Andr¨¦s Sorel publica una biograf¨ªa fant¨¢stica de Lorca
Andr¨¦s Sorel acaba de publicar Yo, Garc¨ªa Lorca, una biograf¨ªa del poeta granadino, que va a ser pol¨¦mica, y que ya es compleja. Se trata de un viaje imaginario de Lorca, con el propio Sorel, a su perdida vida. Y el poeta muerto juzga, desde sus versos y desde sus textos cr¨ªticos, los momentos que le toc¨® vivir y morir. ?La muerte de Lorca -dice Sorel- hay que inscribirla en el conjunto de los miles de muertes, en aquellos d¨ªas y en Granada. Gra?ada nunca tuvo un Nuremberg: yo ahora lo pido, al menos, en el recuerdo.?El novelista andaluz ha pasado cinco meses en Granada, investigando para su libro, en vivo. ?La gente quiere hablar, ahora que muchos peligros inmediatos han desaparecido. A algunos, como al m¨¦dico de V¨ªznar, nadie les ha preguntado nada. Yo, s¨ª.?
?Curiosamente -dice- he llegado a la conclusi¨®n de que nadie se dio cuenta entonces de la muerte de Lorca, en la oleada de muertos de aquel momento. Y luego ha servido de cortina para ocultarlos. Con todo, la gente del pueblo sab¨ªa muchas cosas. Yo me he ocupado de averiguar alguna de ellas. Creo que he llegado un poco m¨¢s lejos que la bibliograf¨ªa tradicional del tema.?
?Con todo -a?ade Andr¨¦s Sorel- tanto como los contenidos del libro me ha interesado su lenguaje. Estoy con Juan Goytisolo cuando exige para el escritor la destrucci¨®n del lenguaje heredado. Y m¨¢s en un g¨¦nero como ¨¦ste: en realidad, Yo, Garc¨ªa Lorca est¨¢ a caballo del documento y la novela, del periodismo y la ficci¨®n. Creo haber hecho m¨ªos algunos logros surrealistas, y creo que su aplicaci¨®n a este tema ya no es un problema de Lorca. Es un problema m¨ªo. ??El tiempo del libro, por ejemplo, queda directamente trastocado. El viaje de Lorca empieza despu¨¦s de las elecciones ¨²ltimas de 1977: los dos volvemos juntos a Granada, y hablamos. Desde ahora asistimos a su vida y a su muerte. Lorca ve y sufre, a un tiempo, su muerte. Y yo tambi¨¦n la veo. Hay al menos tres planos en esta escena, que para m¨ª es una de las m¨¢s satisfactorias a nivel estrictamente literario. En otro orden de cosas, se analiza la obra lorquiana, y tambi¨¦n aspectos conflictivos de su personalidad, corno la homosexualidad. Si te fijas en la portada, ver¨¢s que hay un juego con el retrato de Lorca y el caballo, una figura central, verdadero estereotipo po¨¦tico en toda su obra.?
Por ¨²ltimo, respecto al tratamiento dado a la historia, en esta especie de par lui m¨¦me literario, dijo Sorel: ?Creo que va siendo hora de ver la historia desapasionadamente, como un gran fresco. Eso he intentado. La intercalaci¨®n de textos y personajes, particularmente los que estuvieron involucrados en la muerte de Lorca, con todos los hechos generales, con aquellos momentos, ha sido lo que he intentado. El problema es que estamos acostumbrados a ver la historia como una novela de buenos y malos...., es normal que a muchos de estos personajes el aparato que ayudaron a levantar les haya devorado.?
Babelia
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