El Barcelona se da un ¨²ltimo paseo por el Camp Nou antes de las reformas

¡°?Qui¨¦n les habr¨ªa dicho que no?¡±

Hubo un tiempo en que por el Camp Nou andaba un sereno que con la ayuda de un perro cuidaba del estadio y al que se acercaban los personajes m¨¢s diversos de la noche barcelonesa, como por ejemplo un matrimonio de reci¨¦n casados que pidi¨® festejar la boda en el ¨¢rea del Gol Sur. La c¨®pula se celebr¨® en la intimidad a cambio de una buena propina para que el vigilante franqueara la barrera, hiciera la vista gorda y no contara la historia hasta pasados unos a?os cuando alg¨²n periodista se hiciera el encontradizo y le preguntara por las an¨¦cdotas vividas en el Camp Nou.

¡°Una vez una pareja me pidi¨® que les dejara entrar y no me pude negar porque los dos todav¨ªa iban con el traje puesto y parec¨ªan reci¨¦n salidos del banquete despu¨¦s de pasar por el altar¡±, contaba aquel hombre que custodiaba el estadio cuando no hab¨ªa m¨®viles, se impon¨ªa la tradici¨®n oral y las cosas se contaban ¨Csin saber si ser¨ªan verdad o mentira¨C para satisfacci¨®n de un aprendiz del oficio que a principio de los ochenta so?aba con hacer carrera a partir de la vida del Camp Nou. Aquella familiaridad todav¨ªa perdura de alguna manera en las entra?as del campo del Bar?a.

Al barcelonismo le costar¨¢ mucho llegar hasta Montju?c por distante, porque es un estadio ol¨ªmpico m¨¢s que de f¨²tbol, por inc¨®modo y fr¨ªo y sobre todo por la pereza que da tener que abandonar temporalmente el Camp Nou y no el Nou Camp. No es un detalle menor para la comunidad cul¨¦ que presume precisamente de que su catedral, inaugurada el 24 de septiembre de 1957, festividad de la Merc¨¨, no haya sido bautizada ni personificada ¨Caunque s¨ª comercializada con el nombre de Spotify¨C despu¨¦s de prohibirse que llevara el nombre del fundador Gamper.

Mejor Camp Nou, al igual que antes Les Corts o ahora el Palau Blaugrana, como punto de encuentro de la familia azulgrana en consonancia con el esp¨ªritu del Cant del Bar?a y el grito de ¡°Bar?a, Bar?a, Bar?a¡±. La musicalidad y la grandilocuencia se imponen a la intimidaci¨®n y a la fuerza en un estadio de una visibilidad ¨²nica para el espectador y que no se acaba para el futbolista cuando se pone a mirar a la grada desde el c¨¦sped antes del sorteo de campo en el que el capit¨¢n azulgrana pedir¨¢, siempre que gane, atacar en la segunda parte hacia el Gol Nord.

El suplente Sergi Roberto marc¨® el sexto gol contra el PSG en la porter¨ªa de la Diagonal, que es la opuesta a la de Travessera de Les Corts, donde ya se derrib¨® la tercera grader¨ªa del Camp Nou. La levitaci¨®n de Messi en aquel fondo qued¨® inmortalizada por la c¨¢mara de Santiago Garc¨¦s en 2017. Las remontadas europeas son especialmente recordadas desde aquel 3-0 que Zuvir¨ªa le marc¨® al Anderlecht (1979) o el triplete de Pichi Alonso al Goteborg (1986). Igual de inesperado fue 2-1 del Manchester United contra el Bayern de M¨²nich en la final de la Champions de 1999.

El estadio ha sido escenario tambi¨¦n de la inauguraci¨®n del Mundial 1982 o de la final ol¨ªmpica ganada por Espa?a en 1992. Las mejores figuras del f¨²tbol han acudido al campo del Bar?a con sus equipos o selecciones como es el caso de Pel¨¦. Ya es sabido que Di St¨¦fano visti¨® la camiseta azulgrana antes de fichar por el Madrid y que Maradona, Cruyff y Messi han protagonizado partidos ¨²nicos en el Camp Nou. Nadie olvid¨® el escorzo del Flaco ante Reina en 1973, ni el cabezazo de Evaristo en 1960 que elimin¨® por vez primera al Madrid de la Copa de Europa.

Asombrosos eran los gestos t¨¦cnicos de Kubala cuando se jugaba a c¨¢mara lenta y diab¨®licos resultaban los cambios de ritmo del as volador Cruyff desde que el f¨²tbol cogi¨® velocidad con la Naranja Mec¨¢nica. Nadie aceleraba y frenaba como Maradona ¨Cabatido en la Merc¨¨ de 1983¨C, ni recorta como Messi desde aquella jugada maradoniana contra el Getafe. Hay una generaci¨®n hipnotizada por Ronaldinho y tambi¨¦n se cuentan los que reivindican los goles y la chilena de Rivaldo, las colas de vaca de Romario, el golpeo de Koeman, la bola de fuego que era Ronaldo o la fiereza de Stoichkov. Muchos delanteros revolucionarios triunfaron en el Camp Nou.

Los goles se recuerdan siempre, igual que los errores o las l¨¢grimas de los porteros acostumbraban a estar m¨¢s presentes que sus paradas ¨CVitor Ba¨ªa se puso a llorar en aquel 5-4 de Copa contra el Atl¨¦tico¨C , por m¨¢s que se tengan muy presentes a V¨ªctor Vald¨¦s, Urruti o Zubizarreta. El Camp Nou ha sido un estadio muy exquisito, capaz de aplaudir la intenci¨®n antes que la ejecuci¨®n de los pases de Lo Pelat y excesivamente pasional cuando se ha sentido traicionado por Figo. Queda como recuerdo una cabeza de cerdo que todav¨ªa ruboriza a mucha gente del Bar?a.

Tambi¨¦n se arm¨® la de Dios es Cristo cuando Guruceta sancion¨® como penalti una falta fuera del ¨¢rea de Rife a Vel¨¢zquez en 1970. La afici¨®n recel¨® hist¨®ricamente de los ¨¢rbitros y de la administraci¨®n deportiva hasta el extremo de que en el a?o 2000 no se jug¨® un partido de Copa contra el Atl¨¦tico porque el equipo azulgrana compareci¨® con solo 10 jugadores como protesta por la decisi¨®n de la Federaci¨®n de no suspender la cita a pesar de coincidir con partidos de las selecciones en fecha FIFA. Incluso se disput¨® un partido a puerta cerrada por decisi¨®n del propio Bar?a.

Ocurri¨® en pleno Proc¨¦s, el 1 de octubre de 2017, fecha del refer¨¦ndum anticonstitucional catal¨¢n, cuando el Bar?a se enfrent¨® a Las Palmas en un encuentro de Liga. Aunque el acuerdo de la directiva acord¨® su suspensi¨®n, al final se celebr¨® sin p¨²blico despu¨¦s de que el presidente Bartomeu se reuniera con los jugadores en el vestuario del Camp Nou. Hab¨ªa temor por una parte a una invasi¨®n del terreno de juego y por otra a las sanciones de la Liga. El presidente azulgrana tir¨® por el camino de en medio y el equipo de Valverde gan¨® por 3-0.

La condici¨®n de ¡°m¨¦s que un club¡±, y su v¨ªnculo con las instituciones catalanas, siempre pes¨® en el Camp Nou. Los actos del 75 aniversario evidenciaron que el Bar?a era una entidad comprometida con la recuperaci¨®n de la democracia del pa¨ªs y con la defensa de la catalanidad (1974). La carga simb¨®lica y la incorporaci¨®n de la poblaci¨®n inmigrada fueron capitales para entender la dimensi¨®n del Barcelona. El Camp Nou se estremec¨ªa en un Bar?a-Madrid y tambi¨¦n sab¨ªa guardar silencio en actos solemnes como fue la misa de Juan Pablo II en 1982.

Las ¨²ltimas emociones se han vivido con los ¨¦xitos del equipo femenino, que reuni¨® la cifra r¨¦cord de 91.648 espectadores en su encuentro de marzo del a?o pasado contra el Wolfsburgo, 95 m¨¢s que en el anteriormente disputado contra el Real Madrid ¨Cla m¨¢xima asistencia se registr¨® en 1986 con 120.000 aficionados en un encuentro de la Copa de Europa contra la Juventus. Las alegr¨ªas han sido muchas ¨Cpocas comparables a los 5-0 contra el Madrid, a las ligas del Dream Team y a los partidos del equipo de Guardiola¨C frente a las decepciones: inolvidable result¨® tambi¨¦n la eliminaci¨®n europea frente al Leeds en 1975.

Mucho m¨¢s doloroso fue socialmente el minuto de silencio que los Boixos Nois impusieron en 1997 en un partido contra el Atl¨¦tico por la muerte de uno sus miembros ante Atl¨¦tico y sorprendente result¨® la invasi¨®n de la hinchada del Eintracht en la cita de la Liga Europa en abril de 2022 cuando m¨¢s de 30.000 alemanes tomaron el Camp Nou ante la impotencia de unos cuantos miles de seguidores del Bar?a. La pol¨ªtica de abonos y de venta de entradas precisa de ajustes como se ha visto tambi¨¦n con los precios previstos para la pr¨®xima temporada en Montju?c.

El Bar?a aspira a regresar al nuevo Camp Nou en noviembre de 2024. Al viejo estadio le duelen las paredes y las taquillas ya no responden a las necesidades comerciales que precisa un club como el Barcelona. Hoy se necesitan m¨¢s asientos para espectadores de pago y muchos palcos iluminados para que los adinerados puedan celebrar ostentosos banquetes que nada tienen que ver con aquellas bodas que se culminaban de forma furtiva en el Gol Sur despu¨¦s de sobornar al sereno a sueldo del Bar?a. Un lujoso plat¨® de televisi¨®n ha sustituido aquella emocionante oscuridad del Camp Nou.

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