Aspectos b¨¢sicos del plan energ¨¦tico
(Economista, grupo AFE)
Cualesquiera que sean las medidas que se adopten en la nueva revisi¨®n del Plan Energ¨¦tico creemos que las ense?anzas del debate econ¨®mico y crisis pol¨ªtica que su discusi¨®n provoc¨® hace unos meses, pueden servir a la hora de plantear algunas de las principales decisiones a adoptar en este campo.
Tres son los temas base de discusi¨®n: 1) El crecimiento y cobertura de la demanda de las distintas formas de energ¨ªa final; 2) la pol¨ªtica de precios, y 3) el papel de la Administraci¨®n en la actividad sectorial o lo que se ha llamado la reforma institucional del sector energ¨¦tico.
Demanda y centrales nucleares
En el primer aspecto poco pueden hacer ni aportar los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica. La suerte ya est¨¢ echada para los pr¨®ximos cinco a?os. Da lo mismo que el producto nacional bruto crezca al 3,5 ¨® 7 %. La infraestructura energ¨¦tica para el pr¨®ximo quinquenio e incluso para el decenio, se decidi¨® cuando la demanda de energ¨ªa se duplicaba cada seis o siete a?os.
La capacidad de refino existente hoy no utilizada, las centrales termoel¨¦ctricas de carb¨®n de pr¨®xima puesta en funcionamiento, las centrales nucleares en avanzado per¨ªodo de construcci¨®n, todo ello significa que si el consumo de energ¨ªa crece seg¨²n su previsi¨®n m¨¢xima, la capacidad actual de suministro del sistema energ¨¦tico m¨¢s la nueva potencia en construcci¨®n cubrir¨¢n con holgura la demanda global a plazo medio; por el contrario, si la demanda se estanca se llevar¨¢ a cabo una sustituci¨®n del combustible l¨ªquido ahora utilizado para la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y la energ¨ªa el¨¦ctrica generada con carb¨®n y con combustible nuclear ocupar¨¢n su lugar y tanto las centrales de combustible l¨ªquido -fuel-oil-como las refiner¨ªas reducir¨ªan fuertemente su utilizaci¨®n efectiva. Aspectos como la prospecci¨®n de hidrocarburos o como la de mayor proporci¨®n del gas en el abastecimiento global de energ¨ªa son marginales y su resoluci¨®n perif¨¦rica al propio plan.
Pero lo que no es accidental, y no se ha dicho, es si se pretende prescindir de, por ejemplo, las centrales nucleares en construcci¨®n para el abastecimiento energ¨¦tico en los pr¨®ximos a?os. Y ¨¦sta es la decisi¨®n que el Gobierno debe adoptar en uno u en otro sentido y los partidos mojarse y dar su opini¨®n lo menos matizada posible. Al emitir esta opini¨®n creo que nuestros representantes parlamentarios deben tomar en consideraci¨®n nuestra dependencia energ¨¦tica y las alternativas posibles. Tambi¨¦n deben considerar que otros pa¨ªses con mayor desarrollo econ¨®mico y menos dependencia de energ¨ªa importada han adoptado un riesgo ambiental muy superior al que nosotros, al parecer, estamos dispuestos a asumir.
Planteada as¨ª de una manera tan simple la opci¨®n de abastecimiento de energ¨ªa a la econom¨ªa espa?ola en el pr¨®ximo quinquenio, se pregunta por qu¨¦ es necesario nada menos que todo un complicado plan. Creo que en todo ello hay, un mucho de inercia (se hicieron planes), otro tanto de voluntaria intervenci¨®n administrativa o para-administrativa y, no poco, de buscar posibles apoyos estatales a trav¨¦s de estos documentos que no vinculan en la jerga oficial, pero que sirven para iniciar todos los escritos dirigidos a la Administraci¨®n. El resultado es que estos planes acaban siendo un inventarlo de deseos cuya suma es una cifra que si se realizase ser¨ªa de casi imposible financiaci¨®n. Algo as¨ª ocurr¨ªa en las previsiones del Plan Oliart. Volveremos sobre el tema de la financiaci¨®n del plan.
Precios realistas
La estrategia del ¨²ltimo PEN en el tema de los precios de la energ¨ªa se basaba en lo que se llam¨® una pol¨ªtica de precios realistas cuya traducci¨®n era llega a los m¨¢ximos precios existentes en Europa; de una forma inmediata para los productos de consumo final y en un plazo de dos a?os en los precios de la energ¨ªa industrial. Confiemos que esta propuesta no prospere. Es f¨¢cil que sea as¨ª por razones de no avivar las tensiones inflacionistas, pero existen otras motivaciones que deber¨ªan pesar m¨¢s en una correcta pol¨ªtica de precios calificada oficialmente de disuasoria.
La rapidez que conlleva toda pol¨ªtica de precios regulados se ha reflejado en el campo de la energ¨ªa en dos distorsiones importantes. La de los precios relativos entre formas de energ¨ªa, por un lado, y, por otro, la diferencia de precios de la misma forma de energ¨ªa, seg¨²n las caracter¨ªsticas del uso o del consumidor.
En cuanto a la primera destacan los precios diferenciales entre la electricidad y las otras formas de energ¨ªa que han abaratado aqu¨¦lla sustancialmente con relaci¨®n a cualquier otra. Mirando al consumidor se puede en grandes l¨ªneas, clasificar los precios de la energ¨ªa en: precios a los consumos privados -dom¨¦sticos o familiares- y precios a la industria. La extremada rigidez con que se han manejado los precios y tarifas de los productos y suministros energ¨¦ticos condujo a una estructura tal que los precios de la energ¨ªa para usos industriales eran muy inferiores a los de los restantes usos. Estas diferencias se han ido suavizando, pero a¨²n los precios diferenciales favorecen claramente los consumos industriales.
Antes de embarcarse en una pol¨ªtica ?disuasoria? de precios de la energ¨ªa, creo que habr¨ªa que restablecer el equilibrio entre precios relativos por energ¨ªa y por usuarios. Esto supondr¨ªa una mayor elevaci¨®n de los precios industriales que los no industriales, lo cual dar¨ªa, si existe, una adecuada medida de la elasticidad precio-demanda en el sector industrial, que utiliza una gran parte de las necesidades totales de energ¨ªa. Por otro lado, los efectos ?disuasorios? de los precios sobre los consumos finales de energ¨ªa tienen efectos a muy corto plazo. Ya se ha observado, por ejemplo, que el consumo de gasolina se contrae a corto plazo con respecto a las elevaciones de precio, pero el efecto se apaga r¨¢pidamente. La raz¨®n probablemente se encuentra en que el consumo final de energ¨ªa es, cada vez, m¨¢s sensible a las variaciones de renta personal que a las elevaciones de los precios.
Una pol¨ªtica ?dura? de precios sin m¨¢s puede avivar in¨²tilmente la inflaci¨®n sin un reflejo sustancial en la demanda. La evoluci¨®n del consumo de gasolina en los ¨²ltimos meses de 1977 y los primeros de 1978 puede ser aleccionadora.
Todo parece indicar, que tanto en las discusiones que hubo en la presentaci¨®n inicial del plan, como en los debates de la comisi¨®n interministerial all¨ª nombrada, lo que menos se debatieron fueron las medidas centrales y urgentes relativas a la energ¨ªa, es decir, abastecimiento, precios y financiaci¨®n. All¨ª, por lo que le¨ªmos se discuti¨® poco sobre la energ¨ªa, y mucho, en cuanto a las posibles implicaciones de los distintos departamentos, y por consiguiente funcionarios, en cuanto se modificaban sus propias parcelas de competencia. CAMPSA, por lo que se pudo leer, no consideraba que el INI fuese la empresa p¨²blica, eficaz y competente para llevar adelante el ente de petr¨®leo; y el INI parece que tiene la impresi¨®n que los funcionarios de Hacienda no representan los verdaderos intereses del Estado en el sector. Esto fue lamentable, pero previsible.
Reforma institucional
La propuesta de la comisi¨®n interministerial no se lleg¨® a publicar. Por las declaraciones posteriores se desprende que no se volvi¨® a tocar el tema de la agrupaci¨®n de los intereses p¨²blicos en el sector del petr¨®leo y solamente se inform¨®, en cuanto al tema institucional, de la propuesta de crear una empresa nacional para la red de alta tensi¨®n, con mayor¨ªa estatal, propuesta que, al parecer, no figuraba en la versi¨®n anterior del PEN y que estaba justificada como consecuencia de las elevadas p¨¦rdidas de electricidad en Espa?a, que eran las mayores de Europa occidental. Italia, con un sistema el¨¦ctrico an¨¢logo al de Espa?a (pero con mayor consumo) tiene unas p¨¦rdidas ligeramente superiores y de los datos disponibles parece deducirse que las p¨¦rdidas en Espa?a est¨¢n fundamentalmente en la distribuci¨®n en baja tensi¨®n, hecho que parece justificado dado el bajo consumo por usuario y la deficiente red de distribuci¨®n, tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas.
Pero aparte de los graves inconvenientes de tratar un tema tan importante como el institucional sin un ?libro blanco? que demuestre la necesidad de estos cambios y garantice todos los intereses en litigio, con todo lo que se ha demostrado es la necesidad de no abordar ninguna reforma institucional hasta tanto contar con un estatuto de la empresa p¨²blica y de los funcionarios que en ella trabajan.
En conclusi¨®n, confiemos que en esta ocasi¨®n el PEN tenga mejor fortuna. Habr¨ªa razones justificadas para as¨ª esperarlo. De los cuatro temas importantes a medio y corto plazo -producci¨®n, financiaci¨®n, precios e institucionalizaci¨®n-, tres, o est¨¢n resueltos o no se pueden abordar por el momento. La pol¨ªtica de abastecimiento est¨¢ ya dado para los pr¨®ximos cuatro o cinco a?os, y tampoco la financiaci¨®n del plan (excepto si se va a fantas¨ªas desarrollistas) encontrar¨¢ especiales dificultades. La ca¨ªda de la inversi¨®n en la econom¨ªa espa?ola ha dejado dinero ocioso en el mercado de capitales. Las centrales nucleares, una de las principales inversiones, est¨¢n ya prefinanciadas en buena parte y su inminente entrada en funcionamiento supone un esfuerzo financiero perfectamente soportable. El tema institucional deber¨¢ acometerse apenas est¨¦ en vigor el estatuto de la empresa y de los funcionarios p¨²blicos.
As¨ª, pues, solamente la pol¨ªtica de precios deber¨ªa ser debatida en profundidad.
En cuanto a la pol¨ªtica energ¨¦tica plazo largo, es decir, para los cinco o diez pr¨®ximos a?os, mucho agradecer¨ªamos a este Gobierno y a los pr¨®ximos, que nos proporcionen cada vez que se debatan temas importantes de pol¨ªtica energ¨¦tica, documentos p¨²blicos de trabajo que contengan algo m¨¢s sustancial y documentado que las declaraciones de los miembros de las comisiones y las filtraciones de los periodistas.
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