Piqu¨¦ y la Champions olvidada del Madrid
La ¨²ltima Champions conquistada por el Madrid no la recordar¨¢ nadie, asegura el exjugador del Barcelona, tibio con el ¡®caso Rubiales¡¯ y el ¡®caso Negreira¡¯
Dijo Gerard Piqu¨¦ en una entrevista con Jordi Bast¨¦ que la ¨²ltima Liga de Campeones conquistada por el Madrid no la recordar¨¢ nadie. Y lo hizo sin especificar el arco temporal de su afirmaci¨®n o el tipo de circunstancias especiales que podr¨ªan llevarnos al olvido. Claro est¨¢ que si nos alcanza un meteorito y sobrevivimos para contarlo andaremos a otras cosas. Al menos en un principio. Pero cuesta imaginar un escenario sin cataclismo en el que alg¨²n cul¨¦, guardiolista, colchonero y ya no digamos madridista llegue a olvidar una gesta como se habr¨¢n visto pocas en la historia del deporte. Yo no recuerdo ninguna, de hecho, lo que a estas horas podr¨ªa ser en el mejor argumento en favor de la tesis de Piqu¨¦.
Razonaba Piqu¨¦ su respuesta ante un Bast¨¦, insisto, que tiene el m¨¦rito de los grandes monumentos de la antig¨¹edad: no se derrumban. A m¨ª me costar¨ªa mucho no lanzarme al suelo ante tal afirmaci¨®n, aunque solo fuese de manera preventiva y por aquello de evitar un mal golpe si se me para el coraz¨®n o se me aflojan las rodillas. Y es que solo pensar en el despiste de Jo?o Cancelo con Benzema te entran ganas de gritar, seas del equipo que seas. Lo que Piqu¨¦ quiso decir se antoja m¨¢s sibilino, menos armonioso¡ Muy de cerrar comillas y armar cierto foll¨®n: que el juego del Real Madrid no se recordar¨¢ a futuro por no alcanzar unos est¨¢ndares est¨¦ticos a los que el propio Piqu¨¦ est¨¢ acostumbrado desde que naci¨® guapo como un sol. Pero hay otros mundos, Gerard, otros est¨¢ndares. Incluso otras bellezas, como me gusta pensar al enfrentar el espejo.
La peor versi¨®n de Piqu¨¦ apareci¨® cuando el entrevistador le pregunt¨® por Rubiales. Lo otro, lo del Madrid, el estilo y la memoria colectiva se digiere con facilidad si uno no se toma el f¨²tbol demasiado a pecho, un poco como el pescado blanco o el yogurt. Tuvo dos meses Piqu¨¦ para preparar una respuesta, pues todav¨ªa no hab¨ªa hablado en p¨²blico desde que el autoproclamado crack bes¨® sin consentimiento a Jenni Hermoso. Se les supon¨ªa una buena relaci¨®n, como a cualquiera que hace buenos negocios y se llama por el diminutivo. Quiz¨¢s por eso se mostr¨® tibio el exfutbolista. O quiz¨¢s fuese por propia convicci¨®n, por pura ideolog¨ªa, porque realmente cree Piqu¨¦ que la gente lo mezcla todo y que lo ocurrido es un asunto casi estrictamente del ¨¢mbito privado que se ha sacado de contexto. De nuevo aguant¨® Bast¨¦ en pie, estoico.
Sobre el caso Negreira neg¨® Piqu¨¦ la mayor: bien hecho. Aquel Bar?a de Guardiola y el posterior de Luis Enrique dominaron con mano de hierro dentro y fuera de Espa?a, lo que vendr¨ªa a demostrar de alg¨²n modo su afirmaci¨®n: eran tan superiores que no necesitaban ning¨²n tipo de ayuda, si acaso una pizca de suerte. Cosa distinta es que la hubieran tenido o no, como les ocurre a esos alumnos brillant¨ªsimos que cuentan con el respaldo econ¨®mico de sus padres y todas las ventajas que pueden ofrecer los m¨¢s caros y prestigiosos colegios. Pero la gente recordar¨¢ aquellos aquelarres futbol¨ªsticos por encima de las sospechas y los juicios medi¨¢ticos al mejor Bar?a de la historia, claro que s¨ª. Como recordaremos, todos, la ¨²ltima Liga de Campeones conquistada por el Madrid a base de sumar milagros, que es como se escriben las mejores historias y, a menudo, los peores libros.
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