Proyecto de reactivaci¨®n antiinflaccionista para Espa?a
Al incrementar los precios, la inflaci¨®n, esencialmente, reduce el valor del capital acumulado en el pa¨ªs. Es decir, el pa¨ªs va gastando sus ahorros. La causa suele ser la suma de dos hechos: inversiones excesivas en actividades no productivas (como pueden ser gastos mal aprovechados por la Administraci¨®n) y cr¨¦ditos excesivos basados en la supervaloraci¨®n de los medios de producci¨®n (verbigracia, subida artificial de valores mobiliarios e inmobiliarios).El sistema cl¨¢sico para corregir este proceso consiste en reducir los cr¨¦ditos, y los gastos e inversiones del Estado. La devaluaci¨®n de la moneda es un aspecto indirecto de esta medida. Esto suele conseguir que la cantidad de bienes y de dinero que salen al mercado tiendan a equilibrarse, a precio constante.
Pero este sistema tiene una grav¨ªsima desventaja. El reducir los cr¨¦ditos, y los gastos de la Administraci¨®n, reduce la actividad econ¨®mica del pa¨ªs. Es decir, origina un empobrecimiento real, que no se corrige sino lentamente gracias al continuo progreso tecnol¨®gico del mundo (que puede cifrarse, muy a groso modo, en un 2% por a?o en un pa¨ªs como Espa?a) y a una menor, pero sostenida, inflaci¨®n. Conviene indicar que una cierta ventaja de aplicar este sistema antiinflacionista es que tanto las empresas como los individuos, y tambi¨¦n el Estado, se ven obligados a mejorar su eficacia y a eliminar las formas de actividad menos rentables. Por ello, en el proceso de recuperaci¨®n hay que contar no s¨®lo con la mejora tecnol¨®gica media (verbigracia, 2% p.a.), sino adem¨¢s con un factor, por ejemplo de 5%, debido a la depuraci¨®n del sistema gracias a una competencia m¨¢s dura. Este coeficiente tiende a reducirse a medida que mejoran las cosas.
De todos modos el recurso al ahorro y a la contracci¨®n de actividad econ¨®mica como medio de corregir la inflaci¨®n es evidentemente torpe, y para los sectores m¨¢s d¨¦biles de la sociedad, brutal. Empobrece esencialmente, puesto que paraliza parcialmente la capacidad productora del pa¨ªs, desequilibra los proyectos y programas econ¨®micos e implica inestabilidad pol¨ªtica. Adem¨¢s, su eficacia correctora depende de que rija econom¨ªa de mercado pero de hecho, sobre todo en el sector de la propiedad inmobiliaria, el mecanismo oferta-demanda opera s¨®lo parcial y lentamente, en muchos casos.
La verdadera soluci¨®n a una situaci¨®n inflacionaria es restringir la cantidad de dinero en el mercado de bienes de consumo y de ciertos servicios, sin detener el aprovechamiento m¨¢ximo de la capacidad creadora y productora del pa¨ªs. Aunque a primera vista esto parezca contradictorio, pensamos que existe posibilidad de conseguirlo de una manera relativamente f¨¢cil; sin necesidad de interferir en la estructuraci¨®n econ¨®mico-financiera de la naci¨®n.
M¨¦todo del ?dinero aplazado?
S¨ª parte del dinero de que cada individuo y cada empresa y organismo del pa¨ªs dispone para adquirir bienes, sobre todo bienes de consumo, es retenido por el Estado, y es dedicado por ¨¦ste a producir bienes de equipo, mejoras en la eficacia funcional del pa¨ªs y la revalorizaci¨®n de bienes ya existentes, el Estado podr¨¢ posteriormente devolver ese dinero retenido como producto de la venta de esa riqueza creada (es decir, los bienes de equipo, las mejoras estructurales, y las revalorizaciones).
Aplicando el anterior principio a una situaci¨®n inflacionaria se podr¨ªa proceder del modo siguiente. El Estado retendr¨ªa una proporci¨®n de todos los sueldos y beneficios, por ejemplo el 10% durante un per¨ªodo de tiempo que podr¨ªa ser uno o dos a?os. Con ese dinero el Estado llevar¨ªa a cabo un programa de mejoras en la infraestructura, pr¨¦stamos y ayudas a industrias nuevas cuyos productos puedan sustituir sobre todo mercanc¨ªas que ahora se importan, pr¨¦stamos para construcci¨®n de viviendas a precios limitados, mejoras urbanas, correcci¨®n del medio ambiente, etc¨¦tera. Por consiguiente el potencial humano del pa¨ªs se mantendr¨ªa ocupado. Pero en cambio el dinero disponible en el mercado libre quedar¨ªa reducido, obligando a una progresiva correcci¨®n de los precios. Naturalmente los medios productores tambi¨¦n tender¨ªan a reducir la producci¨®n, intentando mantener o aumentar los precios. Pero en la pr¨¢ctica esta maniobra no tiene demasiado alcance: en parte por aumentar as¨ª los gastos generales de la empresa, en parte porque surge un endurecimiento en la competencia, y en parte porque hay grandes sectores de la econom¨ªa, como son los servicios, que no pueden recurrir a esa estratagema f¨¢cilmente.
Queda el problema de la devoluci¨®n por el Estado de ese dinero retenido, y de evitar que ese aumento del dinero, al ser devuelto, origine una inflaci¨®n posterior. Esta posibilidad parece f¨¢cil de evitar. Parte de dinero retenido no se devolver¨ªa en forma de dinero, sino en forma de revalorizaci¨®n de propiedades y servicios. Por ejemplo, la construcci¨®n de un parque revaloriza la zona urbana colindante. Parte del dinero se devolver¨ªa a plazos, m¨¢s intereses. Por ejemplo, el dinero que haya sido invertido en la construcci¨®n de viviendas, o en la mejora de bienes de equipo de ciertas empresas. Adem¨¢s es de suponer que las inversiones realizadas por el Estado con el dinero retenido tendr¨¢n un efecto positivo en la capacidad productora del pa¨ªs. Por ello, al volver parte de ese dinero al mercado, encontrar¨¢ una contrapartida en la mejor situaci¨®n industrial y econ¨®mica del pa¨ªs.
El procedimiento para llevar a cabo este ?pr¨¦stamo obligado? ser¨ªa sencillo. El Estado abrir¨ªa cuentas congeladas en el Banco de Espa?a a favor de cada uno de los implicados en el pr¨¦stamo. El 10% m¨¢s inter¨¦s sobre todas las n¨®minas y otros beneficios se pagar¨ªan a cada interesado en forma de ingreso a estas cuentas en el Banco de Espa?a.
El Estado se comprometer¨ªa a devolver estos ingresos al cabo de un cierto per¨ªodo de tiempo, verbigracia, uno o dos a?os. Como dec¨ªamos antes, el Estado encontrar¨ªa el dinero para ello, cobrando las revalorizaciones realizadas en propiedades y servicios, cobrando la devoluci¨®n de pr¨¦stamos a empresas y a compradores de viviendas, etc¨¦tera. De todos modos, quedar¨ªa una cantidad remanente, que el Estado tendr¨ªa que ir recuperando mucho m¨¢s despacio. Esta cantidad se cubrir¨ªa por medio de un empr¨¦stito. Por consiguiente la devoluci¨®n de estas cuentas congeladas no pondr¨ªa en circulaci¨®n s¨²bitamente una cantidad correspondiente de dinero, ya que el Estado recuperar¨ªa si mult¨¢neamente esa misma cantidad al cobrarse los anteriores pr¨¦stamos, mejoras, ayudas, etc¨¦tera, y al enjugar el saldo por medio de un empr¨¦stito.
Aplicaci¨®n concreta del m¨¦todo ?dinero aplazado? a la situaci¨®n actual de Espa?a
El ¨¦xito o fracaso del ?dinero aplazado? como medio de corregir radicalmente el proceso inflacionario de una econom¨ªa depender¨¢ de c¨®mo invierta el Estado, el dinero aplazado. En la situaci¨®n actual de Espa?a, dentro de varias posibles combinaciones, vamos a proponer una que nos parece equilibrada, muy factible, y con una excelente repercusi¨®n en el bienestar y econom¨ªa del pa¨ªs. Adem¨¢s la soluci¨®n que proponemos tender¨¢ a aprovechar sobre todo las industrias del pa¨ªs que ahora tienen menos ocupaci¨®n, es decir, la construcci¨®n y la agricultura.
Se supone un producto nacional bruto del orden de seis billones de pesetas. Se adopta un coeficiente de dinero aplazado del 10%, pero se estima que en la pr¨¢ctica no se podr¨ªa recuperar m¨¢s de 330 a 350.000 millones de pesetas, ya que hay muchas formas de ingresos particulares sobre todo en las profesiones liberales y en los negocios con una contabilidad impresica, donde es dif¨ªcil determinar los verdaderos beneficios.
Hemos escogido diez partidas en las que distribuir el dinero aplazado de un a?o. En la realidad, sin duda se har¨ªa una distribuci¨®n m¨¢s afinada y compleja, apoy¨¢ndose en un conocimiento m¨¢s detallado de las situaciones y necesidades del pa¨ªs. Sin embargo, la distribuci¨®n que se propone aqu¨ª debe servir para dar una idea concreta de c¨®mo con vendr¨ªa invertir este dinero, para que su repercusi¨®n positiva sobre la econom¨ªa y el bienestar social sea claro y eficaz. Las diez partidas y el dinero dedicado a cada una de ellas son como sigue:
1. Construcci¨®n de nuevas escuelas e institutos: 30.000 millones.
2. Ampliaci¨®n y mejora de la infraestructura urbana en las zonas perif¨¦ricas de las ciudades, para mejorar su crecimiento racional: 20.000 millones.
3. Compras y expropiaciones (pagadas a su verdadero valor en el mercado) de unos 10 millones de metros cuadrados alrededor de Madrid, Barcelona y otras capitales, para la creaci¨®n de grandes parques y zonas de recreo (parte del dinero se dedicar¨ªa a comprar manzanas menores, dentro del casco urbano, para descongestionarlo): 50.000 millones.
4. Pr¨¦stamos a cooperativas de casas baratas, que se vender¨¢n o alquilar¨¢n sin beneficio a familias con ingresos bajos. Esta medida tender¨¢ a reducir la enorme inflaci¨®n en el actual valor de las viviendas. Esta, cantidad permitir¨ªa poner en el mercado a precio de coste de 50 a 70.000 viviendas en un a?o, adem¨¢s de las que normalmente se construyen: 50.000 millones.
5. Apoyo al desarrollo de la industria electr¨®nica y maquinaria e instrumentos muy avanzados: 40.000 millones.
6. Apoyo a nuevas cooperativas agr¨ªcolo-pecuarias dotadas de sus propios sistemas intermediarios de distribuci¨®n a los detallistas. El desarrollo de un sistema de distribuci¨®n independiente de productos del campo, en forma de cooperativas, directamente a los detallistas y consumidores, sin duda ser¨ªa un gran est¨ªmulo a los peque?os agricultores, que podr¨ªan organizarse en cooperativas, y disfrutar de una mayor participaci¨®n del precio de venta final: 30.000 millones.
7. Apoyo a las industrias pesqueras y conserveras del pa¨ªs, sobre todo en el sentido de ayudarles a mejorar la calidad, presentaci¨®n y comercializaci¨®n de sus productos.
Espa?a, al ser una gran productora de frutas y tener un suficiente desarrollo industrial, y mano de obra relativamente baja, deber¨ªa ser capaz de fabricar y exportar dulces, mermeladas y zumos en grandes cantidades. Pero para ello es necesario que la calidad sea inmejorable: 30.000 millones.
8. Apoyo a productos t¨ªpicamente espa?oles, como el aceite de oliva, vinos de gran calidad y quesos; pero condicionando el apoyo a que se mantenga la m¨¢xima calidad y se promocione y proteja la producci¨®n artesana: 15.000 millones.
Nota: Los apartados 6, 7 y 8 podr¨ªan coordinarse.
9. Ayuda a la base tecnol¨®gica, y a los departamentos de investigaci¨®n aplicada de las empresas que m¨¢s lo necesiten y lo puedan aprovechar, para as¨ª tender a independizarlas de patentes y moldes extranjeros y ayudarles a mejorar sus productos: 15.000 millones.
10. Creaci¨®n de centros recreativo-culturales, en los barrios de las ciudades, y sobre todo en los pueblos. Suponiendo un presupuesto de ocho millones por centro se podr¨ªa instalar uno en la mayor¨ªa de los pueblos grandes y barriadas populares: 40.000 millones.
El presupuesto total para este proyecto, para un per¨ªodo de un ano, es de 330.000 millones de pesetas. De los apartados propuestos casi todos ser¨ªan rentables, y el Estado podr¨ªa recuperar la inversi¨®n en el transcurso de pocos a?os. Por ejemplo, los apartados 2 y 3 revalorizar¨¢n grandemente las zonas afectadas. El Estado reservar¨ªa el derecho de cobrar un canon de plusval¨ªa a los propietarios de terrenos y edificaciones beneficiadas por los proyectos 2 y 3. Este canon, en unos cinco a?os, recuperar¨ªa el dinero invertido. Igualmente, en el apartado 4, el Estado recuperar¨ªa ¨ªntegramente el dinero invertido al vender o alquilarse las viviendas. En cuanto a los apartados 5, 6, 7, 8 y 9 aparte del beneficio indirecto, resultante de una mayor y mejor industrializaci¨®n del pa¨ªs, las empresas beneficiadas podr¨ªan comprometerse a ir devolviendo lentamente los pr¨¦stamos recibidos, una vez que las ayudas hubieran surtido los efectos deseados. En el caso de los apartados 1 y 10 tambi¨¦n podr¨ªan recuperarse a m¨¢s largo plazo las inversiones, en parte cobrando peque?as suscripciones a los usuarios (excepto los menos pudientes), y en parte pas¨¢ndolo a cuenta del presupuesto de los ayuntamientos, y distribuido en varios a?os.
Comparaci¨®n de dinero aplazado con el simple aumento de impuestos
El m¨¦todo de dinero aplazado que proponemos podr¨ªa compararse a un simple aumento de los impuestos por el Estado, para as¨ª reducir el dinero disponible en el mercado, y en cambio permitir al Estado invertir ese mayor ingreso en obras y bienes de equipo que beneficiar¨ªan a largo plazo a todo el pa¨ªs. Sin embargo, el dinero aplazado y un simple aumento de impuestos son procedimientos muy distintos, con consecuencias y posibilidades tambi¨¦n muy dispares. En nuestro sistema, el dinero que se retiene se devuelve ¨ªntegramente, en forma de dinero o su equivalente, y dentro de un plazo corto, como pueden ser dos o tres a?os, aunque para esto el Estado tenga que hacer un empr¨¦stito. Por ello hay dos ventajas inmediatas: una es que el contribuyente no resiente tanto el sacrificio; la otra es que la econom¨ªa general del pa¨ªs sabe que puede anticipar esa entrada de capital al mercado dentro de un plazo limitado. Hay otra ventaja, quiz¨¢ no menos importante, a la larga. Como el Estado tiene que devolver el diner retenido, se ve obligado a invertirlo en proyectos e iniciativas claramente rentables, a un plazo no demasiado largo.
En la pr¨¢ctica, un aumento radical de los impuestos, para reducir gastos de consumo y de inversi¨®n particular, tiene los grandes inconvenientes siguientes. Sobre todo: la clase obrera y todos los que cobran sueldos, quienes en la pr¨¢ctica son los que sufren m¨¢s inexorablemente los aumentos de impuestos, dif¨ªcilmente aceptan estos sacrificios. Ello puede llevar a huelgas y problemas pol¨ªticos. Adem¨¢s tiende a reducir las inversiones en bienes de equipo y en nuevas iniciativas por la industria privada. Finalmente, el Estado suele emplear los incrementos de impuestos en proyectos ad hoc, muchos de los cuales son poco rentables. En cambio, si el dinero que se retira de las n¨®minas y de los beneficios de empresas es con promesa de devoluci¨®n, todos los asalariados, e incluso las empresas, saben que no sufren ninguna p¨¦rdida. Simplemente se les obliga al ahorro.
Hay otra diferencia importante. Debido a las complejidades e imprecisiones de la contabilidad, tanto de las grandes empresas como de los peque?os industriales, en muchos casos es mucho m¨¢s dif¨ªcil cobrar los impuestos a los ?capitalistas? que a los asalariados. Ello lleva a injusticias, y a la dificultad de cobrar todo lo que se pretende cobrar. En cambio, adoptando el sistema de dinero aplazado, a las empresas peque?os industriales, y profesionales liberales el Estado puede cobrarles ?cantidades aproximadamente evaluadas? por el Estado. Como las cantidades van a devolverse, junto con un inter¨¦s razonable, no es demasiado importante que las cantidades evaluadas puedan en alg¨²n caso pecar de exceso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.