Toreo de escuela en Carabanchel

Plaza de Carabanchel. Novillos de Jos¨¦ Luis Lozano, mansos, pero manejables. Jos¨¦ Luis Ram¨®n: Vuelta. Juan Antonio Ruiz: Oreja. Ricardo Marcos: Vuelta. Curro Fajardo: Tres avisos, palmas. Fernando Galindo: Vuelta. Fernando Lechuga: Dos orejas.

Sin tanto triunfalismo orejil, los alumnos de la escuela taurina han protagonizado una interesant¨ªsima actuaci¨®n, por torer¨ªa, por oficio y por recursos, en todo momento, el p¨²blico ten¨ªa puesta su atenci¨®n en el ruedo, en los instantes de menor lucimiento, surg¨ªa el muletazo templado, o el adorno afiligranado, el remate a dos manos, en suma, el toreo de escuela, el toreo de siempre. Nos permitimos un consejo: hay que torear m¨¢s cruzado, y ser¨ªa un acontecimiento, si alguno cargara la suerte, Ram¨®n y Galindo adelantan la pierna contraria, adelantarla en el momento que el toro inicia su embestida y obligarle as¨ª a desviarse de la rectitud, es el mando y de ah¨ª se deriva toda la grandeza del arte del toreo.Muy bien Jos¨¦ Luis Ram¨®n, m¨¢s centrado con el capote, tore¨® bien a la ver¨®nica y por gaoneras, banderille¨® sin brillantez, pero llega a la cara del novillo y levanta bien los brazos. Muletero elegante y templado, hizo una faena variada en la que hubo naturales enormes de temple, fall¨® con la espada.

Juan Antonio Ruiz torea primorosamente a la ver¨®nica, manos bajas, acompa?a la embestida del novillo y gana un paso en cada lance, remat¨® la serie con media belmontina, de cartel.

Ricardo Marcos es un torero elegante y sobrio, tal vez llegue poco al p¨²blico, pero su toreo, tanto de capa como de muleta, es de gran calidad.

Poco placeado, Curro Fajardo, estuvo embarullado, pero, no obstante, dej¨® entrever calidad en unos naturales y unos muletazos a dos manos. Se dej¨® el bicho vivo por su poco acierto con el descabello, debi¨® entrar a matar otra vez.

Galindo mostr¨® su buen oficio y torer¨ªa en los adornos y pases de recursos, dio dos series de naturales muy buenos, un poco peor sobre la derecha y tambi¨¦n fall¨® con el pincho.

Fernando Lechuga, bien con el capote, remat¨® un galleo con un lance vistos¨ªsimo rodilla en tierra, con la muleta en su l¨ªnea de torero pinturero muy f¨¢cil, tranquilo y a ratos artista. Se entreg¨® al matar y dej¨® una estocada un poco desprendida, de la que sali¨® revolcado. En resumen, otra tarde esperanzadora de unos chicos que llevan el toreo en la cabeza.