Mikhail Fomin: ¡°El alpinismo en s¨ª mismo no sirve para nada¡±
Uno de los tres alpinistas ucranios que en 2021 escalaron la peligrosa arista sudeste del Annapurna III dice que lo que tiene valor es ver c¨®mo cambias cuando te enfrentas a retos tan salvajes
En 1985, Voytek Kurtyka y Robert Schauer, polaco y austriaco respectivamente, escalaron la cara oeste del Gasherbrum IV (7.932 m), un hito que entonces se consider¨® un ¡°asesinato¡± del alpinismo, ya que nunca se hab¨ªa realizado algo tan comprometido a gran altitud y tan t¨¦cnico. Se pens¨® que nadie podr¨ªa superar semejante nivel de exposici¨®n. Pero en 2021, los ucranios Mikhail Fomin, Nikita Balabanov y Viacheslav Polezhaiko resucitaron a su manera la idea del alpinismo¡. para rematarla definitivamente. ?Podr¨¢ alguien, alguna vez, repetir lo que hizo el tr¨ªo de Ucrania e ir m¨¢s all¨¢? Todo empez¨® en una fiesta de cumplea?os en la que los tres amigos, tras despedir a familiares y otras compa?¨ªas se regalaron unos minutos para estar a solas y planear una expedici¨®n.
El ritual se perpetu¨® unos a?os hasta que un d¨ªa salt¨® sobre la mesa el Annapurna III, la l¨ªnea deseada por los alpinistas m¨¢s aut¨¦nticos, un imposible. En noviembre de 2023 se cumplir¨¢n dos a?os desde que lograron conquistar la arista sudeste del Annapurna III (7.555 m) y en todo este tiempo, no han vuelto apenas a pisar monta?a alguna. La invasi¨®n rusa de su pa¨ªs ha cambiado sus vidas, que esperan recuperar un d¨ªa¡ Los tres trabajan ahora para obtener suministros de todo tipo con los que abastecer al ej¨¦rcito de su pa¨ªs. Poco antes de que estallase el conflicto, Mikhail Misha Fomin pudo terminar a la carrera el libro que recoge su odisea, titulado Paciencia (Ed. Desnivel) y sobre el que acepta una entrevista por email, censurando solo una pregunta sobre su lugar de residencia, que por razones obvias prefiere no revelar.
Misha lleva el alpinismo en el bolsillo Napole¨®n de su forro polar, una foto de su padre pegada al coraz¨®n. Con esa instant¨¢nea del hombre que le ense?¨® a escalar y con el que se at¨® en la monta?a, antes de que este falleciese en un accidente de escalada en Crimea, ha conquistado dos veces el Piolet de Oro, el m¨¢ximo galard¨®n que concede la disciplina. Ahora es un padre de familia que dona la mitad de su sueldo al ej¨¦rcito y se pasa horas al tel¨¦fono tratando de comprar ¡°drones, furgonetas pick up, cascos, chalecos antibalas y dem¨¢s equipamiento para el ej¨¦rcito que no necesita licencias especiales y que puedes comprar a t¨ªtulo personal¡±.
Campa?as de recogida de fondos
Cuenta tambi¨¦n que ha organizado campa?as de recogida de fondos. ¡°A trav¨¦s de mis redes sociales. As¨ª que soy donante y voluntario. Al igual que muchas otras familias de Ucrania, tuve que dejar mi hogar no porque lo desease, sino porque nuestros vecinos est¨²pidos decidieron un d¨ªa que sab¨ªan mejor que nosotros c¨®mo vivir nuestras vidas¡±, se lamenta.
La ¨²ltima vez que Misha se sinti¨® salvajemente libre estuvo, en realidad, atrapado en una monta?a de la que no pod¨ªa bajarse y de la que solo escapar¨ªan con enormes dosis de ingenio, sufrimiento y paciencia. El tr¨ªo invirti¨® 15 d¨ªas en la complicada arista, casi siempre sin poder siquiera tumbarse por la noche, y tres d¨ªas m¨¢s para descender. Para cuando llegaron de nuevo a la seguridad de la horizontal, llevaban casi una semana comiendo poco m¨¢s que una barrita diaria y algo parecido a un t¨¦, los sacos de dormir empapados¡ cuando se pesaron en Katmand¨² (Nepal) hab¨ªan perdido en conjunto tanto peso como el equivalente al de un cuarto escalador.
¡°Para nosotros tres, ser capaces de ser pacientes era la condici¨®n indispensable para superar las dificultades y envergadura de la ruta. Solo as¨ª conseguir¨ªamos mantener la motivaci¨®n, las ganas, no abandonar y soportar una tortura f¨ªsica, pasar mucha hambre, enfrentar la incertidumbre, el fr¨ªo... Por razones extra?as, todos los que lo intentaron antes lo hicieron en primavera, cuando el tiempo es m¨¢s inestable, mientras que nosotros fuimos en oto?o, fallamos, regresamos y con el conocimiento adquirido logramos lo que parec¨ªa imposible¡±, explica Misha.
Ning¨²n alpinista parece obsesionado por merecer un premio como el Piolet de Oro: no es como ganar un Tour o un Mundial de f¨²tbol y si lo que mueve al escalador es esa motivaci¨®n extr¨ªnseca, lo m¨¢s habitual es que se mate yendo a buscar el galard¨®n. ?Qu¨¦ persegu¨ªan entonces los tres alpinistas ucranios? ¡°Creo que uno desea regresar siendo una mejor versi¨®n de s¨ª mismo en la vida corriente, mejor padre, hijo, amigo, marido, trabajador¡ Durante un par de meses, a mi regreso, logr¨¦ apreciar el m¨¢s m¨ªnimo detalle hasta que la rutina lo cubri¨® todo y lleg¨® la normalidad. No puedo decir que el Annapurna III cambiase mi vida, aunque s¨ª logr¨® alterarla. Tambi¨¦n es cierto que aprendimos lo mucho que el ser humano es capaz de redefinir los l¨ªmites de su mente, de su organismo, los l¨ªmites de lo posible. La mente es nuestra mejor baza y al mismo tiempo nuestro freno y nos toca descubrir c¨®mo queremos usarla¡±, subraya Misha Fomin.
En su libro, el autor no menciona t¨¦rminos recurrentes en el mundo del alpinismo como el miedo, porque asegura no haberlo sentido en el sentido habitual del t¨¦rmino aplicado a la escalada: ¡°Entiendes la exposici¨®n inmensa a la que te enfrentas y las consecuencias que tendr¨¢ cualquier error que cometas. As¨ª que te concentras en no cometer fallos tontos por culpa de la fatiga, fallos que ser¨¢n fatales. Y sabes que son dichos errores est¨²pidos los que explican muchas tragedias en la monta?a¡±.
En funci¨®n de sus habilidades y de su estado emocional y f¨ªsico, los tres se relevaban en cabeza de cuerda, asumiendo los riesgos. Fomin insiste mucho en su obra en la importancia de la sincera amistad que les une aunque no considera que sea una cuesti¨®n crucial a la hora de superar grande retos en el Himalaya.
¡°El alpinismo cambia muy r¨¢pido. Puede que un d¨ªa lleguen dos que no son amigos y repitan la v¨ªa, o que la repita uno en solitario y en dos d¨ªas¡ Y la historia de nuestra actividad abunda en casos de cordadas de ¨¦xito compuestas por tipos que no eran ni fueron amigos: Voytek Kurtyka y Jerzy Kukuczka, Messner y Kammerlander, Sandy Allan y Rick Allen y muchos m¨¢s¡±, recuerda.
Sorprende enormemente la capacidad de Mikhail Fomin para contextualizar su pasi¨®n, como si fuese una necesidad que ha de cubrir pese a la raz¨®n, casi pese a s¨ª mismo: ¡°El alpinismo en s¨ª mismo no sirve para nada. Lo que s¨ª tiene valor es ver c¨®mo cambias cuando te enfrentas a retos de este tipo. En este sentido no es diferente al resto de actividades del ser humano. En realidad, me siento celoso de aquellas personas capaces de explorar actividades que no solo les hacen cambiar, sino que resultan ¨²tiles para el resto, como ense?ar a ni?os en la escuela, cuidar enfermos, construir naves espaciales o crear negocios que mejoren nuestras vidas. El alpinismo, en cambio, es al 100% un gesto ego¨ªsta, una p¨¦rdida de tiempo, ?pero qu¨¦ podemos hacer los que lo necesitamos como forma de expresi¨®n?¡±, se lamenta.
A veces, Misha se sorprende mirando por la ventana, so?ando con cimas, recordando ciertos momentos en el Annapurna III. A¨²n tiene hambre de retos: ¡°Llegar¨¢n cuando acabe la guerra y ganemos, por supuesto. Pero primero ha de caer Rusia¡±, sentencia. Y, despu¨¦s, se refiere a los amigos rusos con los que ha escalado desde que era casi adolescente. ¡°Aquellos que denuncian o combaten la guerra siguen siendo mis amigos. Los que no lo hacen han dejado de existir para m¨ª¡±.
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