Abd¨®n Prats y Antonio Ra¨ªllo, capitanes del Mallorca: ¡°Qued¨® la base de Segunda B, cuando nos part¨ªamos la cara uno por el otro¡±
El Mallorca que jugar¨¢ la final de Copa contar¨¢ en Sevilla con algunos de los h¨¦roes de los ascensos hasta Primera
Cada vez que pisa el c¨¦sped de Son Moix, Abd¨®n Prats (Mallorca, 31 a?os) mira a la tribuna en la que se colocaba cuando era aficionado. ¡°Est¨¢ todo muy cambiado¡±, advierte. A su lado, Antonio Ra¨ªllo (C¨®rdoba, 32 a?os) asiente. ¡°Hasta los colores del campo son distintos. Siempre lo hablamos entre nosotros, ?c¨®mo ha cambiado todo desde que llegamos!¡±. Sentados en un sof¨¢ de la moderna y c¨®moda Ciudad Deportiva, Prats y Ra¨ªllo, capitanes del Mallorca, conversan del camino recorrido hasta la final de la Copa del Rey de ma?ana frente al Athletic. En su caso, el camino comenz¨® en 2017, cuando al aspiracional cuadro mallorqu¨ªn se le borraron todos los sue?os de la ¨¦lite en Segunda B.
Antonio Ra¨ªllo. Mi situaci¨®n era diferente a la tuya. Yo ven¨ªa del Espanyol. Hab¨ªa fichado por un proyecto con mucha fuerza, que ten¨ªa la aspiraci¨®n de subir a Primera, y acab¨¦ en Segunda B. Fue un golpe de realidad terrible. Pensaba: ¡®Hace un a?o estaba en Primera¡¯. Pero ten¨ªa contrato y tuve que cumplir con mi responsabilidad. Era una apuesta del club. Para ti, en cambio, fue volver a tu tierra.
Abd¨®n Prats. S¨ª, llegu¨¦ para levantarlos a ellos.
A. R. Tampoco nos hab¨ªamos quedado tantos: cuatro de 25.
A. P. Para m¨ª, t¨² lo sabes, como mallorqu¨ªn y mallorquinista, era un momento duro. Est¨¢bamos en el barro, cuando la historia dec¨ªa que era un club que hab¨ªa estado en Europa. Recuerdo el d¨ªa que me presentaron. Estaba vestido de calle porque no iba a entrenar y me encuentro con 20 ultras grit¨¢ndote. Pens¨¦: ¡®?D¨®nde me he metido?¡¯. ?Te acuerdas?
A. R. Claro, fue un momento de tensi¨®n. Al fin y al cabo, los aficionados no pensaban que el equipo pod¨ªa bajar. Cre¨ªan que era un fracaso. Y los que nos comimos el marr¨®n fuimos los que nos quedamos. Pero el tiempo pone a cada uno en su lugar. ?Ahora qui¨¦n piensa que ¨¦ramos unos mercenarios?
A. P. Vosotros lo pasasteis mal. Yo flip¨¦ un poco.
A. R. Pero t¨² sab¨ªas a d¨®nde ven¨ªas. Ya sab¨ªas que ten¨ªamos un equipazo.
A. P. S¨ª, sab¨ªamos que lo ¨ªbamos a sacar adelante. Cuando firmaron a Vicente Moreno [entrenador] y se quedaron buenos jugadores, ni hizo falta que me convencieran mucho para volver. Pero me encontr¨¦ con un club muy diferente. Ya estaban los americanos. Si hasta nos toc¨® hacer un rondo con Steve Nash [exjugador de la NBA, accionista del club].
A. R. Ha cambiado mucho. El estadio, el club por dentro, la ciudad Deportiva¡ Y a nosotros nos gusta haber formado parte del crecimiento. ?Cu¨¢ntas veces lo hemos hablado? El d¨ªa que nos vayamos, los que se queden van a disfrutar que flipas. La mierda ya nos la hemos comido nosotros [se r¨ªe].
A. P. Ahora, adem¨¢s, hay una camada de afici¨®n nueva, sobre todo de gente joven, que est¨¢ muy enganchada. Y se nota.
A. R. ?Hasta hay algunos que se dejan el bigote por ti?
A. P. S¨ª. Y gente que le pone a los ni?os Abd¨®n. No te olvides que marqu¨¦ el gol del ascenso a Primera.
A. R. Fue el m¨¢s bonito ese ascenso. Pero yo marqu¨¦ en el de Segunda B a Segunda A, cuando ten¨ªamos m¨¢s obligaci¨®n. Ahora est¨¢ todo estabilizado, con el club en Primera. Y encima tenemos la final de la Copa.
A. P. Durante las primeras rondas, muchos partidos me daban una pereza tremenda. Lluvia. Dos grados. Barro. Y eso que me gusta el barro, vengo del barro. Pero despu¨¦s pens¨¦: ¡®Este formato nos puede permitir avanzar eliminatorias y llegar lo m¨¢s lejos posible¡¯. ?Y mira? Nos hemos plantado el 6 de abril en Sevilla.
A. R. La gente puede pensar que tuvimos un cuadro f¨¢cil, pero vencimos al Girona, que llevaba 25 partidos sin perder, y a la Real, a doble partido, que era un equipo de Champions. Somos un equipo rocoso, competimos bien. Y cuando nos jugamos algo importante es muy complicado meternos mano. Se ha demostrado.
A. P. Somos humildes a m¨¢s no poder.
A. R. Y solidarios. Eso se mantuvo de cuando nos fuimos a Segunda B. En ese momento, se limpi¨® el club por completo: utilleros, fisios¡ Se hizo todo m¨¢s herm¨¦tico.
A. P. Pero m¨¢s familiar.
A. R. Esa es la palabra: familiar. Todo m¨¢s cercano, todo m¨¢s cara a cara. Y a partir de ah¨ª, crecer de cero. A d¨ªa de hoy, se mantiene as¨ª: como una familia. Y todo el que ha venido se ha tenido que sumar a ese bloque, a esa familia. El que no ha sumado, se ha quedado fuera.
A. P. No entraba al grupo. Y esto no fue una cosa solamente de nosotros dos. Fue de todos. Pero fue algo natural, ?no? No fue planeado.
A. R. S¨ª. Se gener¨® todo en ese vestuario de Segunda B¡ Entren¨¢bamos un viernes y despu¨¦s nos junt¨¢bamos 15 jugadores a tomarnos una cerveza.
A. P. Se dice una, como hay quien dice cuatro [se r¨ªe]. Era una cosa de grupo. Sab¨ªamos que el domingo cumpl¨ªamos.
A. R. ?ramos una panda de amigos que se juntaban a jugar todos los domingos. Fue muy bonito. Nos met¨ªamos mucha ca?a en los entrenamientos, pero al final nos part¨ªamos la cara el uno por el otro. Esa base qued¨®.
A. P. Ese esp¨ªritu est¨¢ en el ADN de este equipo. El que se descarrilaba le peg¨¢bamos dos toques. Si se endereza bien; si no, fuera.
A. R. Si se van tres, los otros tres que entran se tienen que sumar a esa idea de grupo. El que viene, tiene que sumar, lo hace jugando o lo hace en el grupo. Esa idea la mantuvimos en Segunda B, en Segunda y en Primera.
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