Kilian Jornet escala en una semana la mitad de los ¡®cuatromiles¡¯ de los Alpes
El catal¨¢n, 48 monta?as en nueve jornadas, va camino de destrozar no solo un r¨¦cord, sino la forma en la que las generaciones futuras se medir¨¢n a la alta monta?a
Los Alpes observan 82 monta?as que superan los 4.000 metros de altitud¡ y Kilian Jornet acaba de escalar la mitad de ellas en apenas siete d¨ªas de puro frenes¨ª. Teniendo en cuenta que el registro m¨¢s r¨¢pido para escalarlas todas data de 2008 y se?ala 60 d¨ªas de esfuerzos, parece evidente que el ultrafondista catal¨¢n no solo va a arrasar el r¨¦cord de los italianos Franco Nicolini y Diego Giovanni, sino que va a obligar a futuros imitadores a revisar a conciencia no solo su estado f¨ªsico sino su fortaleza psicol¨®gica, su t¨¦cnica y su capacidad log¨ªstica, am¨¦n de realizar un severo an¨¢lisis de lo que su cuerpo precisar¨¢ para alimentar un motor a pleno rendimiento y en constante avance. Kilian Jornet no es un ser humano estos d¨ªas. Bueno, lo es cuando abraza a su madre en el refugio de H?rnli, a los pies del Cervino, o cuando pospone una cima debido al mal tiempo para no exponerse a peligros innecesarios, o cuando gestiona por telef¨®no (en mitad de una arista) una llamada de la polic¨ªa noruega para resolver un problema con su coche, que molesta aparcado en un parking que ahora est¨¢ en obras¡ El resto del tiempo es un motor con piernas que camina, corre, escala y pedalea alimentando su organismo con dosis minuciosamente preparadas de alimento energ¨¦tico.
En nueve d¨ªas de sesiones infinitas, Jornet ha terminado con los 48 ¡®cuatromiles¡¯ ubicados en Suiza. En una jornada de casi 18 horas, el catal¨¢n complet¨® el llamado Spaghetti Tour, es decir que escal¨® 18 ¡®cuatromiles¡¯ de una tacada para acumular 4.400 metros positivos de desnivel y 30 kil¨®metros de recorrido.
Jornet luce casi trasl¨²cido: es pura fibra, un ser afilado que ha dormido una media de cuatro horas diarias desde que arranc¨® su proyecto en la zona alpina m¨¢s oriental, en Saint Moritz, puls¨® el bot¨®n de arranque de su cron¨®metro y se lanz¨® al que puede ser su proyecto m¨¢s querido y ambicioso. Cuando alguien adora las monta?as, sue?a con atiborrarse de cimas, reducir la existencia a un mero avance, siempre m¨¢s, subir, bajar, repetir. Comer y cenar desnivel. Sufrir, gozar: as¨ª es la esencia de Jornet por mucho que desee analizarlo todo, conocer, saber, entender su cuerpo, buscar sus l¨ªmites fisiol¨®gicos y mentales.
En el fondo, todo es un maravilloso juego, la infancia vivida en el refugio gestionado por sus padres a la que regresa con los brazos abiertos. A sus 36 a?os de edad, Kilian vuelve a ser un ni?o despu¨¦s de haber convertido el gesto de correr por las monta?as en un negocio del que muchos (no solo ¨¦l) se benefician. Ahora, parece m¨¢s libre y eficaz que nunca: viaja mucho menos para poder estar con su mujer e hijos, compite con cuentagotas, se entrena a placer, descansa sin interrupciones, se alimenta como a ¨¦l le gusta, estudia, sue?a, valora. Puede que estemos ante la versi¨®n m¨¢s madura y plena del fen¨®meno catal¨¢n, no solo ultrafondista, sino esquiador sublime de monta?a y alpinista.
A d¨ªa de hoy, sus n¨²meros en los Alpes son estos (pero cuando el lector lea esto, habr¨¢n crecido): en nueve etapas ha recorrido una distancia de 645,73 kil¨®metros, escalado 48 ¡®cuatromiles¡¯, invertido 160 horas y 34 minutos y superado un desnivel positivo de 46.203 (su cuerpo habr¨¢ soportado casi el mismo desnivel negativo). Muchos d¨ªas apenas ha dormido m¨¢s all¨¢ de las tres horas y media, si bien un d¨ªa se regal¨® un total de siete horas y media de sue?o. Kilian no da respiro a Kilian. Dejado atr¨¢s el Valais y su concentraci¨®n monumental de ¡®cuatromiles¡¯, el catal¨¢n recuerda con emoci¨®n su ¨²ltima jornada antes de alcanzar Zinal para medirse a las cimas italianas y francesas: ¡°Ten¨ªa muchas ganas de medirme a la parte final de las monta?as suizas, con el Obel Gaberlhorn, el Zinalrothorn, el Bishorn y, especialmente, el m¨¢s duro y uno de los m¨¢s bonitos, el Weisshorn. Estaba muy cansado y me esperaba la zona m¨¢s t¨¦cnica, lo que me obligar¨ªa a navegar con cuidado y a tomar bien mis decisiones sobre un terreno de arista muy delicado y descompuesto. Escalar el Weisshorn ha sido, finalmente, uno de los mejores momentos de mi vida. Alcanc¨¦ la cima al atardecer, fluido, sin sentir cansancio, nada. Fue muy especial¡±.
Disfrutar de la soledad en una cima es una emoci¨®n ¨²nica, que muchos valoran como un regalo de la vida, un momento de sinton¨ªa con uno mismo y con el espacio que le rodea. El nivel de intensidad emocional en estos casos es plenamente subjetivo, pero el que lo aprecia a fondo se lleva un peque?o tesoro, algo del que nada ni nadie le privar¨¢ jam¨¢s. Algo que concede sentido a muchas existencias, por exagerado que suene. Mientras se deleita exprimiendo su mente y su organismo como si de un lim¨®n se tratase, Kilian Jornet sienta, a toda pastilla, las bases ¨¦ticas y fisiol¨®gicas del alpinismo del futuro.
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