El indomable Liverpool conquista el feudo del Arsenal
Klopp exprime sus opciones pese a disponer apenas de 12 jugadores del primer equipo mientras Guardiola, que hizo reaparecer a De Bruyne contra el Huddersfield, advierte sobre el potencial de su ¡°gran rival¡±
Cinco goles despu¨¦s, Pep Guardiola hizo balance tras dejar atr¨¢s al Huddersfield en la Copa. La tarde hab¨ªa sido perfecta. Hab¨ªa recuperado a Doku, el incansable regateador belga, y sobre todo a Kevin de Bruyne, de regreso despu¨¦s de casi cinco meses de baja. As¨ª que Pep se ilusiona porque el calendario adem¨¢s le dar¨¢ un respiro para hacer algo que anhela y que la capacidad de su equipo para mantenerse en todas las competiciones le pone complicado: entrenar. Guardiola busca tiempo para adiestrar a sus futbolistas y en enero lo tendr¨¢ durante varias jornadas al calorcillo de Abu Dhabi para aprovechar un respiro competitivo entre el d¨ªa 13 y el 27. Pero el laureado t¨¦cnico advirti¨® despu¨¦s de la goleada (5-0) al Huddersfield: ¡°Nuestro gran rival, el Liverpool, est¨¢ de vuelta¡±. Los chicos dirigidos por J¨¹rgen Klopp le dieron, casi de inmediato, la raz¨®n.
El Liverpool es indomable. El sorteo de Copa, donde no hay cabezas de serie ni gaitas, le envi¨® a fajarse al campo del Arsenal cuando a¨²n quedaban 64 equipos en competici¨®n. Al Emirates lleg¨® irreconocible, con un terno morado y apenas doce futbolistas del primer equipo. ?frica le reclut¨® a Salah, Asia a Endo. No pod¨ªa contar ni con Van Dijk ni con su suplente Matip, tampoco con el centrocampista h¨²ngaro Szoboszlai. Robertson y Tsimikas, los dos laterales izquierdos est¨¢n lesionados, como tambi¨¦n lo est¨¢ el comod¨ªn gallego Bajcetic. El Liverpool acab¨® el partido con tres chicos del segundo equipo en el campo, pero exuberante. Y lamin¨® (0-2) al Arsenal en los minutos finales de una segunda parte memorable. ¡°Estoy muy orgulloso. Trajimos a los ni?os y ganamos. Eso habla del car¨¢cter de todos¡±, resumi¨® Klopp.
Un rictus de decepci¨®n se apoder¨® de los jugadores del Arsenal, que palidecen en la Premier tras ganar apenas uno de sus ¨²ltimos cinco partidos y recibieron un sopapo en la Copa, torneo fetiche para el club que m¨¢s veces (14, por ocho el Liverpool) la ha alzado. La sensaci¨®n es que dejaron pasar una excelente oportunidad para eliminar a su rival, que deambul¨® por el partido en un crescendo en el que comenz¨® apabullado y acab¨® sobrado.
El Arsenal debi¨® de adelantarse en el marcador. Al final se fue sin ver puerta y con sus ya consabidas dudas sobre la pegada del equipo. Esta vez, una vez m¨¢s, el se?alado es Havertz, que tuvo opciones claras ante la meta, pero las remat¨® todas como si fuese un cadete. Mourinho le hubiera comparado con un gato. Ocurri¨® adem¨¢s que enfrente estaban unos adormilados tigres. El Liverpool comenz¨® presa del estupor, con serios problemas para mover la pelota desde la zaga. Odegaard remat¨® al larguero a los diez minutos al aprovecharse de una de esas deficientes salidas de bal¨®n. A White, Havertz o Saka les pas¨® el gol por delante. No atinaron. Y el rival se desperez¨®. Alexander-Arnold hizo sonar el despertador con un pelotazo que estrell¨® en el larguero de Ramsdale. Tras el descanso sali¨® otro equipo, el Liverpool de siempre, el que sube l¨ªneas y encima a su oponente para convertir cada disputa en un infierno. Imposible no vibrar con un equipo as¨ª, capaz de ponerle ese alma al juego. Hace bien Guardiola en avisar.
Ramsdale detuvo, pleno de reflejos, un intento de Luis D¨ªaz, cuando ya todo se hab¨ªa desatado. El Arsenal se hab¨ªa difuminado. El Liverpool se enfoc¨® para trabajar por los costados con D¨ªaz y N¨²?ez, empuj¨® con fiereza hasta que una falta lateral la coloc¨® Alexander-Arnold en el primer palo, donde se hace da?o. El polaco Kiwior la pein¨® hacia su propia porter¨ªa y decant¨® la eliminatoria. Los jugadores de Klopp celebraron el gol como si fuese el ¨²ltimo de sus vidas. Observar como se festejan las dianas suele ser un excelente indicativo para entender el pelaje de los equipos. La sentencia de Luis D¨ªaz sobre la hora agreg¨® efusividad a las celebraciones. Klopp se lanz¨® hacia la grada red y lanz¨® sus tres habituales pu?etazos al aire. Luego se golpe¨® el coraz¨®n. Se trata de eso.
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