Girmay gana al sprint por tercera vez en una etapa del Tour de Francia en la que Roglic pierde 2m27s en la general tras una ca¨ªda

El Tour ama a Biniam Girmay, el velocista africano que en el Midi abrasador gana su tercer sprint dejando con un palmo de narices a uno como Wout van Aert. Y para compensar tanto amor desmedido, que, como la energ¨ªa, fluye, y ni se crea ni se destruye, la sigue tomando con Primoz Roglic, que cae de nuevo, deja asomar su hombro sangrante por debajo de su maillot Red Bull destrozado, y pierde 2m 27s en 12 kil¨®metros que pedalea alica¨ªdo, sin energ¨ªa, sin ganas de siquiera hacer el n¨²mero de la furiosa persecuci¨®n cuando, en procesi¨®n tan solemne y silente como una de Semana Santa en Zamora junto a cinco Red Bulls en fila.

Tadej Pogacar, sol amarillo, sonr¨ªe tanto como el Girmay autor de un hat trick en el Tour, proeza infrecuente, y dice que se lo ha pasado como nunca, que ha disfrutado de la etapa y del paisaje y hasta del calor. Su compatriota Roglic, mientras, se desliza silencioso al autob¨²s de su equipo, donde el m¨¦dico curar¨ªa con tiritas sus heridas, aparentemente superficiales salvo la herida del alma, profunda.

No hay paz para Roglic ni piedad para el ca¨ªdo ni etapas de transici¨®n en las que el pelot¨®n dormita y suda al calor del Midi a lo largo del Lot caudaloso y pac¨ªfico, y vi?edos de Cahors hermosos de tanto racimo que empieza a engordar en sus parras. La vida imita al Tour, tan implacable, y maldice al esloveno, que cae el d¨ªa m¨¢s tonto del Tour en el momento m¨¢s tonto de la etapa, a 12 kil¨®metros de la meta, enzarzado entre las ruedas de acelerados lanzadores de sprinters que responden presente sin pensar, soldados en la batalla, a las exigencias pinganillescas de directores de los nervios. Un estrechamiento de la carretera forzado por resalte de hormig¨®n elevado y el despiste del kazajo Lutsenko, que solo piensa en su Cavendish, provocan la ca¨ªda y prolongan la historia de desamor entre el Tour, y est¨¢ en su naturaleza, como sus fuerzas incontrolables, y el esloveno, iniciada a volumen de fanfarria de trompetas furiosas en la ¨²ltima etapa del Tour de 2020, cuando, vistiendo el maillot amarillo soberbiamente, fue derrotado vilmente por el rutilante chaval¨ªn entonces Tadej Pogacar en la cronoescalada de la Planche des Belles Filles. En el Tour siguiente, que inici¨® como l¨ªder de su Jumbo, se debi¨® retirar por ca¨ªda despu¨¦s de contemplar c¨®mo el Tour se enamoraba de su compa?ero dan¨¦s Jonas Vingegaard, al que colm¨® de bienes, primicias y promesas. En el 22 despu¨¦s de caer por tercera vez, y antes de abandonar de nuevo, contribuy¨® a la victoria de Vingegaard machacando, dulce venganza, a Pogacar en el Galibier. Un mes despu¨¦s, tambi¨¦n abandon¨® por ca¨ªda la Vuelta de Evenepoel, que intentaba ganar por cuarta vez. Dej¨® el Jumbo, harto de Vingegaard y de una Vuelta que le debieron dejar a Sepp Kuss, para liderar el Bora, ahora Red Bull. En abril, en la Itzulia, se cay¨®, como Vingegaard y Evenepoel. Ambos lideran el Tour mientras ¨¦l sangra.

A Roglic, que marchaba cuarto en la general, a 2m 15s de Pogacar, y es ahora sexto, a 4m 42s, le adelantan Almeida y Rodr¨ªguez y le llenan los o¨ªdos doloridos c¨¢nticos de alabanza y compasi¨®n de sus rivales, las condolencias, una vez m¨¢s, que un campe¨®n nunca quiere recibir, m¨¢s castigo del Tour, que se convierte, casi, en el Dios furioso que castiga el deseo. Remco Evenepoel, que se quita un rival de la chepa, lamenta la pena del colega, y culpa a los nervios y a ¡°tanta cacharrer¨ªa¡± (as¨ª se refiere a la jungla de rotondas e islotes direccionales que convierten a la carretera en enemiga del ciclismo) como se amontonaba en los ¨²ltimos kil¨®metros. ¡°Estoy muy triste por Primoz¡±, resume el l¨ªder Pogacar. ¡°S¨¦ a ciencia cierta que se hab¨ªa preparado muy bien y que en la ¨²ltima semana iba a volar. Espero que no tenga nada roto y que contin¨²e. Todos sabemos que es un gran luchador y que seguramente pueda a¨²n ganar una etapa o algo as¨ª¡±.

Los viejos del ciclismo espa?ol dejan paso a la fuerza de Carlos Rodr¨ªguez y a la ambici¨®n de Juan Ayuso y, desdibujados, se diluyen, se desintegran en el paisaje, salvo Mikel Landa, tan feliz y tan pimpante, y hasta levanta el culo y deja las manos arriba en el manillar para no descolgarse cuando los m¨¢s fuertes aceleran. Camino del Lioran se retir¨® el mi¨¦rcoles Ion Izagirre, que en 2023 gan¨® una etapa, y el otro triunfador del 23, y sexto en aquella general, Pello Bilbao, enfermo, acab¨® en el grupeto de los sprinters. El corredor de Gernika se retir¨® este jueves, y Enric Mas, el otro grande veterano, perdi¨® dos minutos m¨¢s entre el calor y las vides.

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