F¨²tbol y pol¨ªtica: ultras y periodismo bufandero

Las met¨¢foras del f¨²tbol, ese lenguaje universal, han desplazado a los tradicionales refranes a la hora de explicar campechanamente lo que nos pasa. Cuando alguien no se rinde, ¡°tiene m¨¢s moral que el Alcoyano¡± (el que no llora no mama); Cuando quien tiene, a priori, menos posibilidades, gana al favorito es porque ¡°no hay equipo peque?o¡± (a gran subida, gran ca¨ªda). Si alguien se esmera en su trabajo, ¡°suda la camiseta¡± (a quien madruga, dios le ayuda). Si no entiende lo que sea, se equivoca o se precipita, se queda ¡°fuera de juego¡± (loro viejo no aprende a hablar; no hay que vender la piel del oso antes de haberlo cazado). Si le enga?an, le ¡°cuelan un gol¡± (piensa mal y acertar¨¢s)¡­ La apoteosis de esa contaminaci¨®n ling¨¹¨ªstica se vivi¨® la pasada semana en el Congreso de los Diputados, donde el debate de investidura de Pedro S¨¢nchez parec¨ªa, por momentos, la narraci¨®n de un partido con todos sus elementos, incluidos los insultos desde la grada, que fue desde donde la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, llam¨® ¡°hijo de puta¡± al presidente.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufi¨¢n, ha recurrido, cada vez que le han preguntado si apoyar¨¢n al Gobierno durante toda la legislatura, al socorrido ¡°partido a partido¡± de Simeone. En su intervenci¨®n durante la investidura, dijo, dirigi¨¦ndose a la bancada de la derecha: ¡°Llevan ustedes 46 a?os diciendo que Espa?a se rompe (...) y ahora se rompe por la amnist¨ªa y quiz¨¢ porque el Girona va primero en la Liga¡±.

En la moviola tuitera del debate, citando un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa a Rufi¨¢n lanzar una advertencia a S¨¢nchez ¨C ¡°No se la juegue¡±, le dijo¡ª, el exfutbolista Luis Figo escribi¨®: ¡°Qu¨¦ chulito el pseudocatal¨¢n¡±, a lo que el portavoz de ERC en el Congreso respondi¨® con un enlace a la web de Hacienda para el pago de deudas.

El ¨¢rbitro del partido, la presidenta de la C¨¢mara, Francina Armengol, tuvo que parar el juego varias veces para sacar tarjetas (todas amarillas): a Santiago Abascal por comparar a S¨¢nchez con Hitler y hablar de ¡°la dictadura de los votos¡±; a Feij¨®o, por remolonear en la tribuna, intentando ganar tiempo como los porteros que eternizan el saque de puerta cuando su equipo va ganando.

Aitor Esteban, del PNV, ech¨® mano de otras disciplinas, pero despu¨¦s de todo, segu¨ªa habiendo una pelota, y dedic¨® nada menos que tres minutazos a desarrollar su met¨¢fora deportiva. Desde la tribuna del Congreso, dirigi¨¦ndose a S¨¢nchez, dijo: ¡°A usted le gusta el baloncesto. A m¨ª el rugby. Nadie le negar¨¢ que suele tener la habilidad de encestar el inesperado triple decisivo del ¨²ltimo segundo aunque haya ido a remolque todo el partido y tenga plantado al mism¨ªsimo Walter Tavares a cent¨ªmetros frente a usted. Tras unas elecciones, a todos nos llega siempre un bal¨®n y hemos de decidir si jugar o no. Nos encontramos con la responsabilidad de dar una oportunidad a la legislatura o lanzar directamente el bal¨®n fuera de banda para acabar el partido. Creemos que lo que el electorado demanda es que lleguemos a acuerdos. As¨ª que me encuentro con el bal¨®n en la mano, miro a un lado, miro al otro, si no lo suelto me van a arrollar y no tengo confianza en que vayan a venir en mi apoyo, as¨ª que voy a hacer lo que cualquier medio mel¨¦ o apertura medianamente apa?ado har¨ªa: patada adelante y seguimos jugando (...) Pero ya nos conocemos todos del ¨²ltimo partido. No espero que quienes apoyemos la legislatura vayamos a hacer muchos maul, esa jugada coordinada en la que un jugador tiene el bal¨®n en sus manos y es protegido por sus compa?eros, todos a una, ganando metro a metro¡­ M¨¢s bien me temo que este partido ser¨¢ una sucesi¨®n de rucks, la jugada en la que el bal¨®n est¨¢ en el suelo y los jugadores porf¨ªan a empellones por cogerlo, apelotonados en un incomprensible desorden a ojos del espectador no habituado. Tambi¨¦n es parte del juego y hay que saber jugarlo¡±.

Incapaz de asumir el marcador, Feij¨®o volvi¨® a afear a S¨¢nchez que no se repitiese el encuentro para contentar a su afici¨®n (que ¡°los espa?oles se expresen en unas nuevas elecciones¡±). Y la remontada era tan inesperada hace casi seis meses, cuando se convoc¨® el partido el pasado 29 de mayo, que consumada la victoria, los jugadores del PSOE hicieron un pasillo al campe¨®n, Pedro S¨¢nchez, en el campo, es decir, el Congreso, dichosos por la oportunidad de seguir siendo titulares la temporada que viene.

Fuera, en la calle, esperaban los ultras. Uno de los agentes de los servicios de Informaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional revelaba hace unos d¨ªas a este peri¨®dico que el comportamiento de los violentos que acuden cada noche a la sede del PSOE en la calle Ferraz es el de viejos conocidos del Frente Atl¨¦tico y los Ultra Sur. Lo peor del f¨²tbol contamina a lo peor de la pol¨ªtica. Diputados del Congreso se concentran frente a la sede de un partido como esos energ¨²menos que esperan en el estadio la llegada del autob¨²s del equipo rival para abuchearlos, y algunos medios de comunicaci¨®n empiezan a ejercer ese periodismo bufandero en el que todo lo que hacen los tuyos est¨¢ bien y todo lo que hacen los otros est¨¢ mal. Qu¨¦ p¨¦sima idea que los narradores salten al campo.

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