ªa visto con el Madrid y, sobre todo, con el pasado tortuoso que representaba el Madrid. ¡°Hemos jugado con el dolor de la eliminaci¨®n del a?o pasado. Fue duro¡±, admiti¨® nada m¨¢s sentarse ante la prensa. ¡°Estos d¨ªas, he tenido la sensaci¨®n de que ese dolor estaba muy presente. Recuerdo que Kroos dijo que aqu¨ª [en M¨¢nchester, el curso anterior] pod¨ªan haber perdido 10-1. Bueno, pues el f¨²tbol nos ha dado una revancha. Se nos critic¨® que la temporada pasada no tuvimos car¨¢cter [en la remontada sufrida en el Bernab¨¦u], pero no, ca¨ªmos porque esto es f¨²tbol¡±, explic¨® con mucho detenimiento el t¨¦cnico, que no ocult¨® el desahogo.
Cuando super¨® en cuartos al Bayern y vio que su futuro pasaba de nuevo por el Madrid, lo consider¨® una oportunidad del destino. Ese dolor les empuj¨® y tambi¨¦n, seg¨²n explic¨®, haber salido indemnes de un momento complicado en la ida. ¡°El partido estaba peligros¨ªsimo en el Bernab¨¦u con el 1-0. En la segunda parte, los primeros 15 minutos eran suyos y, si marcan el segundo, no s¨¦ c¨®mo hubi¨¦ramos reaccionado¡±, coment¨®.
Ventilado el Madrid, ahora solo se encuentra a tres victorias en Premier, FA Cup y Champions del triplete. ¡°Yo soy cul¨¦, lo sab¨¦is todos¡±, continu¨® el preparador cuando termin¨® el turno de preguntas de los periodistas ingleses y empez¨® a responder a los espa?oles en un ambiente de viejos conocidos. ¡°Antes de ganar la Copa de Europa, el Bar?a perdi¨® tres o cuatro finales. ?Por qu¨¦ en el City la vamos a conseguir cada a?o? La lecci¨®n del a?o pasado la aprendimos. Lo importante es estar cada temporada luchando por las competiciones. Es lo que define a un equipo grande y recientemente lo hemos hecho¡±, desarroll¨®.
Enlutado hasta el cuello, le sobraron las dos horas de choque para cumplir con la norma de los 10.000 pasos diarios. El hombre era una centrifugadora constante de movimientos y gestos frente a un Ancelotti que empez¨® la noche con pose relajada y la pierna estirada, y antes del descanso ya se estaba rascando la cabeza. A cada acci¨®n del City le segu¨ªa un aspaviento del t¨¦cnico catal¨¢n, que celebr¨® el 1-0 como un poseso y con el 2-0, a la hora de juego, se arrodill¨® por una acci¨®n en apariencia intrascendente. La teatralidad solo encontr¨® una tregua cuando, tras la pausa, Kevin de Bruyne se revolvi¨® y le grit¨® a la vista de todos. Guardiola, solo entonces, se tom¨® un receso.
Su segunda final de la Champions con el City (cuarta en total; a una de Ancelotti) la atrap¨® con su matasellos cl¨¢sico, sin ali?os noruegos. En la temporada de Haaland, el City sacudi¨® al Madrid con Rodri al volante ¡ª¡±imperial, sin ¨¦l no hubi¨¦ramos hecho esto¡±, valor¨® el entrenador¡ª y Bernardo Silva goleando. Cuando los dos conjuntos comparecieron bajo la pitada al himno de la Champions, el f¨ªsico del portugu¨¦s contrastaba por su menudez (1,73) frente a tipos fibrosos, altos y musculosos. Todo lo contrario que su f¨²tbol. ¡°No estaba muy contento con mi partido de ida y ten¨ªa que compensarlo. Creo que lo hice¡±, se?al¨® el luso.
La noche la inaugur¨® Haaland amenazando por arriba. La carga citizen era constante y hasta Walker le ganaba en carrera a Vinicius, pero la soluci¨®n local al trauma no vino con las nuevas variantes n¨®rdicas, sino con las viejas esencias de Guardiola. Al toque, atrayendo y filtrando. El perfume de Bernardo Silva ya se hab¨ªa expandido por la banda izquierda de Camavinga, otra vez hostigado en Europa.
Por ah¨ª, dos genios se aliaron para empezar a torturar al Madrid, Kevin de Bruyne y Silva. El primero le meti¨® un pase maravilloso ante la defensa fl¨¢cida de Kroos y Modric, y el portugu¨¦s apuntill¨® al palo corto. Para el segundo no necesit¨® tanta sutileza. En plena tromba, atrap¨® un rechace y cabece¨® en la m¨¢s absoluta de las soledades. Un tanto m¨¢s prosaico que termin¨® de subrayar su car¨¢cter cl¨ªnico cuando las lentejas est¨¢n sobra la mesa: 10 de sus 14 goles en la Champions los ha metido en eliminatorias.
Y ahora, el Inter en Estambul, cita para la que Guardiola reserv¨® su habitual cautela. ¡°Una final contra un equipo italiano que no es favorito es lo peor que te puede ocurrir¡±, sentenci¨®.
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