A su regreso, un Nadal resolutivo (y sin sustos)
El campe¨®n de 22 grandes supera al joven Cobolli en su retorno a la acci¨®n (6-2 y 6-3, en 1h 25m), contenido en las maniobras y limitado en la potencia del servicio
En las circunstancias actuales, no conviene infravalorar una victoria as¨ª. Despu¨¦s del 6-2 y 6-3 (en 1h 25m) al joven Flavio Cobolli, primer escollo desde el 5 de enero, Rafael Nadal ense?a el pulgar, da las gracias y celebra en la central de Barcelona lo que en otros tiempos hubiera sido un triunfo rutinario, del mont¨®n, otro m¨¢s. No ahora. Es una primera ronda, pero el ambientazo lo expresa todo. ¡°Cuando uno lleva dos a?os compitiendo tan poquito, cualquier torneo que uno pueda jugar es importante. Que encima sea en esta pista, donde he vivido tantas cosas [12 t¨ªtulos entre otras experiencias], lo hace a¨²n m¨¢s especial. Me pon¨ªa nervioso cuando ven¨ªa ganando, as¨ª que imag¨ªnate ahora¡±, le responde a Tommy Robredo a pie de pista. Est¨¢ satisfecho. Y no hay percance alguno, que a estas alturas y en esta tesitura tan dificultosa no es poco. Salvaguardado el f¨ªsico y calibrado su tenis entre fuego real, se avecina ahora una prueba que seguramente llega mucho antes de lo deseado; ser¨¢ este mi¨¦rcoles (no antes de las 16.00 (Teledeporte y Movistar+): Alex de Mi?aur, el 11? del mundo. ?Preparado? ¡°La verdad es que ni idea. No tengo ninguna certeza. A d¨ªa de hoy solo pod¨ªa pensar en jugar el primer partido¡±.
Pasa el tiempo, casi dos a?os desde que disputara su ¨²ltimo partido sobre tierra ¡ªaquel mon¨®logo contra Ruud en Roland Garros¡ª, tres desde que su derecha no hac¨ªa cr¨¢teres en la arena del God¨® ¡ª¨¦pica ate Tsitsipas¡ª. Pero algunas cosas nunca cambian. Accede Nadal a la pista y Barcelona, encendida a media tarde, se pone a sus pies, ha vuelto el sheriff de Pedralbes; lleno a rebosar y piropos por todos lados, ¨¦l da brinquitos y traza alguna que otra carrera. Medido y calculado todo, eso s¨ª. Los temores est¨¢n ah¨ª y esa mente debe ahora superar la frontera l¨®gica del miedo. Es mucho tiempo sin competir, demasiados meses en la reserva. Muchos los golpes encajados. Y el f¨ªsico, claro, no deja de amenazar. ?Y si¡? Las dudas se incrustan en el cerebro como las garrapatas y pasean por ah¨ª, van y vienen, pu?eteras siempre. Pero es d¨ªa de fiesta, y el examen est¨¢ superado.
¡°?Gracias por venir!¡±. ¡°?No te vayas nunca, Rafa!¡±, le dedican desde el grader¨ªo, mientras su familia observa y su padre cruza las piernas ladeado, del tal palo tal astilla. Un calco en la pose. En otro box, el de un c¨®rner, presencia toda la plana mayor de su equipo t¨¦cnico: L¨®pez, Marcaccio y Moy¨¤ completan el tres en raya, pendientes de cada maniobra y al arrope todo el rato: ¡°?For?a!¡±. El tenista desprende un ?vamos! t¨ªmido en el primer parcial y se castiga el muslo por un derechazo largo, ?no! Seriedad de principio a fin, expresividades las justas durante la acci¨®n y en la palabra. Manda el momento.
El sol pega duro en Barcelona y Nadal, con el bronceado chocolate de siempre, intenta aferrarse a la l¨ªnea de fondo con u?as y dientes, y abordar desde ah¨ª. Engancha la puntera del pie izquierdo en el paso, todos los tics siguen intactos; se toma su tiempo para sacar, procesando c¨®mo puede hincarle el diente a ese jovenzuelo italiano ¡ªprol¨ªfica cantera, hoy nueve representantes en el top-100¡ª que afronta su gran d¨ªa, porque si hay alguna opci¨®n de tumbar al rey es esta, ahora que le falta ritmo y que no las tiene todas consigo. ¡°Cualquier cosa puede pasar este tipo de d¨ªas, despu¨¦s de tanto tiempo sin jugar un partido profesional¡±, dice. As¨ª que dosifica, lo economiza todo. Es un Nadal de circunstancias, acorde a la realidad actual: cada pelotazo puede ser el ¨²ltimo. No desperdicia el mallorqu¨ªn una sola gota de energ¨ªa y ese vigor tan caracter¨ªstico ¡ª38 a?os el 3 de junio¡ª solo se deja ver en dosis reducidas.
De los 190 a los 160 km/h
Nadal, envuelto por una camisa de fuerza, enjaulado. Quiere estallar, sacar a pasear el mazo, pero el guion pide otra cosa. Contenci¨®n y m¨¢s contenci¨®n, cabeza y m¨¢s cabeza. La prudencia por bandera. En cualquier caso, le basta para ir controlando un partido que revela a un adversario interesante ¡ª62? del mundo a sus 21 a?os¡ª, aunque muy verde todav¨ªa. Abundan las ca?as desde su costado y Nadal ejerce met¨®dico desde ah¨ª, inteligente, adue?¨¢ndose del centro, en esas seis losetas que le permiten ir adjudic¨¢ndose los puntos y los juegos; ganando mucha tranquilidad, que en pruebas como esta seguramente sea lo prioritario. Un quiebre en el cuarto juego decanta el set inicial y en el segundo hay un arrebato, con una descarga que le sabe a gloria cuando Cobolli abre ¨¢ngulo y ¨¦l, mandam¨¢s, que por algo juega en casa, suelta el mu?ecazo y, ahora s¨ª, luce el pu?o de guerra.
Se sabe desde hace tiempo que a Nadal, con muy poquito, le vale para mucho. La ¨²ltima estad¨ªa en la enfermer¨ªa ¡ªm¨¢s de tres meses, desde que sintiera otra vez molestias en la zona intervenida en junio del a?o pasado¡ª no ha mermado un ¨¢pice su instinto competitivo, perenne ocurra lo que ocurra. Pero s¨ª su servicio. Dibuja la maniobra sin forzar, protegiendo ese abdominal condicionado que, seg¨²n revel¨® su t¨ªo Toni la semana pasada en Segovia, viene jug¨¢ndole una mala pasada desde su regreso de las ant¨ªpodas, a principios de enero. Los d¨ªgitos del veloc¨ªmetro no enga?an: sus primeros servicios frecuentan los 160 o 170 kil¨®metros por hora ¡ªalguno no supera los 145¡ª, cuando su promedio habitual es m¨¢s bien cercano a los 190. Alcanza alg¨²n pico de 187, pero de manera aislada. Toda precauci¨®n es poca. Se impone ser resolutivo.
Solo en la recta final del duelo libera puntualmente la potencia: vole¨®n, y el aficionado patalea contra la chapa met¨¢lica de las tribunas. En los intercambios de peso, prevalece en casi todos ellos. Concentrad¨ªsimo, ¨²nicamente relaja la atenci¨®n en un par de instantes, para focalizar la mirada sobre su hijo Rafael, en brazos de su esposa. Se?ala el ni?o con el dedo y reclama al padre desde la cuarta fila: ah¨ª est¨¢, ah¨ª est¨¢ pap¨¢ otra vez.
¡°INTENTAR? NO CRUZAR L?NEAS PELIGROSAS¡±
El trazado entre la pista y la sala de conferencias, obstruido por los aficionados que le reclamaban un autógrafo o simplemente para verle de cerca, retrata la ilusión generada por Nadal a su último paso por Barcelona. En cualquier caso, el tenista rebaja toda expectativa, como ya lo hacía el día anterior: “Mañana [por este miércoles] tengo un partido de máximo nivel, y no sé si estoy preparado”.
Para el mallorquín, “jugar siempre es motivo de alegría”, y “lo demás es secundario”. Dice no haber sentido dolor y que la afirmación reciente de Stefanos Tsitsipas —“no me sorprendería ver a Rafa en la final”— es “una estupidez”, porque, esgrime, “todo el mundo sabe que no soy favorito”. En todo caso, celebra Nadal haber salido ileso de este primer test físico, toda vez que no compite desde el 5 de enero.
“Creo que hasta que no se termine la semana, sea de la manera que sea, es importante que no pase nada, más que cualquier otra cosa. Aunque sea difícil, quizá no sea la semana para apretar todo lo que mi corazón me pide, así que vamos a hacer las cosas de la mejor manera posible. El hecho de que el partido haya ido como ha ido es positivo, porque me permite jugar otra vez mañana”, transmitió.
“No sé cómo puede responder mi cuerpo a según qué tipo de exigencias; he jugado muy poquito durante el último año y medio, o sea que vamos a ver hasta dónde puedo. Intentaré no cruzar líneas peligrosas. Al final, de cómo estoy a cómo estaba hace una semana y poco, es un cambio importante; me veo, dentro de lo que cabe, competitivo para poder disfrutar jugando, que para mí es hoy día lo más importante”, aseveró.
Respondía el balear al planteamiento de este periódico. “Siempre tienes ese pequeño sueño de aspirar a mucho, pero hoy la realidad es diferente”, afirmaba, exponiendo a la vez que se sintió al menos “para jugar de tú a tú”, sin olvidarse de los favores concedidos por su rival. “Él ha cometido errores [27 en la manga inicial, 41 en total], y yo he hecho el partido que tenía que hacer, sinceramente”, precisó.
“Ha sido un nivel lógico, a un nivel que más o menos hoy controlo; hace una semana sí hubiese sido una sorpresa. Creo que he jugado bien de revés, especialmente, y creo que con el drive he jugado bastante cruzado, no me he complicado mucho la vida”, zanjó Nadal, quien dijo no haber sentido “dolor” y que afrontará este miércoles en la misma línea a De Miñaur, a quien domina en los precedentes por 3-1.
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