James Galway, Marisa Robles y Gonz¨¢lez Acilu

Se presentaba en Madrid, con la Sinf¨®nica de RTVE, uno de los primeros flautistas de todo tiempo, considerado por muchos el n¨²mero uno de los de nuestro tiempo: el irland¨¦s James GaIway. Y lo hac¨ªa en compa?¨ªa de una formidable arpista espa?ola, Marisa Robles, residente en Londres desde hace tiempo. Uno y otro protagonizaron una inolvidable versi¨®n del Concierto para flauta y arpa, de Mozart. Igual podr¨¢ tocarse y ya es dificil. Mejor, no. Due?o de un sonido m¨¢s que bello, incre¨ªble, con un ?legato? asombroso, una t¨¦cnica de virtuosismo paganiniano y obediente a un pensamiento musical de alto rigor, GaIway hizo bueno cuanto, a trav¨¦s del disco, se conoce de ¨¦l. Marisa Robles no le fue a la zaga y ambos solistas, colaboradores habituales, unificaron de tal manera su quehacer, se identificaron con tan abierta naturalidad, que los resultados fueron de excepci¨®n. Despu¨¦s de la obra mozartiana, Marisa y GaIway regalaron, ante las interminables aclamaciones del auditorio, una danza irlandesa (siglo XI), que renov¨®, con fundada raz¨®n, el acalorado entusiasmo de todos. ?Qu¨¦ prodigios de din¨¢mica! GaIway s¨®lo toc¨® despu¨¦s la ?sonata? de Poulenc, en la transcripci¨®n orquestal de Berkeley, p¨¢gina de intensa musicalidad y tantas posibilidades virtuos¨ªsticas como expresivas. No hay lugar para la cr¨ªtica. S¨®lo para el aplauso y el ?Bravo! m¨¢s estent¨®reo.Theo Alc¨¢ntara, el director espa?ol afincado en Michigan, condujo con talento ambas obras y logr¨® una muy viva y coloreada traducci¨®n del tr¨ªptico hindemithiano sobre Mat¨ªas, el pintor, esto es, Gr¨¹newald, s¨ªntesis sinf¨®nico, como es sabido, de la ¨®pera del mismo t¨ªtulo. Con gran opulencia de sonoridades, claridad expositiva y manejo de una muy larga banda de intensidades, Alc¨¢ntara logr¨® de los profesores radiotelevisivos -de probada y elogiada flexibilidad- resultados excelentes.

Como principio de programa conocimos en Madrid Entrop¨ªas, de Agust¨ªn Gonz¨¢lez Acilu (1929). Es uno de los representantes cualificados de nuestra vanguardia y, entre otras investigaciones, ha ensayado en el campo de la fon¨¦tica con aportaciones de tanto valor como el Oratorio panling¨¹¨ªstico o Dilataci¨®n fon¨¦tica. Entrop¨ªas, no obstante su ligaz¨®n de origen a principios cient¨ªficos, nos da una visi¨®n extremadamente sutil y muy amplia de la capacidad de inventiva musical propia de Acilu. Podemos olvidar sus explicaciones y cuantas se a?adan sobre lo que, en definitiva, pertenece al taller del compositor. Importa, antes que nada, la belleza de esas sucesiones sonoras, originales y cambiantes en las que el m¨²sico navarro se sirve de todo procedimiento con gran independencia de criterio. M¨²sica libre digo, y no actitud intermedia o sint¨¦tica, es la que domina lo que Agust¨ªn llama ?valor subjetivo de mi manera de hacer?. Manera imaginativa, encuadrada en construcciones de tipo sonoro-narrativo y expuestas a trav¨¦s de una orquesta que va del firme un¨ªsono a la ardiente ebullici¨®n heterof¨®nica y polit¨ªmbrica. Excelente p¨¢gina es Entrop¨ªas, tan sugeridora para el analista como comunicativa con el gran p¨²blico. En definitiva, se trata de m¨²sica bella, de di¨¢logo fascinante entre el autor y sus oyentes.