Roland Garros, el viejo sue?o del peque?o Carlitos Alcaraz
El murciano se mide con Zverev en busca de su primer trofeo en Par¨ªs, donde vivi¨® una experiencia inolvidable con solo 12 a?os que relata el t¨¦cnico que le acompa?¨®
¡ª ?Nombre?
¡ª Carlos Alcaraz.
¡ª ?Edad?
¡ª 12 a?os.
¡ª ?Cu¨¢l ser¨ªa tu sue?o como profesional?
¡ª Ganar Roland Garros y Wimbledon.
¡ª ?Y cu¨¢l es tu jugador favorito o tu ¨ªdolo?
¡ª Roger Federer.
El peque?o Alcaraz, sentado sobre un banco de madera, 2015, respond¨ªa con voz aflautada y timidez al cuestionario que hoy da fe en un popular v¨ªdeo. El murciano, entonces un ni?o que ya promet¨ªa y que estaba completando la transici¨®n del circuito alev¨ªn al infantil, disfrutaba de una inolvidable experiencia en Par¨ªs, adonde viaj¨® acompa?ado por su primer t¨¦cnico, Carlos Santos. Recuerda ahora el preparador al otro lado del tel¨¦fono, en conversaci¨®n con EL PA?S. Pronunciado acento murciano. ¡°S¨ª, empec¨¦ con Carlos cuando ¨¦l ten¨ªa cuatro o cinco a?os, cuando casi no levantaba dos palmos del suelo. Era fino, como un palillo. Y muy bueno, por cierto. Como ahora¡±, precisa.
El caso es que ese fideo que ya apuntaba maneras y que con esa edad ya sol¨ªa competir (y ganar) a gente mayor que ¨¦l est¨¢ a solo un paso de proclamarse campe¨®n de Roland Garros. Hoy (15.00, Eurosport y DMAX) se enfrentar¨¢ al alem¨¢n Alexander Zverev y en el pre¨¢mbulo de la final rebota por todos lados ese deseo verbalizado con inocencia (o quiz¨¢ no tanta) de conquistar los dos grandes templos europeos. El a?o pasado tom¨® Wimbledon, y aspira ahora a triunfar por primera vez en Par¨ªs, hermosos d¨ªas aquellos. Volver¨¦, vaya si volver¨¦, ideaba ya. ¡°Ten¨ªa las cosas muy claras. Ya era un chico responsable y respetaba al cien por cien al entrenador. Trabajaba duro, era pele¨®n. No se rend¨ªa¡±, relata Santos, que molde¨® a ese joven jugador hasta los ¡°12 o 13 a?os¡±, cuando agentes y multinacionales ya hab¨ªan empezado a echarle el ojo porque su tenis escapaba a la normalidad.
Aquel Carlitos, todav¨ªa por hacer, ya se abr¨ªa paso con unas virtudes diferentes. ¡°Porque era igual que ahora, ya ten¨ªa esa habilidad, ese algo distinto: tiraba las dejadas, hac¨ªa globos, las voleas, esos ¨¢ngulos¡ Ten¨ªa much¨ªsima imaginaci¨®n, mientras que el resto iba por la misma l¨ªnea. Y una cosa muy importante: siendo tan joven aprendi¨® a defenderse muy bien, porque al ser menos grande que los dem¨¢s, ten¨ªa que hacer el doble de fuerza y desarroll¨® esa capacidad y ese instinto que tiene ahora¡±, prosigue el preparador, quien describe a un muchacho ¡°enchufado, porque el ganar tantos partidos ayuda a que no te descentres¡±, y que compart¨ªa largos ratos con el padre en la Real Sociedad Club de Campo Murcia, origen geogr¨¢fico del ¨¦xito.
¡°?No se acordaba del marcador!¡±
All¨ª creci¨®, disfrut¨®, absorbi¨® y fue adquiriendo forma el portento que ha alcanzado la c¨²spide y que hoy apunta a su tercer grande, tras las conquistas del US Open (2022) y el All England Club (2023). Un talento que ya se desempe?aba bien en la adversidad, con nervio, vigoroso y el¨¦ctrico. ¡°Cuanto peor se pon¨ªa la cosa, mejor respond¨ªa ¨¦l y m¨¢s duro era para el rival. Siempre ha sido as¨ª. El resto sab¨ªa que si hab¨ªa igualdad, los partidos iban a ser largos. Carlos siempre hac¨ªa semis y final¡±, apunta; ¡°y ya ten¨ªa esas desconexiones, pero es normal. A todos los jugadores les pasa, y van puli¨¦ndose con el tiempo. ?A veces se le olvidaba hasta el marcador! ?Jugaba con tanta tranquilidad que no sab¨ªa ni c¨®mo iba!¡±.
Lleg¨® entonces la posibilidad del viaje a Par¨ªs, donde ambos disfrutaron de unos d¨ªas felices y premonitorios, en un ambiente cien por cien ten¨ªstico. Cuenta Santos que compitieron en un torneo sub-13 ¡ªpatrocinado por una prestigiosa marca de relojes¡ª en el que coincidieron con el dan¨¦s Holger Rune, instalado ahora tambi¨¦n entre los m¨¢s fuertes del circuito, y que Alcaraz perdi¨® en las semifinales contra el chino Xiaofei Wang. ¡°Aunque era muy joven, ese chico med¨ªa ya casi 1,80. Gan¨® en el desempate definitivo (4-1, 1-4 y 7-1)¡±, concreta el t¨¦cnico, a la vez que recuerda que Carlitos disfrut¨® sobremanera de un paseo en bateaux por el Sena y, sobre todo, de los partidos disputados sobre la pista desmontable instalada bajo la Torre Eiffel. D¨ªas de crecimiento, antesala del estir¨®n.
¡°Fue un momento muy bonito. Conoc¨ª a muchos jugadores extranjeros, coincid¨ª con Holger [Rune], viv¨ª la experiencia de jugar internacionalmente y vi un partido que para m¨ª fue maravilloso¡±, comentaba el tenista el viernes, tras batir a Jannik Sinner en la semifinal. Fue su primera visita a las instalaciones de Roland Garros, donde competir¨ªa por primera vez en 2019, como j¨²nior, y adonde sol¨ªa viajar a?o tras a?o su padre, Carlos, acompa?ado de su t¨ªo-abuelo Tom¨¢s. ¡°Nos ense?aron todas las instalaciones del club, vimos un partido en la Philippe Chatrier y tambi¨¦n estuvimos en el comedor de los jugadores. Carlos guarda un recuerdo muy especial¡±, apunta Santos.
Hubo tambi¨¦n alguna que otra an¨¦cdota gastron¨®mica: ¡°Cuando llegamos al hotel, le¨ªmos la carta y a la hora de pedir el postre, pedimos el queso, pensando que nos servir¨ªan una tarta de queso. Pero result¨® ser una tabla enorme. Carlos se comi¨® solo un par de trozos, y yo tuve que comerme el resto...¡±.
Juntos, ¨¦l y Alcaraz tambi¨¦n se desplazaron a sitios como la Caja M¨¢gica, la academia de Nadal en Mallorca o Tarbes (Francia). Y, llegado un momento, Santos comenz¨® a dirigir a Pedro Cobacho, amigo cercano del n¨²mero tres del mundo y con el que coincidi¨® durante un a?o bajo la misma tutela. Luego, claro, ese Carlitos genial se desmarc¨®. Vol¨®. ¡°Donde m¨¢s c¨®modo est¨¢ es sobre una pista de tenis¡±, agrega el interlocutor. ¡°Y sigue siendo el mismo de siempre, muy buen chaval. Tiene confianza en s¨ª mismo, s¨ª, pero nunca ha ido de chuleta. Al rev¨¦s¡±, cierra la conversaci¨®n en torno a un episodio que desemboca en el punto de partida: Roland Garros. ¡°Sal¨ªa del colegio e iba a casa corriendo para ver los partidos. Siempre he querido poner mi nombre en esa lista de espa?oles que lo han ganado¡±, dice el finalista. Y ahora, 21 a?os, le falta solo (como si fuera tan f¨¢cil) el ¨²ltimo empuj¨®n.
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