Espa?a no sabe qu¨¦ hacer con la pelota y cae eliminada ante Marruecos
La Roja, con mucha posesi¨®n para nada, sucumbe ante una firme y cruda selecci¨®n marroqu¨ª y se despide de Qatar como lo hizo de Rusia 2018 y de la ¨²ltima Eurocopa, en los penaltis
Achraf Hakimi, un chico nacido en Madrid, conden¨® al exilio mundialista a una Espa?a incapaz. Tan incapaz que ni con tres penaltis logr¨® batir a la jabata Marruecos, una selecci¨®n de acero. Un equipo que alcanz¨® por primera vez los cuartos de final tras blindarse de maravilla delante de Bono, h¨¦roe en los penaltis.
Dijo Luis Enrique la v¨ªspera que durante el curso puso deberes a los suyos. Llegar a Qatar con mil penaltis ensayados cada uno. Cate absoluto para todos. Fallaron Sarabia, Soler y Busquets. El mismo destino para Espa?a, fulminada de igual modo en Rusia 2018 y en la ¨²ltima Eurocopa.
La Roja deslumbrante ante Costa Rica y que supo competir con Alemania no dio para m¨¢s ante Marruecos, que la tuvo bloqueada. Mucha pelota para nada. Pura ret¨®rica intrascendente. Un in¨²til trasteo con la pelota ante un adversario que logr¨® que los espa?oles sobaran y sobaran el bal¨®n sin una pizca de mala uva. El azote de Jap¨®n no fue casual. Ante ambas porter¨ªas Espa?a no pint¨® nada. La selecci¨®n africana subray¨® con creces los motivos por los que solo hab¨ªa recibido un gol, en propia puerta ante Canad¨¢. Croacia, subcampeona en Rusia, y B¨¦lgica, tercera, se frustraron de la misma manera ante la amurallada selecci¨®n marroqu¨ª.
Marruecos no se corrigi¨® un mil¨ªmetro de lo que es: un equipo crudo, con las l¨ªneas bien atornilladas, con piernas de m¨¢rmol en cada disputa. Y, ante la vecina del norte, en el estadio Education City nada evocaba a Doha. La efervescente y numerosa hinchada marroqu¨ª remit¨ªa a un estadio en Rabat o Casablanca.
?Algo m¨¢s estimulante que alcanzar la mayor cima futbol¨ªstica de su historia contra Espa?a, en territorio ¨¢rabe y ante todo el universo? Para el grupo espa?ol, un rival sacamuelas, con todo el arrojo del mundo y con el ¨¢nimo en combusti¨®n. Espa?a, esta vez una Roja celeste, se vio ante un partido muy intrincado, mucho.
Ni un cent¨ªmetro conced¨ªa Marruecos, abrigada en la periferia de Bono, con auxilios constantes para la intendencia, a la espera de rapi?ar la pelota y tocar la corneta a toda mecha. Al equipo de Luis Enrique ¡ªel mismo que ante Costa Rica, salvo Llorente por Azpilicueta¡ª le tocaba abrirse paso en una barricada en la que no hab¨ªa forma de que corriera el aire. Doha era una caldera marroqu¨ª, en el campo y en las tribunas. La pelota cosida por los espa?oles, pero sin osad¨ªa. Un Mundial, un partido sin retorno, un escenario intimidante. La selecci¨®n de Regragui, con horizontes hacia Unai Sim¨®n al menor error espa?ol. No hab¨ªa avisos en las ¨¢reas, salvo alg¨²n titubeo de Bono, con los pies algo anudados, mucho m¨¢s suelto de manos. Un remate de Asensio al lateral derecho de la red marroqu¨ª fue la ¨²nica huella espa?ola en el primer acto. Por una vez, un espa?ol tir¨® un desmarque (Asensio) y por una vez un espa?ol tuvo audacia para filtrar un pase (Alba).
De nada les serv¨ªan a los de Luis Enrique las permutas entre Alba y Pedri, y entre Llorente y Gavi. Tampoco hab¨ªa ruta por el embudo, donde Asensio, con menos carrocer¨ªa que los centrales que le ten¨ªan bajo arresto, estaba en inferioridad. El partido se dirim¨ªa como quer¨ªa Marruecos, en el cuerpo a cuerpo, donde el ¨²nico marroqu¨ª espa?ol era Gavi, que arriesg¨® literalmente la cabeza en un par de jugadas. Un temerario. A Llorente le daba la lata Boufal, extremo habilidoso y centelleante. Pero la selecci¨®n de Regragui tampoco dejaba pisadas en el rancho de Unai. Apenas un cabezazo de Aguerd tras otro enredo de Boufal a Llorente.
Nada se alter¨® en el segundo tramo. Espa?a, llevada al l¨ªmite en cuanto pretend¨ªa dar un paso al frente. Solo Dani Olmo puso en jaque a Bono, por dos veces. Y tuvo que ser con la pelota tiesa. Una falta lateral a la que respondi¨® con aplomo el portero sevillista. Y otro lanzamiento de falta en el tiempo de alargue. Rodri se agach¨® para aturdir a Bono, pero el marroqu¨ª no se hab¨ªa ido de merienda. Entre una falta y otra intervino Luis Enrique, que, entre otros cambios, mand¨® al banco a Asensio. El balear estaba tan estrujado por la retaguardia rival como el resto, pero el partido requer¨ªa una chispa, un solista. Ferran, en cambio, a¨²n tuvo cuerda. Nadie dio con la p¨®cima, no hubo forma de poner a dieta a los alguaciles africanos, que jam¨¢s aflojaron la mand¨ªbula. S¨ª, Espa?a dio mucho palique al bal¨®n, pero nunca tuvo el partido de su parte. El encuentro era de Saiss y Aguerd, los s¨®lidos centrales de Marruecos. El choque era de Amrabat, un pivote marciano, con cuatro pulmones y tenazas en vez de piernas.
No hubo quien diera con la tecla desde el banquillo. Nadie con descaro, tampoco Nico Williams y Ansu. La pr¨®rroga perpetu¨® el duelo por la misma senda, salvo por una intervenci¨®n clave de Unai ante Cheddira y un remate al poste derecho de Bono de Sarabia en la ¨²ltima mil¨¦sima. El propio Sarabia, que hab¨ªa salido por Nico para la rueda de los penaltis, tambi¨¦n hizo carambola en el otro poste. Ya era la horrible tanda que mand¨® a la Roja al garete. Tiempo para reflexionar. El primero, Luis Enrique, el autoproclamado l¨ªder.
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