Alcaraz se come a Monfils

Quiere juguetear Gael Monfils, siempre divertido, pero enfrente se topa con un chico que adopta el rol del veterano, del serio, del pr¨¢ctico, que ejerce con decisi¨®n y mirada afilada, en l¨ªnea recta. Poca broma. Solo una ligera relajaci¨®n en el tramo final que agradece el p¨²blico de Miami, porque de lo contrario, la historia no hubiera tenido m¨¢s miga que la de corroborar el estado de gracia de Carlos Alcaraz. Irrumpe el de El Palmar como una locomotora e imprime m¨¢s y m¨¢s ritmo, bola pesada y ejercicio pendular, pelota de un lado a otro hasta que el franc¨¦s, tocado del tal¨®n de Aquiles, levanta la bandera blanca relativamente r¨¢pido. Si ya pintaba dif¨ªcil para ¨¦l, un mal gesto en el apoyo condena al veterano y ¡ªcon 2-2 en el primer parcial¡ª desenrolla la alfombra roja para el pase del murciano, rotundo, virtuoso y concentrado este, poderoso e incontestable. Seductor y plet¨®rico: 6-2 y 6-4, en 1h 14m. ?Podr¨¢ alguien con ¨¦l?

Nada de show a dos voces, nada de toma y daca. Eficiencia pura y dura. Espect¨¢culo, s¨ª, pero la r¨²brica es de un solo autor. Un dominio abrumador. Aunque el cartel pudiera invitar de antemano a pensar en un duelo m¨¢s bien circense, por eso del esp¨ªritu recreativo de los dos, versos libres, el espa?ol, presente ya en los octavos de este Masters de Miami, decanta con autoridad y contin¨²a agrand¨¢ndose en esta dulce franja de marzo. Chocar¨¢ este martes (no antes de las 20.30, Movistar+) con otro artista de brocha fina, Lorenzo Musetti (6-4 y 7-6(5) a Ben Shelton), y arenga al telespectador con la firma sobre la lente: Feel the magic, siente la magia. Tiene algo de mago el espa?ol, capaz de inventarse cualquier truco y de hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil, de re¨ªr en circunstancias de m¨¢xima tensi¨®n y de sacarle una sonrisilla amable al rival, que va perdiendo pero asiente porque no le queda otra, sencillamente rendido ante lo evidente. Le sucede esta vez a Monfils. Suda a chorros.

El franc¨¦s, ahora el m¨¢s veterano de la planta noble del circuito, choca r¨¢pidamente contra el muro. Tutea durante los cuatro primeros juegos, hasta que rectifica y al apoyar el pie para devolver de rev¨¦s, siente un aguijonazo. Se echa la mano a la zona posterior del tobillo y se duele, y a partir de ah¨ª, resiste como puede al alud. Alcaraz, 17 primaveras menos, percute con determinaci¨®n y va trazando un abismo insalvable para el galo, que ven¨ªa con optimismo ¡ªsemifinales de Doha y octavos de Indian Wells¡ª y se marcha mareado, boqueando, ahogado; como si lo hubieran metido en el tambor de una lavadora y hubieran aplicado un programa de 1.500 revoluciones. ¡°Est¨¢ por todas partes, es una locura¡±, le desliza a su preparador, Mikael Tillstrom, que en realidad no sabe muy bien qu¨¦ decir. La mirada habla: amigo, haz lo que puedas. Y poco puede hacer Monfils, m¨¢s que aprovechar la escasa concesi¨®n del final y estirar un poco el chicle, sabi¨¦ndose ya absolutamente perdido.

¡°Gael es un gran atleta y llega a casi todas las bolas. Por eso ten¨ªa que tener paciencia y, a la vez, intentar dominar con mi derecha, dominar el punto y moverlo por toda la pista. Ha funcionado muy bien¡±, apunta satisfecho el vencedor, que cierra con cuatro quiebres y desmenuza el segundo servicio del franc¨¦s, capaz de retener ¨²nicamente tres de 17. Sin pa?os calientes: Alcaraz hace m¨¢s o menos lo que quiere, lo que le pide el cuerpo en cada instante. Exquisito en la ejecuci¨®n, deja una volea federeriana y en el mejor punto del partido, zarandea de un lado a otro a Monfils hasta que a este se le agota el aliento y lanza la raqueta a la desesperada, rendido, resignado ante tanto vigor, tanta fuerza y tant¨ªsima t¨¦cnica. Aplauden desde la grada su amigote Jimmy Butler, el (?futbolista?) Neymar y la gran torre argentina, Juan Mart¨ªn del Potro, aquel que termin¨® devorado por las lesiones (mu?ecas y rodillas) y que pose¨ªa una de las derechas m¨¢s vertiginosas que se han conocido, el martillo de Tandil. La de Alcaraz, puro plomo, no tiene nada que envidiarle.

¡°Mi nivel medio est¨¢ subiendo, pero ¨¦l... Sientes que te come, pero al mismo tiempo creo que he jugado bien. Sencillamente, est¨¢ un escal¨®n por encima de m¨ª. Tiene algo especial, una calidad de bola muy alta. Cubre mucho terreno y aunque le pegaba duro para entrar en pista, me la devolv¨ªa igual de r¨¢pido. No puedo utilizar lo del tobillo para explicarlo¡±, expone el parisino, de nuevo entre los 50 mejores (47?). ¡°Creo que he pegado grandes golpes y que me he movido muy bien. Estoy muy contento con el nivel que he ofrecido hasta ahora [bati¨® en el estreno a Roberto Carball¨¦s], y eso es algo que en lo que estoy trabajando; en poder ofrecerlo el mayor n¨²mero de partidos posible. Es fant¨¢stico sentirme as¨ª, y ojal¨¢ pueda continuar¡±, resuelve el n¨²mero dos en direcci¨®n al choque con Musetti, al que domina por 2-1 en los precedentes.

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