?Para qu¨¦ sirve ser campeones?

Somos campeones, somos los mejores. El j¨²bilo desborda las calles argentinas: millones ¨Cde verdad millones¨C de personas salieron a festejar que, tras tantos intentos, la patria hab¨ªa logrado algo. Ese algo era enorme y chiquitito: 26 futbolistas argentinos hab¨ªan ganado el campeonato m¨¢s importante del deporte m¨¢s masivo del planeta. Mil quinientos millones de personas, uno de cada cuatro adultos en el mundo, lo hab¨ªan visto. Y, sobre todo, 40 millones de argentinos lo hab¨ªan deseado como hac¨ªa mucho no deseaban nada y lo hab¨ªan conseguido ¨Co visto conseguir¨C. En esas calles y plazas y rutas y camiones festejaban su parte del triunfo: que eran argentinos. Era un festejo tan excepcional.

Mientras tanto en sus declaraciones, en sus redes, varios jugadores exaltaron la uni¨®n y la perseverancia, el sentido de equipo, de colaboraci¨®n y ayuda mutua. Leo Messi poste¨® que con este triunfo ¡°demostramos una vez m¨¢s que los argentinos cuando luchamos juntos y unidos somos capaces de conseguir lo que nos propongamos¡± y ya lleva 64 millones de likes en Instagram: el post m¨¢s celebrado de la historia. Cuando luchamos juntos y unidos, dijo el Gran Capit¨¢n.

El f¨²tbol ofrece esa apariencia de unidad: sirve para eso. Todos los habitantes de un pa¨ªs pueden creer ¨Ce incluso sentir¨C que su selecci¨®n les pertenece, que es una s¨ªntesis del m¨¦rito com¨²n, que lo hace por y para todos. Se puede discutir tal o cual jugador, tal o cual t¨¢ctica, pero todos saben que la meta est¨¢ clara: jugar mejor que los dem¨¢s, ganar todo lo que se pueda, concretar. Gracias a eso hoy somos campeones; por falta de eso la mitad de los argentinos siguen viviendo peor que lo que deber¨ªan.

En el juego social, en los cruces que nos mejoran o empeoran la vida, nunca hay un solo equipo. Hay varios, unos m¨¢s poderosos y otros menos. Por eso, es obvio, el f¨²tbol nos ofrece una oportunidad de unidad y voluntad com¨²n que la din¨¢mica social no puede dar. Por eso la met¨¢fora de la selecci¨®n ¨Cese espacio donde todos podemos ¡°luchar juntos y unidos¡±¨C es dif¨ªcil de replicar en los asuntos de la vida.

(Y m¨¢s cuando sabemos que muchos de los que ahora celebran y celebran la unidad son personas que, en sus definiciones de s¨ª mismas ¨Cla magia de las redes¨C, se presentan como ¡°profundamente antiX¡±, ¡°antiY rabioso¡± y no consiguen decir siquiera de qu¨¦ est¨¢n a favor. Y m¨¢s a¨²n cuando la situaci¨®n es tan enredada que ocho de las 24 provincias argentinas rechazaron el festivo que declar¨® ayer la presidencia nacional, y que los festejados no fueron a la Casa Rosada, donde los distintos presidentes siempre recibieron a los campeones de regreso, para que no pareciera que politiqueaban: un acto institucional se vuelve sospechoso cuando las instituciones lo son).

Pero ser¨ªa una pena dejar que estos d¨ªas, esta intensidad, esta alegr¨ªa se disuelvan en el aire sin dejar m¨¢s rastros que un recuerdo. ?Puede el Mundial y todo lo que se ha dicho alrededor pensarse como un corte, el principio de algo? Hace tanto que no conseguimos nada de lo que nos proponemos. Pese a los intentos, la Argentina va de mal en peor, de inflaci¨®n en miseria, de corruptelas en desesperanza. Necesitamos recuperar esa ilusi¨®n ¨Cque dio la selecci¨®n, que ofreci¨® Messi¨C de que si lo intentamos podremos, eventualmente, conseguirlo.

Para que este triunfo sirva para algo, importar¨ªa que los argentinos nos pregunt¨¢ramos qu¨¦ queremos, qu¨¦ puede unirnos como el f¨²tbol. Empezar por conversarlo, debatirlo, y elegir alg¨²n fin claro y concreto. ?Conseguir, de verdad, que nadie pase hambre en un pa¨ªs donde sobra comida? ?Ponernos a trabajar en serio, tan en serio como nos pusimos a seguir a nuestra selecci¨®n, y m¨¢s all¨¢ de sectores y pertenencias y los fracasos conocidos, para encontrar la forma de que eso no suceda? ?Qui¨¦n lo podr¨ªa canalizar, catalizar? ?Qui¨¦n ser¨ªa el Messi de esta historia?

Digo el hambre ¨Cquiz¨¢ lo m¨¢s urgente¨C como podr¨ªan ser otras cosas: recomponer la salud p¨²blica para que nadie se quede sin su atenci¨®n y sus remedios, completar las redes cloacales para que la mugre no siga matando, armar un plan en serio para crear empleos verdaderos y que nadie tenga que vivir de la beneficencia; fines que solo pueden, si acaso, perjudicar un poco a pocos y beneficiar mucho a much¨ªsimos. Unirnos alrededor de un objetivo claro, dedicar los esfuerzos reunidos a lograrlo.

Digo: buscar las metas, decidirse, juntar fuerzas para conseguirlas. ?Ser¨¢ posible? ?Nos dejar¨¢n? ?Querremos?

?O solo podemos unirnos cuando no tenemos que ponernos en juego, cuando toda nuestra intervenci¨®n consiste en revolear una bandera, gritarle a una pantalla y agarrarnos si acaso el huevo izquierdo?

Si no es as¨ª, si queremos aprender de estos d¨ªas, si decidimos hacer cosas juntos, entonces estos goles habr¨¢n servido para algo. Si no, si seguimos igual, ser¨¢n papel picado, el velo de un bell¨ªsimo recuerdo.

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