El rescate de Maloo en el Annapurna o el milagro basado en un negocio suicida
La din¨¢mica de comercializaci¨®n de los ¡®ochomiles¡¯ demuestra que tiene pies de barro tras la recuperaci¨®n con vida de un monta?ista indio atrapado en una grieta
Siendo un milagro en s¨ª mismo, que un equipo haya rescatado con vida a un monta?ero indio que llevaba tres d¨ªas atrapado en el fondo de una grieta, podr¨ªa resultar anecd¨®tico. Hablando del Annapurna (8.091 metros), escenario de esta resurrecci¨®n inesperada que ha conducido a Anurag Maloo desde su tumba de hielo hasta la cama de un hospital, el verdadero milagro es que las muertes no se cuenten a estas alturas de la primavera con los dedos de ambas manos. Por parad¨®jico que parezca, el primer ochomil escalado por el ser humano es tambi¨¦n el m¨¢s mort¨ªfero, el que mayor ratio de muertos por cima observa: hasta 2018 se hab¨ªan registrado 266 cimas y 72 muertes, 37 a causa de avalanchas. Su ruta normal, en la cara norte, es una suerte de ruleta rusa en la que no solo hay que esquivar los campos de grietas, sino torear las frecuentes avalanchas que barren la parte inferior de la monta?a. Hace dos semanas, un alud enorme sepult¨® todo lo que encontr¨® a su paso entre los campos 3 y 2. Fue una suerte (o un milagro) que nadie estuviese en ese momento en la monta?a.
El Annapurna cambi¨® para siempre el 16 de abril de 2021, cuando un pelot¨®n de 67 alpinistas se col¨® en su cima a rueda de un despliegue de medios preparado por las agencias nepalesas de gu¨ªas: ese d¨ªa hubo tantas cimas como en los primeros 40 a?os desde la conquista de la monta?a. Ese d¨ªa, el legendario gu¨ªa y alpinista franc¨¦s Marc Batard se retir¨®, horrorizado por lo que vieron sus ojos: cuerdas mal instaladas que pod¨ªan ceder bajo el peso de varios escaladores, gu¨ªas sin conocimientos serios de alpinismo, clientes enchufados a botellas de ox¨ªgeno y sin ning¨²n control sobre lo que hac¨ªan, monta?eros enrolados en expediciones comerciales sin el mayor atisbo de autonom¨ªa en el medio¡ y proclam¨® que ¡°una cat¨¢strofe de enormes proporciones¡± llegar¨ªa m¨¢s pronto que tarde.
Pudo haberse dado anteayer, cuando un grupo formado por los sherpas Lakpa Nurbu, Tashi, Chepal, Dawa Nurbu, Lakpa y los polacos Adam Bielecki y Mariusz Hatala se asomaron a la grieta donde hab¨ªa ca¨ªdo el monta?ero indio con la idea de tratar ¡°de recuperar un cad¨¢ver¡±, seg¨²n explic¨® en sus redes Bielecki. Por fortuna, ninguna avalancha se desencaden¨® mientras trabajaban para izar a Anurag Maloo en un lugar en el que permanecieron varias horas cuando lo razonable es pasar por ese punto las veces justas y a la carrera.
We commend Adam Bielecki @AdamTheClimber for his unwavering courage and professionalism in the face of danger. Thank you for your incredible bravery and expertise in rescuing Anurag Maloo from the crevasse on Annapurna I (8091 m). Your help in rescuing Anurag Maloo from the¡ pic.twitter.com/bHrJj0Gq52
— Everest Today (@EverestToday) April 20, 2023
El indio hab¨ªa ca¨ªdo ante la mirada de otro escalador, el brasile?o Moeses Fiamoncini, cuyo relato de los hechos en explorersweb pone los pelos de punta y suscita no pocas preguntas: ¡°Maloo se encontraba muy d¨¦bil, seguramente afectado por mal de altura, as¨ª que decid¨ª ir detr¨¢s de ¨¦l o a su lado, siempre a escasos metros. Tambi¨¦n bajaba con ¨¦l su sherpa, as¨ª que nunca estuvo solo¡±, enfatiza el brasile?o. ¡°Al llegar a un escal¨®n vertical de hielo de ocho metros equipado con cuerdas fijas, Maloo me pidi¨® que bajase yo primero, as¨ª que me asegur¨¦ bien de escoger la cuerda buena y descend¨ª. Al pie del resalte mir¨¦ hacia arriba y v¨ª a Maloo rapelando pero me di cuenta de que hab¨ªa escogido una cuerda vieja de apenas dos metros de longitud y que no llegaba hasta el suelo: le grit¨¦ para advertirle pero no me oy¨® y cay¨® a plomo, se estrell¨® a un metro de donde yo estaba y se desliz¨® hasta el fondo de una grieta, donde no se le pod¨ªa ver. Qued¨¦ horrorizado¡±, conf¨ªa Fiamoncini. El sherpa de Maloo dispon¨ªa de una cuerda y se asom¨® atado a ella hasta el borde de la grieta: ¡°Estuvimos mucho tiempo llam¨¢ndole, asumiendo un grave riesgo y viendo c¨®mo las avalanchas se suced¨ªan a no mucha distancia. Encontrarle vivo era una opci¨®n diminuta, as¨ª que seguimos bajando hasta llegar al campo base¡±, se?ala Fiamoncini.
Maloo hab¨ªa contratado los servicios de una de las agencias m¨¢s poderosas de Nepal, Seven Summit Treks, cuyos elevados precios pretenden garantizar la seguridad de los clientes y es una manera de desmarcarse de las agencias de bajo coste que operan en el pa¨ªs. Por estos motivos resulta chocante que el sherpa que acompa?aba a Maloo no advirtiese el tremendo error que cometi¨® su cliente al colocar su descendedor en la cuerda err¨®nea, m¨¢s a sabiendas de su estado f¨ªsico y cognitivo. Tampoco ha explicado dicha agencia qu¨¦ longitud de cuerda llevaba el sherpa y qu¨¦ le impidi¨® descolgarse al interior de la grieta: los polacos encontraron al escalador indio a menos de 50 metros del borde de la misma, y no a 300 o a 100 como se comunic¨® en un principio. Tampoco se sabe con exactitud qu¨¦ labor realiz¨® el equipo de sherpas enviado a posteriori por Seven Summit Treks para tratar de dar con el desaparecido. Finalmente, la insistencia de la familia de Maloo, sus peticiones a los gobiernos de India y Nepal y la garant¨ªa de que los costes de un rescate ser¨ªan cubiertos por la compa?¨ªa aseguradora permitieron reunir a un equipo solvente y a un piloto excepcional, Sobit Gauchan, para obrar el milagro. El polaco Adam Bielecki firm¨® en 2013, en compa?¨ªa de tres compatriotas, la primera invernal del Broad Peak (8.047 m). Pero dos de sus compa?eros, Maciej Berbeka y Tomasz Kowalski nunca regresaron. Una parte de la comunidad alpin¨ªstica polaca recrimin¨® a Bielecki no haber esperado a sus compa?eros durante el descenso, siendo el m¨¢s fuerte del equipo. Desde entonces, Bielecki ha protagonizado dos rescates sonados: el de Maloo y el de Elisabeth Revol en el Nanga Parbat, en el invierno de 2018.
Guiar en una monta?a de 8.000 metros, tal y como se entiende en Occidente, exige al gu¨ªa una alt¨ªsima cualificaci¨®n y la presencia constante junto al cliente. A falta de gu¨ªas solventes (son muy pocos los que tienen una titulaci¨®n certificada), las agencias locales lo f¨ªan todo a las cuerdas fijas, al ox¨ªgeno embotellado y al trabajo de los servicios a¨¦reos de rescate, lo cual en monta?as tan comprometidas como el Annapurna parece claramente una apuesta tan controvertida como disparatada. Con peligros objetivos tan serios como grietas, roturas de seracs (masas de hielo colgantes) y aludes, no parece la mejor idea mover monta?a arriba y abajo a clientes sin pedigr¨ª, lentos y dependientes. El indio Maloo, en su primera incursi¨®n en un ochomil, parece una v¨ªctima m¨¢s de la reciente fascinaci¨®n que suscitan las monta?as m¨¢s elevadas de la Tierra entre la clase media-alta de la India. Seg¨²n explica el alpinista norteamericano Mark Synnot en su libro El tercer polo (ediciones Desnivel), el r¨¦dito de colarse en la cima de uno de los 14 ochomiles es tremendo en t¨¦rminos de reconocimiento social, y el hecho de coronar el Everest ha concedido a varios indios puestos vitalicios de relevancia en la Administraci¨®n del pa¨ªs. Maloo se encuentra en la UCI de un hospital de Nepal en estado cr¨ªtico. Por supuesto, los intentos de cima se suceden en el Annapurna, donde solo se han registrado dos muertes esta primavera.
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