Laura Rogora, a un paso de cerrar el hueco con los hombres
La escaladora italiana firma el primer femenino 9b/+ de la historia y tiene a tiro la posibilidad de igualar el mejor registro masculino

Fue la imagen de la impotencia y de la desolaci¨®n en la prueba femenina de escalada de los recientes Juegos de Tokio. Incapaz de contener el llanto, los ojos fuera de sus ¨®rbitas en un rostro enjuto miraban el cron¨®metro implorando tiempo para resolver los problemas que se le resist¨ªan. La italiana Laura Rogora nunca estuvo cerca de las medallas, pero todo lo que le neg¨® la estructura de resina (donde se dan las competiciones de escalada) lo ha encontrado en su medio predilecto: la roca. El pasado fin de semana firm¨® la m¨¢xima dificultad jam¨¢s alcanzada por una mujer, gesta que le coloca entre la ¨¦lite mundial masculina. Se pueden contar con los dedos de una mano los hombres que han escalado una v¨ªa tan dif¨ªcil como la italiana Erebor, la ruta situada en la escuela transalpina de Arco: 9 b/+, es decir m¨¢s duro que 9 b, pero no tanto como para ser 9 b+ (en la escalada la dificultad de una v¨ªa se dictamina seg¨²n n¨²meros en sentido creciente hasta el 9 y con letras entre la a y la c y los s¨ªmbolos de + y -). Cabe recordar que solo existe un hombre, el checo Adam Ondra, que asegura haber firmado un 9 c, pero al ser el ¨²nico ser¨¢n los futuros repetidores de esa v¨ªa los que le den o quiten la raz¨®n, ante la falta de jueces o ¨¢rbitros en esta disciplina.
Tambi¨¦n el pasado fin de semana se ha celebrado la primera Paris Roubaix femenina, prueba en la que los hombres compiten desde 1896: aqu¨ª al menos, la igualdad en el mundo de la escalada parece haber llegado mucho antes. La escalada deportiva despeg¨® en los a?os 80 del pasado siglo y ya desde la primera competici¨®n hubo mujeres. Pero en el mundo de la escalada conviven las competiciones en muros artificiales con la b¨²squeda de la m¨¢xima dificultad en roca, y es aqu¨ª, en el medio natural, donde ambos sexos pueden medirse y comparar sus resultados. Muchas mujeres son capaces de escalar m¨¢s duro que la inmensa mayor¨ªa de los hombres, y Laura Rogora parece estar llamada a ser la figura que lleve la dificultad en femenino hasta la estratosfera y, quiz¨¢, a igualar el mejor registro masculino. Pocos deportes pueden afirmar algo similar.
El sue?o de cualquier escalador es la ingravidez, progresar sin esfuerzo y poder llegar a decir que levita. Es una sensaci¨®n maravillosa a la que se llega optimizando la relaci¨®n entre el peso corporal y la potencia que puede generar el escalador. En la p¨¢gina web de la federaci¨®n internacional de escalada viene reflejada la altura de hombres y mujeres pero no su peso. Y es que es posible que el peso de Laura Rogora (mide 1,52 m) escandalizase a muchos aunque ¨¦ste no se deba, forzosamente, a un trastorno alimenticio. Angela Eiter y Julie Chanourdie tambi¨¦n han alcanzado el 9 b de dificultad, como Rogora, pero su morfolog¨ªa, a¨²n siendo ambas delgadas, es musculosa, tendencia que se ha extendido tambi¨¦n entre los hombres especialmente ahora que los m¨¦todos de entrenamiento se est¨¢n perfeccionando. Las federaciones luchan por evitar cuadros de anorexia entre sus competidores, sean del sexo que sean, y han llegado a prohibir la competici¨®n a aquellos atletas obsesionados con alcanzar la excelencia priv¨¢ndose de comer.
Un gran escalador o escaladora puede ser alto, bajo, delgad¨ªsimo, simplemente fibroso o muy musculado y adaptarse en funci¨®n de su f¨ªsico a un tipo de v¨ªas o a otro para alcanzar registros soberbios: forma parte de la belleza de un deporte que a¨²n no ha llegado a fabricar un modelo ¨²nico de escalador como lo ha hecho el atletismo con sus velocistas, mediofondistas o maratonianos. Rogora, de 20 a?os y nacida en Roma, es tan sobresaliente como los hombres m¨¢s fuertes sin parecerse a ellos, sin su fuerza ni su envergadura.
La ¨²ltima figura de referencia en el mundo de la escalada femenina, la mujer que salt¨® los listones de lo imposible de dos en dos, fue la guipuzcoana Josune Bereziartu: entre 1998 y 2005 firm¨® el primer 8 c femenino, el primer 8 c+, el primer 9 a y el primer 9 a/+. Hubo que esperar 12 a?os para que otra mujer subiese un pelda?o en la dificultad. De momento, Laura Rogora ha sido la segunda en alcanzar el 9 b y la primera en subirse al 9 b/+ en apenas un a?o. Su compatriota Stefano Ghisolfi le ha animado a que intente Bibliographie, el 9 b+ que Alex Megos propuso como 9 c. De aceptar el desaf¨ªo y salir airosa, cerrar¨ªa el hueco entre hombres y mujeres¡ a falta de dilucidar si el 9 c es un grado real o un simple sue?o.
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