"La soluci¨®n a los residuos radiactivos necesita esfuerzos internacionales conjuntos"
El responsable del Departamento de Centrales Nucleares del Ministerio de la Energ¨ªa de la URSS, Karein Eugueny Petrovich, conoce los problemas que las centrales nucleares han provocado en distintos pa¨ªses occidentales: Estados Unidos, Francia, Espa?a, B¨¦lgica... Sobre esas cuestiones pol¨¦micas se inicia nuestra charla.El PAIS: No parece coherente que un pa¨ªs como la URSS, que tiene grandes recursos hidr¨¢ulicos, de petr¨®leo, carb¨®n y gas natural, se haya decidido por un amplio programa de centrales nucleares.
Eugeny Petrovich: Por un lado, es evidente que los recursos naturales se gastan. La escasez de materias primas se vuelve cada vez m¨¢s aguda y la abundancia de energ¨ªa que nos puede facilitar la fuente termonuclear nos permitir¨¢ restablecer los recursos naturales del planeta. Pero lo fundamental es que los recursos energ¨¦ticos naturales est¨¢n repartidos en la URSS de manera desigual y en la zona europea se han gastado, pr¨¢cticamente, estas fuentes. En Siberia, por el contrario, son inmensas las reservas de carb¨®n y petr¨®leo, pero el transporte exige cuantiosos gastos y no es razonable utilizarlos en la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica cuando deben ser aprovechados en cubrir otras necesidades.
?La crisis econ¨®mica que amenaza a la humanidad tiene una fuente importante en las centrales nucleares, es por ello que en la parte europea de la URSS tengamos especial inter¨¦s en acelerar y poner en explotaci¨®n reactores de neutrones r¨¢pidos para conseguir, en un futuro que parece muy pr¨®ximo, la utilizaci¨®n de la energ¨ªa at¨®mica en los sistemas de calefacci¨®n, indispensables en la Uni¨®n Sovi¨¦tica durante gran parte del a?o.
EL PAIS: De todas maneras, las ventajas siempre quedan frenadas en caso de que los riesgos sean importantes. Imagino que no desconoce los peligros que comportan las radiaciones nucleares para esa humanidad que usted ha citado.
E. P.: El miedo a la energ¨ªa at¨®mica proviene de la manera en que empez¨® a utilizarse. Lo cual no quiere decir que no tenga riesgos, pero nosotros hemos demostrado, como pioneros de las centrales nucleares, que el peligro puede ser reducido totalmente. Desde los a?os cincuenta estamos estudiando a fondo los problemas. Nuestro objetivo principal consisti¨® en lograr la m¨¢xima seguridad de las personas que trabajan en las centrales, de la poblaci¨®n pr¨®xima, y seguridad tambi¨¦n para el medioambiente. Se han establecido hace unos a?os en la URSS unos reglamentos con leyes r¨ªgidas para asegurar que nada pueda ocurrir. Cualquier aver¨ªa es r¨¢pidamente detectada por otros sistemas suficientes para anular el m¨¢s m¨ªnimo efecto nocivo.
Ahora podemos hablarle de experiencia y ¨¦sta nos ha demostrado que las centrales at¨®micas son menos da?inas que las centrales convencionales y, por supuesto, que existen mayores peligros de accidentes y cat¨¢strofes en otro tipo de industrias, como es la qu¨ªmica. Las radiaciones que emiten estas centrales son siempre inferiores y ah¨ª est¨¢n los datos t¨¦cnicos, a las radiaciones naturales. Tambi¨¦n le digo que nosotros gastamos gran cantidad del presupuesto en las medidas de protecci¨®n. Sabemos que, a largo plazo, nos resulta barata esa inversi¨®n.
EL PAIS: Al margen de los accidentes, siempre imprevisibles, existen los peligros, propios del funcionamiento. El sistema de refrigeraci¨®n no cabe duda que puede llegar a contaminar las aguas de los r¨ªos o del mar.
E. P.: L¨®gicamente, tambi¨¦n se toman toda clase de medidas para evitar la contaminaci¨®n de las aguas. Por una parte, el circuito lleva una circulaci¨®n cerrada que no pone en contacto constante el agua utilizada con el de la zona de donde se hace la toma. Adem¨¢s, en todas las centrales existe un severo control para saber el contenido de radiaci¨®n. Estaciones especiales instaladas en buques investigan constantemente las temperaturas del agua vertida para que no se produzca ning¨²n desequilibrio biol¨®gico entre la vida propia que existe en los r¨ªos y mares.
El PAIS: ?Las normas citadas por usted establecen a qu¨¦ kil¨®metros debe vivir la poblaci¨®n, como prevenci¨®n?
E. P.: Antes de instalar la planta nuclear se realizan estudios que est¨¢n en funci¨®n de tas caracter¨ªsticas de la ciudad, la direcci¨®n de los vientos, la cantidad de poblaci¨®n m¨¢s pr¨®xima, vegetaci¨®n de la zona, etc¨¦tera. Alrededor de la central nuclear se evita cualquier tipo de asentamiento humano en un c¨ªrculo de tres kil¨®metros. Las ciudades pueden estar situadas entre los quince y los treinta kil¨®metros, depende de las caracter¨ªsticas antes citadas. Sin embargo, los resultados positivos de los medios de protecci¨®n y seguridad har¨¢n que en pocos a?os desaparezca la zona de protecci¨®n y se pueda habitar al pie mismo de la central nuclear. Adem¨¢s, tenemos en estudio la construcci¨®n de centrales subterr¨¢neas, que podr¨¢n estar bajo las ciudades, si bien esto a¨²n parece de ciencia ficci¨®n.
EL PAIS: Debo de insistir, sin embargo, en otro peligro no tan inmediato. ?C¨®mo se deshacen en la Uni¨®n Sovi¨¦tica de los residuos nucleares?
E. P.: Efectivamente, ese si que es uno de nuestros problemas actuales. Hasta el momento se ha podido guardar los residuos radiactivos en dep¨®sitos enterrados, seguros; pero dado el creciente empleo de la energ¨ªa nuclear es especialmente importante el tratamiento que se vaya a dar definitivamente a los desechos radiactivos. Se estudia la solidificaci¨®n de los residuos l¨ªquidos y la colocaci¨®n de estos bloques en minas abandonadas y cuevas de sal, que no tengan relaci¨®n con aguas subterr¨¢neas. Nosotros prohibimos echar residuos al mar o a los r¨ªos y por eso los guardamos en lugares especiales, con determinados controles, por ahora seguros. Tambi¨¦n est¨¢n lejos los proyectos fant¨¢sticos de mandarlos al cosmos. Sin duda, la soluci¨®n a estos problemas requiere esfuerzos internacionales y es aqu¨ª donde la energ¨ªa at¨®mica merece el esfuerzo de cient¨ªficos, ingenieros y pol¨ªticos para ponerse de acuerdo en cuanto a los m¨¦todos seguros y aceptables para todos los pa¨ªses, en la conservaci¨®n de los deshechos radiactivos.
EL PAIS: Por ¨²ltimo, no acierto a comprender c¨®mo una sociedad tan cr¨ªtica como la sovi¨¦tica, lo cual puede observarse por las cartas a los peri¨®dicos y su participaci¨®n masiva en las enmiendas a la nueva Constituci¨®n, no ha habido en alg¨²n momento reacciones populares, o bien una cierta oposici¨®n a la instalaci¨®n de estas centrales, al igual que ha ocurrido en otros pa¨ªses.
E. P.: Por supuesto que ha habido personas preocupadas por la instalaci¨®n de estas centrales. Pero una de las tareas principales nuestras fue, desde los primeros estudios, explicar c¨®mo se iban a eliminar los posibles peligros. Es por ello que el pueblo sovi¨¦tico ha tomado conciencia y, en algunos lugares, como en Beloyarsk, siempre existen pescadores junto al lago pr¨®ximo a la central nuclear. Ese puede ser un ejemplo de la confianza. El definitivo es que no se han producido ning¨²n tipo de accidentes y son muchos a?os de experiencia y muchas centrales at¨®micas en funcionamiento.
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