Egan, Nairo, Rigo: la feria de vanidades del Tour Colombia
Las tres estrellas del ciclismo nacional convierten la presentaci¨®n de la carrera en un concurso de popularidad en la plaza Bol¨ªvar de Tunja
Cuatro a?os despu¨¦s, una pandemia y varias crisis por medio, el Tour Colombia vuelve a disputarse (seis etapas, de martes 6 a domingo 11, de Paipa a Bogot¨¢ por Boyac¨¢, Cundinamarca y la Sabana) y el domingo antes de anochecer la presentaci¨®n de los equipos en la hermosa plaza Bol¨ªvar, de Tunja, se transforma en una peque?a feria de vanidades cuando suben las estrellas al escenario en persecuci¨®n de una fama que pasa volando. Compiten Nairo Quintana, el hombre de la casa, que retorna a la competici¨®n en la ciudad en la que naci¨®, y lo hace justamente el d¨ªa que cumple 34 a?os; Egan Bernal, el ni?o maravilla de Zipaquir¨¢, cuando se cumplen dos a?os del accidente que a poco le cuesta la vida y le obliga a una rehabilitaci¨®n interminable, y el paisa Rigo Ur¨¢n, un personaje de novela que ha sabido como nadie inventar la mejor manera para relatarse, para construirlo. Solo el venerado sprinter ingl¨¦s Mark Cavendish, la gran figura extranjera, puede disputarles alguna aclamaci¨®n. Despu¨¦s de recaudar aplausos y v¨ªtores, y medir internamente su peso en la afici¨®n, pasan todos por una segunda tribuna, donde les reciben dirigentes federativos y pol¨ªticos, y despu¨¦s, se abrigan un poco ¨Cla brisa fr¨ªa barre la plaza cuando el sol se pone¡ªse abrazan y besan con sus familias, y desaparecen.
Una banda de troveros improvisa unas coplas, unas rimas, y al o¨ªr su nombre, el viejo Patrocinio Jim¨¦nez, pionero en el Tour del 83 y en el Teka de entonces, se emociona y tan duro como es hasta suelta una l¨¢grima a la sombra de la estatua del Libertador que inici¨® en Boyac¨¢ la pelea por la independencia.
No tan sorprendentemente como podr¨ªa parecer estando en territorio del Nairo que regresa del exilio, la competencia de popularidad no la gana el local, ni tampoco lo hace Egan, el ¨²nico colombiano que ha llegado a Par¨ªs de amarillo en el Tour de Francia, en 2019, sino que se impone Rigo, y la gente corea su nombre y ¨¦l habla como habla siempre, acelerado y gracioso, y todos r¨ªen. ¡°Colombia es un pa¨ªs de novelas¡±, explica un colega periodista. ¡°Y la m¨¢s vista en la televisi¨®n estos meses es la que cuenta la vida de Rigo¡±. Las peripecias del chaval pobre de Urrao, en Antioqu¨ªa, hijo de un vendedor ambulante de loter¨ªa muerto en un episodio de la violencia que domin¨® el pa¨ªs en los a?os 90, que se hace ciclista y se casa con la hija del m¨¢s rico de su ciudad, dominan la conversaci¨®n en los hogares y causan desaliento en algunos periodistas deportivos, que desear¨ªan escribir cosas serias y se ven obligados por sus jefes a escribir de los problemas que asaltan a la suegra de Rigo, por ejemplo, en v¨ªsperas de la emisi¨®n del cap¨ªtulo correspondiente. Rigo, el m¨¢s veterano de todos (acaba de cumplir 37 a?os), es el ¨²nico que ha dado el salto de ser famoso por ser ciclista a ser famoso por ser ¨¦l mismo, y ya no le importa tanto su carrera ciclista, a la que le queda un a?o, que su popularidad, y los reels descacharrantes y tiernos con los que alimenta su Instagram se hacen virales al segundo de ser posteados.
Queda en segundo lugar el retorno del exilio del chico del pueblo, de Nairo, vetado un a?o, una sanci¨®n encubierta con forma de pacto de caballeros, en el pelot¨®n del WorldTour por tomar tramadol, un analg¨¦sico opi¨¢ceo. Y lo que no pudieron ni sus rivales ni las monta?as, hacerle temblar, lo hizo la imposibilidad de correr con los mejores, como es su derecho, hasta que lo rescat¨® el Movistar, el equipo al que hizo grande y con el que se engrandeci¨®.
Nairo es el padre de la generaci¨®n que se agota. Hace 11 a?os ya Nairo Quintana reaviv¨® la fe ciclista en Colombia, dormitante desde los tiempos de Lucho Herrera y Fabio Parra, a finales de los 80. El campesino de Tunja, Boyac¨¢ profundo, peque?o y duro, un debutante de 23 a?os, compiti¨® valiente de t¨² a t¨² contra todo el Sky y su Chris Froome intocables. Termin¨® segundo, mejor escalador, mejor joven. Y cuando regres¨® a Colombia habl¨® del proceso de paz, y de los problemas de los campesinos de su tierra, y recorri¨® en bicicleta los territorios a¨²n heridos por las luchas entre la guerrilla, el ej¨¦rcito, los paramilitares, los pueblos reci¨¦n liberados, y estos d¨ªas habla de los incendios forestales que queman la Colombia seca por el cambio clim¨¢tico, y pide a la gente conciencia.
La nairoman¨ªa, que se acrecent¨® un a?o despu¨¦s, en 2014, cuando Nairo fue el primer colombiano que ganaba el Giro de Italia, arrop¨® a una generaci¨®n de ciclistas, Chaves, Ur¨¢n, Egan, Higuita, Gaviria, Superman L¨®pez, Dani Mart¨ªnez, envidia de todo el mundo, y hasta Dave Brailsford, el ingeniero del Sky, lanz¨® una OPA para, mediante un equipo patrocinado por el gobierno colombiano, poder controlar a todo el talento que surgiera de la tierra en la que el ciclismo es el deporte rey. No cuaj¨® su idea. Jim Ratcliffe, el millonario del Ineos, le dio lo que quer¨ªa, y despu¨¦s, llegaron los a?os duros del ciclismo colombiano.
En un mercadillo instalado alrededor de la plaza, se venden y casi se agotan productos marca Rigo (Go Rigo Go!), camisetas, maillots, pantalonetas, bicicletas y marca Nairo Quintana, gorras, chompas, camisetas, nikis y bolsas de caf¨¦ ilustradas con su foto en maglia rosa.
Es el ciclismo colombiano de ahora, el deporte m¨¢s popular de la tierra, ciclistas que regresan y ciclistas que se despiden, y una fanaticada incansable y sedienta de nuevas figuras. Y un nuevo joven, Diego Pescador, de Quimbaya, Quind¨ªo, en el eje cafetero,19 a?os cumpli¨® en diciembre, escalador que asombra por su intensidad y fuerza y su necesidad de estar en fuga, un Pogacar a la moda colombiana, y anhela seguir su huella, llenar ya su vac¨ªo con su sombra, y se siente capaz. Y ser¨¢, as¨ª lo quiere Colombia, un nuevo Nairo, un nuevo Egan, un nuevo Ur¨¢n.
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