Los 17 segundos m¨¢s locos de Juli¨¢n ?lvarez
En el minuto 38.07, Juli¨¢n ?lvarez estaba en el primer palo de su porter¨ªa esperando un c¨®rner de Croacia. En el minuto 38.24, Juli¨¢n ?lvarez estaba celebrando un gol dentro de la porter¨ªa contraria
En el minuto 38.07, Juli¨¢n ?lvarez estaba en el primer palo de su porter¨ªa, al lado del Dibu Mart¨ªnez, esperando un c¨®rner de Croacia. En el minuto 38.24, Juli¨¢n ?lvarez estaba celebrando un gol dentro de la porter¨ªa contraria, al lado de un alucinado Domink Livakovic, portero de Croacia. Lo que ocurri¨® en esos 17 segundos fue puro f¨²tbol, el que nace abajo, en los patios de luces y las pistas del colegio, en la puerta de casa, en la calle de un barrio sin luces. El f¨²tbol viejo del tipo que corre con la pelota ¨¦l solo, m¨¢s por miedo a que se la quite el due?o del bal¨®n, porque lo llaman desde la ventana para la merienda, que porque quiera meter un gol.
Sac¨® el c¨®rner Croacia hacia atr¨¢s, en direcci¨®n a Brozovic, en una especie de jugada ensayada para que Brozovic, desde el ¨¢ngulo del ¨¢rea, colgase la bola. Pero la acci¨®n fue abortada. ?Por qui¨¦n? Por Juli¨¢n ?lvarez, que en cuanto vio a Brozovic libre ech¨® a correr desde el primer palo como alma que lleva el diablo. El jugador croata vio a la Ara?a envenenada hacia ¨¦l y trat¨® de sacar el centro lo m¨¢s r¨¢pido posible sin resultado; el bal¨®n impact¨® en el 9 argentino, y el centro se devalu¨®, fue un centro averiado que se qued¨® en la frontal, donde dos argentinos se echaron sobre ¨¦l para iniciar una contra. La agarr¨® De Paul de cabeza, y el bal¨®n cay¨® en los pies de Leo Messi, que la control¨® larga y cay¨® sobre el c¨¦sped. La pelota, muerta, se qued¨®. ?Para qui¨¦n? Para Juli¨¢n ?lvarez.
El delantero del City empez¨® a correr hacia la gloria mientras un atleta compa?ero suyo, Nahuel Molina, se pegaba el esprint de su vida para buscar un desmarque y aclararle la vida a ?lvarez. Su acci¨®n abri¨® un huequito en la defensa de dos croatas, por el que quiso colarse la Ara?a, ya encimado por un tercero. Uno de los defensas le toc¨® el bal¨®n, no lo suficiente, y el cuero tropez¨® con ?lvarez; el segundo tambi¨¦n pudo rechazar, pero sin fuerza, y ?lvarez volvi¨® a llev¨¢rsela. Todo esto lo presenci¨® en d¨¦cimas de segundo el portero Livakovic estupefacto, sin poder salir ante la presencia de sus dos defensas, de tal manera que cuando Juli¨¢n ?lvarez se present¨® en la porter¨ªa, Livakovic se llev¨® dos sorpresas: qu¨¦ hace este t¨ªo aqu¨ª, si ten¨ªa delante a dos defensas m¨ªos, y qu¨¦ hago yo ahora, si estoy debajo de un arco de 7,32 metros.
Fue un gol de ni?o peque?o, ese que sigue y sigue y sigue, beneficiado por los rebotes, beneficiado por la suerte, beneficiado por la vida. Pero que, para llegar a esa ¨¢rea, tuvo que romperse el alma corriendo. Tuvo que creer que llegaba al centro imposible de Brozovic saliendo desde el palo del Dibu. Tuvo que hacer 100 metros lisos en 17 segundos, primero al trantr¨¢n y luego con un bal¨®n de por medio, perseguido por media Croacia y teniendo delante a dos guardaespaldas antes de colarse en la pantalla final y marcar uno de los goles de la Copa del Mundo. Uno que lo despoja de su aura de promesa de estrella mundial, y que revent¨® el partido a favor de Argentina en uno de esos momentos delicados que aprovecha Croacia para dar con el mazo a sus rivales, que es cuando marcan y se conf¨ªan. En el campo, Juli¨¢n ?lvarez no se fio ni se confi¨®, y cuando quiso darse cuenta estaban dentro, literalmente, ¨¦l y el bal¨®n en la porter¨ªa de Croacia. Y Argentina, dentro de la final de la Copa del Mundo, la segunda final de Leo Messi. Maradona tambi¨¦n jug¨® dos: una la gan¨®, otra la perdi¨®. Messi llega a la hora definitiva.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter especial sobre el Mundial de Qatar
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.