Una indesmayable Australia acaba con la insustancial Dinamarca y se mete en octavos
Un golazo de Leckie acaba con el equipo dan¨¦s y los ¡®aussies¡¯ pasan de la fase de grupos por segunda vez en su historia
Australia se siente hoy tan a gusto en Qatar como en Alemania 2006. Ya est¨¢ como entonces en octavos de final del torneo despu¨¦s de batir a T¨²nez y despedir tambi¨¦n a Dinamarca con el mismo marcador: 1-0. Las dos selecciones han sido espectadoras de la excelente organizaci¨®n y eficacia del equipo de Arnold. A falta de figuras como fueron Cahill o Kewell, los australianos son ahora un equipo compacto y solidario, formado por futbolistas menos conocidos, por no decir an¨®nimos, que se baten con una fe y una determinaci¨®n imposibles de combatir para rivales insustanciales como Dinamarca, eliminada sin decir ni p¨ªo en la primera fase, igual que en Sud¨¢frica 2010.
Los daneses son una selecci¨®n tiesa, sin el juego de caderas de delanteros como Michael Laudrup ni la pegada de Eljkaer Larsen o Poulsen, f¨¢cilmente reducidos por una plet¨®rica Australia que ya ha ganado dos partidos, los mismos que en sus anteriores participaciones en la Copa del Mundo. La fiabilidad australiana, igual de inaccesible con el 0-0 que con el 1-0, convirti¨® en anecd¨®tica a efectos clasificatorios la victoria confirmada a ¨²ltima hora de T¨²nez contra Francia.
A Hjulmand de nada le vali¨® prescindir de un tercer central para ganar un cuarto medio y atacar con un delantero nato como Braithwaite. Necesitaba que su equipo generara m¨¢s juego y ocasiones despu¨¦s de quedar seca ante T¨²nez (0-0), un resultado que la penalizaba respecto a Australia ¡ªvencedora ante los magreb¨ªes por 0-1¡ª. A los daneses no les quedaba m¨¢s alternativa que la de ir a por el partido y procurar chutar al marco de Ryan. Australia, mientras, viv¨ªa de rentas, del gol de Duke ante T¨²nez, y de la solidez defensiva dispuesta por Arnold.
Aunque no les cost¨® llegar a cancha contraria, a los daneses les faltaba precisi¨®n para armar el ¨²ltimo pase y rematar con tino, reducidos por Australia. Los ataques eran demasiado discontinuos y barrocos, generalmente exteriores por los pocos espacios que hab¨ªa por dentro, sin desequilibrio para desespero de Hjulmand. La impaciencia danesa aliment¨® las contras de los australianos, m¨¢s aplicados y pendientes de que no entrara en juego Eriksen. El futbolista m¨¢s rematador segu¨ªa siendo el zaguero azulgrana Christensen. Las jugadas de estrategia eran la ¨²nica soluci¨®n para la nublada Dinamarca.
Alcanzado el descanso, Australia estaba m¨¢s asentada y segura de acompa?ar a Francia. Apenas hab¨ªa vivido situaciones de riesgo porque no dej¨® que Dinamarca maniobrara ni profundizara ¡ªsolo cont¨® dos chuts entre los tres palos¡ª, muy limitada en su juego interior, obligada a avanzar por los costados, pendiente de la pareja Lindstrom-Maehle. El partido se apagaba hasta que se supo del gol de T¨²nez ante Francia, al que respondi¨® Australia.
Los daneses perdieron la pelota y los australianos tiraron una transici¨®n tan veloz como precisa de cuatro pases que fue culminada por el llanero solitario Leckie despu¨¦s de quebrar por dos veces a Maehle y rematar cruzado al poste izquierdo de Schmeichel. El gol fue definitivo por la consistencia de Australia y la nulidad de Dinamarca, falta de energ¨ªa y de chispa, sin m¨¢s recurso que el de colgar balones al ¨¢rea de Ryan.
No tuvo dudas Australia, clasificada para el Mundial en la repesca, siempre eficaz, sabedera en cualquier caso de que la victoria supon¨ªa su pase y que le conven¨ªa olvidarse del T¨²nez-Francia. La selecci¨®n de Duke y Leckie quiere que tambi¨¦n se hable de f¨²tbol en Australia.
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