Mammoth Lakes, el para¨ªso del trail en Yosemite que fue protagonista de la fiebre del oro del siglo XIX
Elhousine Elazzaoui y Joyce Njeru ganan la ¨²ltima carrera regular de las Golden Trail Series en una peque?a localidad californiana levantada por la codicia de los mineros
La codicia de los mineros que llegaron a los pies del Parque Nacional de Yosemite en busca de un bot¨ªn de oro del tama?o de un mamut dio nombre al pueblo en el que se asentaron en el siglo XIX y renombr¨® la monta?a que lo custodiaba. Tiene cierta gracia que un circuito de carreras de monta?a con el apellido dorado ¡ª Golden Trail Series ¡ª recorriera el pasado domingo los 26 kil¨®metros de la ¨²ltima carrera de su calendario regular entre Mammoth Lakes y Mammoth Mountain (California, EE UU), uno de los grandes para¨ªsos del esqu¨ª estadounidense, estrenado por aquellos mineros que compet¨ªan entre s¨ª con tablas de madera hechas a mano que hoy decoran cualquier bar. Junto a los osos, ellos s¨ª, vecinos de pleno derecho. El mamut se qued¨® en el nombre, pues la naturaleza castig¨® su avaricia. Pero alumbraron un para¨ªso monta?ero que ahora tambi¨¦n se disfruta en las laderas desnudas en verano. La nieve comparte pista con las zapatillas voladoras de Elhousine Elazzaoui y Joyce Njeru, el marroqu¨ª y la keniana que ganaron dos carreras con un guion diametralmente opuesto.
Mammoth Trail Fest surgi¨® para incentivar el turismo estival en una localidad de unos 7.000 habitantes que recibe a m¨¢s de 20.000 visitantes en invierno porque su ubicaci¨®n ¡ªa unos 2.500 metros de altitud en un sistema que se eleva hasta cerca de los 4.000 ¡ª convierte su estaci¨®n en una de las que m¨¢s nieve acumula en todo el mundo. No lo creyeron los miembros de Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional cuando California se present¨® a los Juegos de Invierno de 1932, replicando que all¨ª solo hab¨ªa playas y frutas tropicales. ¡°Es muy importante traer visitantes todo el a?o para que nuestros vecinos tengan trabajo y puedan hacer su vida aqu¨ª¡±, resume el director del evento, Tim Tollefson. Lagos para pescar y bosques con ¨¢rboles centenarios amables, no solo para correr, sino para la bici. Sus calles, llenas de edificios en construcci¨®n, validan la apuesta.
Por eso la meteorolog¨ªa es alpina y cambia dr¨¢sticamente: un d¨ªa soleado puede desembocar en una tormenta de nieve, unos copos que cubren la carretera que atraviesa Yosemite, una estampa ¨²nica por su mezcla de granito desnudo y pinos. Cuatro estaciones en 24 horas. La mayor¨ªa de las carreras estadounidenses no se disputan en entornos tan monta?eros, pero Mammoth mantiene la misma costumbre. ¡°Aqu¨ª no hay material obligatorio, somos cowboys¡±, bromea Tollefson a los corredores. ¡°Prestamos atenci¨®n a la meteorolog¨ªa, pero confiamos en la gente para que tome decisiones sabias. Tenemos un plan muy detallado de emergencias [voluntarios que hacen el recorrido a primera hora y contacto con hospitales], pero no debemos dictar lo que se debe hacer¡±. El consenso de la ¨¦lite es el mismo: ellos van a pasar poco tiempo en la cima y los dem¨¢s son adultos para saber qu¨¦ llevar.
El perfil ¡ªapenas 1.200 metros de desnivel positivo frente a carreras europeas que duplican esa cifra¡ª pone la belleza y el esp¨ªritu comunitario por encima de la dureza. ¡°Estos son los senderos en los que nos preparamos para UTMB o Sierre Zinal y queremos compartirlos con el mundo. Me gusta crear los recorridos bas¨¢ndome en la est¨¦tica de un mapa, debe tener sentido. No voy a forzar para tener m¨¢s kil¨®metros o m¨¢s desnivel¡±, subraya Tollefson, que a?ade la altitud a la ecuaci¨®n, pues la cima roza los 3.400 metros. Un punto inesperado de animaci¨®n, ¡ªtras una subida de 4,7 kil¨®metros al 16% y tramo final sin vegetaci¨®n, con un viento tramposo que enfr¨ªa a la par que frena¡ª porque se llega en telef¨¦rico y los voluntarios del avituallamiento tienen compa?¨ªa: la banda musical del instituto.
El resultado es un circuito volador, con una bajada de 14 kil¨®metros: un tramo inicial m¨¢s inclinado a trav¨¦s de la piedra fina de la estaci¨®n ¡ªun tobog¨¢n que los primeros recorren en la frontera de los tres minutos por kil¨®metro¡ª y otro m¨¢s suavizado entre pinares, un lecho de ramas que amortigua y mantiene una velocidad de crucero que solo reducen unas zetas a veces antinaturales que no pueden recortarse por mandato de las autoridades ambientales. ¡°En Europa puedes meter una carrera casi por cualquier sitio, pero aqu¨ª no. Tenemos que proteger la zona para otras generaciones¡±.
Fue el terreno en el que Elazzaoui y el keniano Patrick Kipngeno libraron un mano a mano a toda velocidad buscando una tercera victoria para llegar a la final de Locarno (Suiza) del pr¨®ximo mes encabezando la general con el m¨¢ximo de puntos. Tras adelantarse constantemente, llegaron juntos al pueblo, al que se entra a trav¨¦s de un puente de madera. El marroqu¨ª baj¨® las escaleras en primera posici¨®n, pero su rival ten¨ªa una marcha m¨¢s, suficiente para un adelantamiento que busc¨® innecesariamente por el interior. Elazzaoui se cerr¨®, de forma a¨²n m¨¢s evidente que Sifan Hassan en la marat¨®n ol¨ªmpica de Par¨ªs. Y Kipngeno, que casi se cae, ya no tuvo arrestos para volver a arrancar y cruz¨® la meta negando con el ¨ªndice a su rival, que yac¨ªa en el suelo tras parar el crono en 1h49m35s.
Repiti¨® la victoria en Headlands una semana atr¨¢s, el premio a su lucha por un visado, denegado el a?o pasado. El mismo doblete que Njeru, que se march¨® de salida y gan¨® con suficiencia a Madalina Florea: su estado de forma, su rendimiento en la altitud y una mentalidad de hierro para un tiempo de 2h11m56s. Tambi¨¦n llega a la final con el m¨¢ximo de puntos y el trono lleva su nombre. A casi diez minutos cerr¨® el podio Anna Gibson, que exprimi¨® una vida en altitud en Wyoming para ser la primera del segundo escalaf¨®n.
Un terreno ¡®f¨¢cil¡¯ que ha integrado a mucho ne¨®fito: m¨¢s de 2.000 inscritos divididos en varias distancias; 750 lo hicieron con la ¨¦lite del trail mundial. ¡°Queremos que Judith [Wyder] y R¨¦mi [Bonnet] compartan salida con un debutante que inspire a sus ni?os¡±. Y una inclusi¨®n pionera en cuanto a g¨¦nero, pues el 42% son mujeres, la envidia de muchas carreras, algo que Tollefson explica por su mensaje global de bienvenida. ?l, con sus ex¨®ticos calcetines que no van a juego, no suelta el micr¨®fono en meta y da una palmada en la espalda a los corredores m¨¢s exhaustos: ¡°Welcome to California!¡± (¡±?Bienvenidos a California!¡±).
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