Dr. Feelgood en Madrid

Ayer se presentaron en Madrid Dr. Feelgood. Esta era la segunda visita del grupo ingl¨¦s a Espa?a y el ¨¦xito de sus primeras actuaciones hab¨ªa despertado la expectaci¨®n de los rockers madrile?os. Sin embargo, y para sorpresa de todos, el concierto tuvo como escenario el polideportivo El Soto, ubicado en el pueblo de M¨®stoles, a unos veinte kil¨®metros del centro. Las dificultades para encontrar un local han llevado a la organizaci¨®n a trasladarse con b¨¢rtulos y arreos al quinto pino.Sin duda alguna, lo arriba rese?ado se convirti¨® en una de las noticias espectaculares de la noche. Unas 2.500 personas llegaron al polideportivo mojadas, cansadas y, en el mejor de los casos, irritadas ante los atascos que sufr¨ªa la carretera de Extremadura.

El concierto en s¨ª comenz¨® con la actuaci¨®n de Burning, uno de los m¨¢s t¨ªpicos grupos macarras de la villa. Burning realiz¨® uno de sus mejores conciertos, sin detenerse en efectismos innecesarios y volc¨¢ndose por completo en la m¨²sica: rock duro y sin pretensiones.

En esa l¨ªnea, pero practicando un rock todav¨ªa m¨¢s desnudo, se desenvolvi¨® Dr. Feelgood. Uno de los principales atractivos del grupo en su anterior presentaci¨®n fue su guitarrista Wilko Johnson. Wilko deambulaba por escena como un zombie anfetaminado y sus breaks de guitarra resultaban m¨¢s afilados que una navaja de barbero. Su sustituci¨®n por John Mayer (algo m¨¢s t¨¦cnico, sin llegar a nada especial) ha restado personalidad y espectacularidad al grupo, que, no obstante, sigue siendo una m¨¢quina de ritmo.

El final contempl¨® una sorprendente petici¨®n de bis que consisti¨® en arrojar latas de cerveza al escenario vac¨ªo. Mucho m¨¢s sorprendentemente todav¨ªa, los Feelgood subieron de nuevo al estrado para soltar tres temas seguidos y retirarse a toda prisa.