Benjamin V¨¦drines asciende el K2 en 11 horas, la mitad que el r¨¦cord de velocidad anterior
El franc¨¦s, que est¨¢ llevando el alpinismo hacia l¨ªmites inimaginables, escala la ruta de los Abruzos a la segunda monta?a m¨¢s elevada del planeta en un tiempo que rebaja en 12 horas el anterior registro
Lanzado para establecer un nuevo r¨¦cord de velocidad en el K2, solo el miedo frena el motor inmenso del franc¨¦s Benjamin V¨¦drines. No teme la ca¨ªda de bloques de hielo al pasar bajo el enorme serac que domina el cuello de botella o las placas de viento, tampoco teme resbalar y caer. Y el fr¨ªo no le inquieta: viste como si estuviese en el Mont Blanc, botas ultraligeras con crampones integrados creadas a medida por su patrocinador, The North Face, un contraste brutal con las enormes y pesadas botas y los buzos de plum¨®n que vest¨ªan la v¨ªspera sherpas y clientes camino de lo m¨¢s alto. Viaja tan veloz que nunca siente fr¨ªo. Todos los temores del alpinista galo se centran en la respuesta de su organismo, cuyo ritmo brutal de ascenso le ha colocado en un abrir y cerrar de ojos a 8.300 metros, justo donde arranca la parte m¨¢s decisiva del K2. Su organismo entrenado no le abandonar¨¢, pero V¨¦drines no sabe si la altitud extrema volver¨¢ a jugarle una mala pasada, igual que hace exactamente dos a?os cuando sufri¨® un fundido a negro que estuvo cerca de costarle la vida. Solo la ayuda de otros alpinistas y el parapente min¨²sculo que portaba en su mochila le permitieron escapar entonces de la trampa de la hipoxia: entre medias, el franc¨¦s no sabe qu¨¦ hizo durante al menos 45 minutos¡ Desde aquella fecha, la duda se hab¨ªa instalado en su subconsciente. As¨ª que, tenso y sobre aviso, el franc¨¦s decide bajar el ritmo, dar tregua a su coraz¨®n desbocado, tomar autofotos, disfrutar de un d¨ªa ¨²nico en la segunda monta?a m¨¢s elevada del planeta. Pese a tanta precauci¨®n, V¨¦drines escala el K 2 por la ruta de los Abruzos, la cl¨¢sica, en 10 horas 59 minutos y 59 segundos y bate por 12 horas el r¨¦cord anterior, propiedad de otro alpinista franc¨¦s, malogrado este, llamado Benoit Chamoux, que pose¨ªa la plusmarca desde el fat¨ªdico 1986.
Escalar el K2, con sus 8.611 metros de altitud, en apenas medio d¨ªa¡ Sigue pareciendo ciencia ficci¨®n, tanto como el registro medio de ascenso de casi 300 metros de desnivel a la hora firmado por V¨¦drines. Hace dos a?os, logr¨® un registro a¨²n m¨¢s alucinante al escalar el vecino Broad Peak en 7 horas y 28 minutos, con un promedio de 420 metros de desnivel a la hora. Pero el Broad Peak tiene pr¨¢cticamente 600 metros menos de desnivel, y entre los 8.000 y los 8.600 metros sobre el nivel del mar el salto hip¨®xico es brutal. ¡°El 28 de julio de 2022 no estaba listo para medirme al K2. Me faltaba madurez. En la monta?a uno debe aprender a crecer y ahora puedo decir que estoy muy orgulloso de haber sabido enfrentarme a mis miedos¡±, declaraba el alpinista franc¨¦s estos d¨ªas.
Durante dos a?os, V¨¦drines ha preparado con esmero su asalto al K2, casi una obsesi¨®n, una inc¨®gnita fisiol¨®gica. En su estrategia de preparaci¨®n viaj¨® al Mediterr¨¢neo para aprender t¨¦cnicas de respiraci¨®n: ¡°El mundo de la apnea me seduce y posee numerosos puntos en com¨²n con la altitud extrema. Mi idea es aprender a moverme en apnea en el agua y transferir lo aprendido por encima de los 8.000 metros para ser capaz de mantener la lucidez a la hora de tomar mis decisiones cuando el aire se enrarece¡±, explicaba el pasado mes de junio.
Para poder afrontar su r¨¦cord, V¨¦drines precisaba una buena huella para poder avanzar con solvencia. Bloqueado en el campo base durante semanas a la espera de la llegada del buen tiempo, el franc¨¦s sali¨® del campo base avanzado (5.350m) a las 00h10 del pasado d¨ªa 28, exactamente desde el mismo lugar del que arranc¨®, 38 a?os atr¨¢s, Benoit Chamoux. Sus circunstancias nada ten¨ªan que ver entre s¨ª. Chamoux aspiraba entonces a convertirse en el tercer hombre en escalar los 14 ochomiles tras Messner y Kukuzcka. Le gustaba la velocidad. Casi diez a?os despu¨¦s de su fulgurante K2, en el oto?o de 1995, Chamoux se encontr¨® con 13 ochomiles escalados, y a falta del Kangchenjunga para cerrar el c¨ªrculo. Pero a los pies de esta formidable monta?a, el suizo Erhard Loretan le esperaba tambi¨¦n a falta de uno para acabar la carrera. El 22 de septiembre de 1995, ambos coincidieron en el campo 4 a 7.800 metros. Loretan ten¨ªa un mecenas que le pagaba un sueldo y las expediciones, y le daba igual ser el tercero o el cuarto en la carrera de los 14. Junto a Troillet deseaba intentar una ruta m¨¢s compleja, pero las enormes nevadas que acaban de caer le obligaron a retirarse hacia la ruta normal. Chamoux, en cambio, necesita patrocinadores, ansiaba ocupar el tercer caj¨®n del podio. Estresado, vigil¨® de cerca los movimientos de los dos suizos, pero estos fueron mucho m¨¢s r¨¢pidos y cuando regresaban de la cima, Chamoux se encontraba a¨²n a varias horas de su objetivo: viajaba cansado y tarde, acompa?ado por Pierre Royer y por varios sherpas, entre ellos su fiel Rikou. Nada iba como era debido: Chamoux empez¨® a sentirse derrotado. Rikou se sent¨® a descansar, resbal¨® en la pendiente y cay¨® al vac¨ªo falleciendo en el acto. Falto de reflejos, Chamoux decidi¨® seguir hacia la cima¡ que nunca alcanz¨®. El viento y el fr¨ªo arreciaron, y vivaque¨® de mala manera junto a Royer. Al d¨ªa siguiente, los suizos pudieron verles y trataron de guiarlos hacia su tienda. Pero los franceses nunca bajaron, despareciendo para siempre. Ya no existen competiciones de este tipo en el Himalaya. El negocio y la seguridad solo dejan margen para alpinistas superlativos como V¨¦drines, tipos que han entendido que solo el entrenamiento cient¨ªfico les permitir¨¢ mejorar lo establecido. O para aventureros como los japoneses Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima, cuya p¨¦rdida reciente en la oeste del K2 resulta tan dolorosa que ninguna autoridad se atreve a certificar su muerte.
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