La marabunta blanquiazul invade el campo del Espanyol
Miles de aficionados saltan al terreno de juego con el pitido final para festejar el ascenso con los jugadores
Silb¨® el colegiado el final del encuentro y a los jugadores del Espanyol les dur¨® 10 segundos la felicidad en intimidad, pues de repente una tremenda marabunta se apropi¨® del c¨¦sped. Nada pudieron hacer los stewards, que momentos antes se las promet¨ªan felices y retadores porque hicieron un buen cord¨®n policial alrededor del tapete. ¡°Les habla la polic¨ªa, mant¨¦ngase en sus localidades por su seguridad¡±, bram¨® la megafon¨ªa del Stage Front Stadium antes de que acabara el encuentro para repetir poco despu¨¦s el mensaje. Se escuch¨® a duras penas por los silbidos y porque polic¨ªa y fiesta no suelen casar bien, al menos para los inc¨ªvicos. Y pronto qued¨® claro que uno no puede contra 100 y que 100 no pueden contra 20.000. Fue la locura hecha realidad, una invasi¨®n de campo que en pocos segundos borr¨® cualquier atisbo de verde del tapete. Se avecina una fuerte sanci¨®n por parte de LaLiga; una multa que, por una vez, el Espanyol pagar¨¢ a gusto por m¨¢s que tenga 60 millones de deuda con Rastar, la empresa del propietario Chen Yangshen.
En un visto y no visto, los jugadores desaparecieron entre los aficionados, engullidos por los abrazos y la dicha de una hinchada que este a?o las ha pasado canutas, pues el equipo estaba hecho para subir por la v¨ªa directa y no lo ha hecho hasta el ¨²ltimo suspiro, ya en la final del playoff. De futbolistas pasaron a ser hormigas, alfileres en el pajar de Cornell¨¤. Pero con las botas puestas y el fervor por bandera, la mayor¨ªa disfrut¨® del ba?o de masas. Ninguno como Keidi Bar¨¦, que fue aupado a hombros por los hinchas y que alz¨® los brazos para regocijo de todos, que despu¨¦s se anim¨® a cantar y contagi¨® a los dem¨¢s aficionados, que accorralaban a los otros jugadores que quedaban en el campo para alzarles en lo alto de las mel¨¦s improvisadas.
¡°?A Primera o¨¦, a Primera o¨¦!¡±, se cantaba por un lado. ¡°?M¨¢gico Espanyol!¡±, se entonaba en otro de los mont¨ªculos. ¡°?Espanyol te quierooo!¡±, se escuchaba en un tercero, quiz¨¢ en el que reinaba Puado, el h¨¦roe de la final y de los playoffs ¡ªha marcado los tres goles del equipo en las eliminatorias¡ª, ese que ya no pod¨ªa reprimir el llanto y que ahora cantaba y ahora se enjuagaba las l¨¢grimas, ese que se empeque?eci¨® durante partes del curso por las cr¨ªticas ante su falta de punter¨ªa; ese que se hizo gigante.
?El @RCDEspanyol vuelve a #LALIGAEASPORTS!
— F¨²tbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) June 23, 2024
Un doblete de Puado confirma el regreso de los de Manolo Gonz¨¢lez a la m¨¢xima categor¨ªa del f¨²tbol espa?ol.
?Enhorabuena, pericos! ??#LaCasaDelF¨²tbol pic.twitter.com/mPRXnPLK8g
¡°Esto era vivir o morir¡±, reconoci¨® el director deportivo del Espanyol, Fran Garagarza, como si le echara un capote de comprensi¨®n y raz¨®n a Puado; ¡°si no se logran los objetivos sufres mucho, pero estaremos en Primera. As¨ª que si el sufrimiento es para tener ¨¦xito, bienvenido sea¡±. Un ¨¦xito del que tiene buena culpa el t¨¦cnico Manolo Gonz¨¢lez, que tambi¨¦n cay¨® en la red de la marabunta, pues fue manteado por la hinchada, un reconocimiento del que pocos entrenadores disfrutan, siempre en la picota por la urgencia de los resultados. Un halago que, sin embargo, no se sabe si le dar¨¢ para llevar al equipo en Primera, interino ante la debacle en el banquillo durante el curso ¡ªse despidi¨® a Luis Garc¨ªa y a Ramis¡ª, aunque triunfador con el ascenso al contar solo con una pifia en 20 duelos. ¡°No s¨¦ si seguir¨¦ porque no depende de m¨ª. Esto es cosa de dos¡±, resolvi¨® en medio de la locura.
Cost¨® sudores sofocar el fanatismo, al punto de que los jugadores no regresaron de inicio al c¨¦sped como estaba estipulado para participar en comuni¨®n de los festejos y la algarab¨ªa, de un ascenso necesario para la supervivencia del club. Pero s¨ª que fueron al palco, ya con el estadio casi vac¨ªo, para participar de la felicidad com¨²n. ¡°Hemos luchado, hemos vuelto¡±, se le¨ªa en las camisetas que se pusieron los futbolistas para el festejo, aunque desde el club dijeron que no hab¨ªa nada previsto para no gafar la tentativa. Pasados los minutos, ya casi sin gente en las gradas, s¨ª que regresaron al c¨¦sped, algunos con cerveza en la mano y otros sin camiseta, como era el caso del t¨¦cnico, que no ten¨ªa freno para la felicidad, que se ganaba las risas de sus jugadores. Aunque ninguno m¨¢s feliz que Puado, el centro de las canciones periquitas. Un festival, un alivio. Aunque tambi¨¦n momento, por extra?o que parezca, para sacar facturas pendientes. ¡°No s¨¦ si seguir¨¦. El club me hizo una oferta de renovaci¨®n hace unos d¨ªas, pero fue una falta de respeto. No conf¨ªan en m¨ª¡±, resolvi¨® Braithwaite, Pichichi de Segunda con 22 tantos; ¡°he trabajado duro para dejar al Espanyol en Primera y ahora estoy libre. Veremos qu¨¦ pasa en los pr¨®ximos d¨ªas¡±. La afici¨®n fue di¨¢fana: ¡°?Martin qu¨¦date, Martin qu¨¦date, Martin qu¨¦dateeee!¡±, le cantaron con devoci¨®n.
¡°?Somos de Primera!¡±, grit¨® Sergi G¨®mez, ya micro en mano. ¡°?Somos una familia, for?a Espanyol siempre!¡±, se sum¨® Bald¨¦. ¡°Esto es m¨¦rito vuestro¡±, dijo Gragera. ¡°No merec¨ªais estar en Segunda¡±, sigui¨® Melamed, que llor¨® porque era una despedida, camino del Almer¨ªa. Despu¨¦s mantearon al t¨¦cnico y pidieron entre c¨¢nticos que se quedara. ¡°?Es cul¨¦ el que no bote, eh, eh!¡±, se anim¨® el entrenador en un recuerdo al equipo archienemigo. Pero todo eso no lo escuch¨® Yangshen desde China, ausente en el club desde hace dos a?os.
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