Vac¨ªo
Lo curioso en torno a Pogacar, es que a pesar de la derrota, el c¨ªrculo ciclista siguiendo la carrera le espera listo para dar batalla en la ¨²ltima meta monta?osa del Tour
Dice Rigoberto Ur¨¢n, ciclista colombiano del equipo EF Education-Easy Post, que hay que tener mala memoria para ser ciclista. Para olvidar el dolor y extraer la experiencia, a?ado yo. Confiando en esa suerte de amnesia, Tadej Pogacar extraer¨¢ lo mejor de su desfallecimiento camino de Courchevel en la etapa reina del Tour de Francia, sin grietas en su esp¨ªritu. ¡°Estoy muerto, no voy¡±, escuchamos todos a trav¨¦s de la radio interna con su equipo. Su cuerpo vac¨ªo se hizo nuestro porque en el empinado Col de la Loze, Pogacar se hizo humano. A pesar de la desolaci¨®n, de nuevo la narrativa de la derrota y de la lucha del campe¨®n abatido, se mostr¨® m¨¢s inspiradora que la de la victoria y el ¨¦xito. Es lo extraordinario de este deporte.
Si hablamos en t¨¦rminos teatrales, el Tour de Francia ha vivido en un cl¨ªmax desde su inicio, en un escenario dispuesto para valientes, hombres-espect¨¢culo, estrellas en ese foro itinerante de representaciones diarias. Una rivalidad como las que no se recuerdan, rezaba la promoci¨®n en la cartelera, a la vez que catalogaban la obra como ciencia ficci¨®n, por sus dos protagonistas, y drama, mucho drama; apta para todos los p¨²blicos pero no para los corazones sensibles.
Donde daba uno, respond¨ªa el otro, y en paralelo estuvieron llegando a las primeras metas de los Alpes, separados por tan s¨®lo diez segundos en la clasificaci¨®n general. Fuerzas compensadas y emoci¨®n contenida. Alguno fantaseaba ya con un Tour decidido en el sprint final en Par¨ªs, frente a los Campos El¨ªseos, como el perfecto final feliz.
Sin embargo, el destino ten¨ªa otra idea. El reloj de la crono del martes en Combloux marc¨® la hora de la verdad. En esa batalla individual, de lucha contra el tiempo, Jonas Vingegaard aplast¨® una buena prestaci¨®n de Pogacar, logrando una ventaja de 1m38s y reclamando al mundo una pizca de la admiraci¨®n que se le tiene al esloveno. Fue una de las mayores exhibiciones en una contrarreloj que se recuerda. ¡°No est¨¢ mal para ser humano¡±, me dec¨ªa Pello Bilbao tras su gran rendimiento por detr¨¢s de Vingegaard, Pogacar y Wout van Aert. ¡°He sido el primero de los mortales¡±, dec¨ªa el belga, uno de los mejores corredores del mundo reconvertido en gregario para este Tour y que por un momento marc¨® el mejor tiempo virtual en meta.
Y es que todo en este Tour ha sido virtual hasta el dictado de Vingegaard o Pogacar. ¡°Es el ciclismo moderno¡±, b¨¢sicamente del que nadie entiende nada. El guion tradicional del deporte se ha perdido para dar paso a uno en el que nadie sabe bien qu¨¦ va a ocurrir. Bendici¨®n para los aficionados, quebradero de cabeza para los equipos. Los ha habido l¨®gicamente molestos: los Pinot, Alaphilippe, Landa, etc., son corredores con much¨ªsimo nivel que bien podr¨ªan haber conseguido una victoria en este Tour, pero a los que los dos equipos en duelo no han dejado ir. ¡°?Pero por qu¨¦ no nos dejan? Si su pelea es otra¡±, se lamentaban.
En Courchevel, como Pogacar, nos quedamos algo vac¨ªos de emociones. Tuvimos tanto que nos quedamos con muy poco. Lo curioso en torno a Pogacar, es que a pesar de la derrota, el c¨ªrculo ciclista siguiendo la carrera le espera listo para dar batalla en la ¨²ltima meta monta?osa del Tour; ciegos de esperanza alentados por ese relato sobre la redenci¨®n que muy pocos son capaces de escribir. Y no dejo de darle vueltas a los motivos que nos hacen seguir creyendo en ¨¦l. Quiz¨¢s porque Pogacar nos hace creer sin l¨ªmites, nos protege frente a nuestras propias debilidades, nos anima a apostar a todo, a vivir sin miedo y a disfrutar del camino. Que miremos de frente a la vida, sin memoria frente al infortunio. La ¨²nica certeza es esta: este Tour de Francia no lo olvidaremos nunca.
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