El ciclismo entre los 40 y los 50: Cuando el ego alimenta las ganas de sufrir
Josep Font, psic¨®logo del CAR de Sant Cugat, analiza el perfil de una parte de los participantes en la Transpyr tratando de dilucidar los motivos para desear pasarlo mal
Uno de los detalles que convierte la Transpyr en una experiencia ¨²nica es su querencia por encontrar o rescatar senderos perdidos para que los que participamos en la modalidad de bici de monta?a no sepamos casi nunca d¨®nde estamos. Tanto aislamiento da pie a im¨¢genes ¨²nicas, a momentos sublimes. Por ejemplo, tras desembocar en un sendero tras un descenso de espanto, nos topamos de frente con una patrulla del ej¨¦rcito franc¨¦s, de maniobras se supone. Dif¨ªcil saber qui¨¦n se ha asustado m¨¢s. Sin tiempo para recuperarnos, a los 100 metros nos saluda un joven franc¨¦s, guitarra en bandolera y reci¨¦n nacido a la espalda. Cada cual elige en su vida lo que quiere ser, si puede. Nosotros hemos elegido sufrir, por est¨²pido que parezca. Horas despu¨¦s, cruzamos Lourdes, donde enciendo un cirio para no quedarme sin bater¨ªa en la bici el¨¦ctrica y seguimos, dejando atr¨¢s a otro tipo de devotos. Cada cual con sus man¨ªas. M¨¢s horas despu¨¦s (hoy he pedaleado asistidamente durante 8 horas y media y cuando tecleo esto el 80% del resto de participantes no ha llegado), un pelot¨®n de vacas recorre no al trote, sino al galope, los 100 metros en prado para refugiarse bajo un par de robles solitarios. Eso ocurre a mi izquierda; a mi derecha todo est¨¢ negro como la noche y pido un sitio bajo el ¨¢rbol, con las vacas, para ponerme el chubasquero. Nada tontas estas vacas. Y llega la tormenta. Los Pirineos son fant¨¢sticos, quiz¨¢ un poco agresivos en primavera: pese a que los organizadores se han tomado la molestia de desbrozar unos metros de sendero aqu¨ª y all¨¢, saben que no nos gustan las facilidades as¨ª que nos dedicamos a desbrozarlo nosotros mismos, con los brazos, las piernas y la cara, pele¨¢ndonos con helechos y ortigas que parecen hayas. La tormenta de la v¨ªspera, unida a la de hoy, regala m¨¢s im¨¢genes: cinco tipos tirados por el suelo al mismo tiempo en plena bajada embarrada y jurando en belga, franc¨¦s, euskera y castellano. A uno solo le he podido o¨ªr al pasar: los helechos se lo hab¨ªan tragado y solo su lamento le delataba.
Antes de acudir a la Transpyr, habl¨¦ con Josep Font, psic¨®logo del centro de alto rendimiento de Sant Cugat, una persona acostumbrada a tratar a la ¨¦lite de nuestros deportistas. Solo ten¨ªa una pregunta para ¨¦l, una cuesti¨®n recurrente: ?por qu¨¦ el ser humano necesita enfrentarse a estos retos, especialmente entre los 40 y los 50? Dicho de otra manera, ?por qu¨¦ nos gusta sufrir? La pregunta le sorprendi¨®, y me aclar¨® enseguida que sus respuestas respond¨ªan a su humilde (pero cualificada) opini¨®n, constituyendo estas un an¨¢lisis m¨¢s bien demoledor. ¡°Es como si fueran del UCI Pro Tour, profesionales del Ineos o del Movistar¡ es una pregunta dif¨ªcil¡ pero est¨¢ claro que hacer deporte est¨¢ de moda. La gente a esas edades maduras juega a ser deportista de alto nivel, y es algo que se ha convertido en un negocio en el que se venden bicis de 12.000 euros, barritas, zapatillas de carbono, programas de nutrici¨®n y entrenamiento¡ y muchos lo hacen con un ¨¢nimo exclusivamente competitivo para ser el primero de la grupeta, del barrio, del club o de la cuadrilla. ?Por qu¨¦ hacerlo a unas edades en las que adem¨¢s te condiciona el estilo de vida y para lograr unos niveles irrelevantes? Yo creo que el m¨¢ximo exponente de esto es la Tit¨¢n Desert. Aqu¨ª en Catalu?a cada d¨ªa en el telediario de TV3 se informa de ella como si fuese el Tour. Y es una prueba que da cero puntos UCI. Estos participantes no har¨ªan nada en la Copa del Mundo de BTT. Pero es un negocio, con un promotor detr¨¢s que necesita generar publicidad para captar clientela. Y lo que hacen muchos participantes es jugar a que son competidores de ¨¦lite¡±, sentencia Font. Un juego puede acabar siendo primero una forma de vida, despu¨¦s una enfermedad o una obsesi¨®n: el grueso de su vida gira en torno al juego de ser mejor ciclista, escalador, tenista o surfista.
Y ahora llegamos a los porqu¨¦s. Font los enumera sin aplicar ning¨²n tipo de pa?o caliente. Cabe recordar que habla de un cierto tipo de individuo porque generalizar no siempre es un acierto. A su parecer, lo que mueve a participar en retos como la Transpyr y tantos otros incontables repartidos por el planeta (o de otro tipo de deportes) es el ego. ¡°El ego significa que me impongo retos y desaf¨ªos y los logro. Llegar en la Transpyr es un reto. Cada cual se pone un reto a su medida y le consagra gran parte de su vida. El hecho de conseguirlo sacia su ego y en algunos casos queda amplificado por las redes sociales. El que luce en la Tit¨¢n Desert igual consigue que le regalen una bici, calcetines, lo que sea. Estos comportamientos lo tienen a veces competidores de alto nivel, como de carreras por monta?a que ganan m¨¢s como influencers que como atletas. Adem¨¢s, lo adornan con valores a?adidos como la salud o el ecologismo¡±, observa el psic¨®logo catal¨¢n.
Si digo que hoy he sufrido, puedo ver las sonrisas sard¨®nicas de los que tienen memoria y recuerdan que monto una bici el¨¦ctrica. Nunca jam¨¢s hab¨ªa pasado tanto tiempo montado y empujando a ratos una bici, lleno de barro y excrementos de vaca y helado de fr¨ªo. Nadie me ha mandado hacer esto, me lo he ?impuesto? Yo solito. ?Por qu¨¦ queremos sufrir? Josep Font avisa que ¡°te gusta sufrir si puedes. Si no, no sufres. Aprieto porque quiero ver cu¨¢l es mi l¨ªmite y acercarse al l¨ªmite me proporciona autoestima. En el fondo puede que busquemos querernos m¨¢s a nosotros mismos o que nos quieran m¨¢s¡±. Su respuesta me deja at¨®nito: ?No es un camino muy retorcido para lograrlo?, pregunto. ¡°Bueno, otros pintan o tocan la guitarra. Hay gente de 40 que vive para el p¨¢del y entrenan como si les fuese la vida en ello. Es todo un mundo esto del p¨¢del, pero es m¨¢s l¨²dico porque es un juego y el sufrimiento aqu¨ª pesa poco. Pero en la bici, cuenta mucho el hecho no solo de sentirte potente sino m¨¢s potente que los dem¨¢s. Por eso atrae a un tipo de personas. Y por ¨²ltimo, le pregunto casi con temor si ese perfil que acaba de describir es el de gente frustrada, recordando a mi entrenador: ¡°No lo s¨¦ porque la mayor¨ªa no es que no pudieran ser buenos ciclistas de j¨®venes, es que no lo eran: han empezado con la bici a los 35. Es m¨¢s, los ciclistas profesionales cuando dejan la bici la cuelgan de verdad. Alguno no, alguno sigue, pero tampoco es lo normal. Hay exprofesionales que echan de menos el combate, porque les proporciona cierto bienestar. Pero el resto son finishers (los que consiguen llegar a meta)¡±.
A¨²n quedaba una peque?a cuesti¨®n¡ Seg¨²n explica Josep Font, la moda de las pruebas de resistencia tienen su base en un prop¨®sito a lograr, aderezado con la mercadotecnia, su valor a?adido (no es un concurso de comer hamburguesas por ejemplo), el componente saludable que destila, el marco natural y la posibilidad de agasajar el ego entrando en comparaciones... aunque eso tiene su reverso si siempre eres batido. ¡°Pero en este tipo de deporte ????t¨² escoges el nivel de tus contrincantes a tu medida y conveniencia!!!! En el deporte del alto nivel de verdad, no. Te encuentras delante a los que te ponen y se exigen m¨ªnimas y palmar¨¦s clasificatorios: no todo el mundo puede ir unos JJOO o a un Mundial. En cambio a las pruebas abiertas se apunta exactamente quien quiere. No hacen falta puntos UCI¡±. Despu¨¦s de releer esto, deber¨ªa entregar mi dorsal. Pero la estupidez es m¨¢s resistente que el ego. Ma?ana llega la etapa reina: saltamos al lado sur para aterrizar en Vielha. No esperen temprano la cr¨®nica¡
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