"El fraude fiscal ha sido fruto de la connivencia de la sociedad y la Administraci¨®n"
Pregunta. ?Qu¨¦ grado de consenso se ha alcanzado entre los miembros de la ponencia que redact¨® el informe del proyecto de ley remitido por el Gobierno, cara al inicio de los debates en el seno de la Comisi¨®n de Hacienda del Congreso?Respuesta. Debo decirle que, desde un punto de vista estrictamente t¨¦cnico, es decir, si nos hall¨¢ramos ante un grupo de estudiantes en la Universidad, las discrepancias no ser¨ªan muchas, pero en la realidad de las cosas se pueden hacer varias observaciones. En primer lugar, es irritante que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo siempre que haga falta, prescindiendo de los dem¨¢s. Y todav¨ªa resulta m¨¢s irritante darse cuenta de que las minor¨ªas s¨®lo son escuchadas a veces por aquello de los buenos modales y de lo que dir¨ªa la calle, m¨¢s que porque se piense tener en cuenta sus argumentos. En segundo lugar, me parece que la reforma fiscal, pero sobre todo el proyecto de impuesto sobre la renta que hemos tenido estas ¨²ltimas semanas sobre la mesa, es lo que yo llamar¨ªa humanamente un impuesto sin misericordia y, pol¨ªticamente, un impuesto sin posibilidades futuras. Me parece un impuesto sin misericordia porque persigue fiscalmente los rincones m¨¢s inveros¨ªmiles, con un criterio detectivesco que m¨¢s parece el de un inquisidor judicial que el de un fiscalista constructivo. Por lo dem¨¢s, lleva las cosas al l¨ªmite te¨®rico dentro de una econom¨ªa de libre iniciativa, hasta tal punto que si un d¨ªa mandara la izquierda en este pa¨ªs, poco podr¨ªa a?adir a los textos que se van a aprobar, como no fuera tocar las tarifas marginales. Llevamos, pues, a la oposici¨®n a programas que trascienden del campo fiscal para entrar, por falta de otra cosa, en el terreno del modelo de sociedad.
P. Su valoraci¨®n personal del proyecto parece ser, por tanto, la de que se ha ido demasiado lejos...
R. Se ha dicho con raz¨®n que un buen sistema fiscal es aquel que se adapta a la sociedad, cuya colaboraci¨®n econ¨®mica pretende obtener y es m¨¢s capaz de conseguir el asentimiento voluntario del p¨²blico. Como es l¨®gico, esto requiere tiempo, como lo requiere el derecho consuetudinario, para que la sociedad haga suyos los postulados fiscales. Por eso se ha dicho tambi¨¦n que los impuestos, antiguos o viejos, de largo plazo de aplicaci¨®n, suelen ser buenos impuestos. Y lo suelen ser, no porque necesariamente sean buenos en s¨ª, sino porque el p¨²blico los entiende y acepta. Por eso creo que toda reforma fiscal, y esta es la experiencia de los pa¨ªses civilizados de Occidente, debe ser paulatina, pausada en su ritmo y firme en la toma de las cotas que se vayan presentando. Lo que menos me gusta de la actual reforma fiscal es su ritmo acelerado global. La introducci¨®n radical de un sistema totalmente nuevo que va a preocupar al pa¨ªs y le va a introducir de nuevo en los mecanismos del fraude, todo ello en pocos meses.
P. ?Qu¨¦ ritmo de aplicaci¨®n de la reforma hubiera aconsejado usted?
R. Creo que lo primero que habr¨ªa tenido que hacerse es modificar la moral del contribuyente espa?ol, acostumbrado a defraudar; para ello, el primer paso es convencerle de que efectivamente ha cambiado la moral del Estado espa?ol, cosa de lo que todav¨ªa no se ha dado ninguna prueba. No hay que olvidar que en el fraude colaboraron, m¨¢s o menos durante cuarenta a?os, m¨¢s o menos alegremente, la Administraci¨®n p¨²blica y los ciudadanos. Volviendo a su primera pregunta, ver¨¢ que el consenso existe probablemente en lo que a la t¨¦cnica se refiere, al menos por mi parte, pero no lo hay en cuanto a una serie de aspectos m¨¢s generales y muy importantes que entra?a toda reforma fiscal.
P. ?Respecto a qu¨¦ puntos concretos y en qu¨¦ grados existe discrepancia por parte de su grupo frente al texto que ser¨¢ debatido en la comisi¨®n parlamentaria? Estoy pensando en aspectos como las plusval¨ªas, el tratamiento de la familia y otros.
R. Como usted comprender¨¢, no podemos descender a los mil y un detalles sobre los que podr¨ªamos discrepar. Ya le he dicho que en t¨¦rminos generales consideramos que es un proyecto t¨¦cnicamente adecuado, sobre todo si lo completamos con las ya promulgadas medidas de urgencia fiscal. El ritmo es lo que a m¨ª me parece m¨¢s importante, y en eso no estoy de acuerdo. Considero que con la tipificaci¨®n del delito fiscal y la supresi¨®n del secreto bancario se han dado pasos de gigante, con vistas a lograr una modernizaci¨®n de la relaci¨®n fiscal entre contribuyente y fisco, que no quiere decir pugna y antagonismo. Ello hubiera sido suficiente y hubi¨¦ramos podido mantener un par de a?os m¨¢s el sistema fiscal vigente. De alguna manera, hubiese sido interesante observar el comportamiento del sistema sin fraude fiscal. Ahora bien, tambi¨¦n comprendo que el sistema anterior adolec¨ªa de importantes defectos, especialmente en lo que se refiere a su evidente regresividad y que algo hab¨ªa que hacer para modificar la situaci¨®n. Est¨¢ bien un impuesto sobre la renta, universal y sint¨¦tico, pero yo habr¨ªa puesto a la familia por lo menos en igualdad de condiciones con las uniones irregulares y no en inferioridad como se ha hecho. Habr¨ªa admitido los incrementos de patrimonio, pero para empezar hubiera procurado que no fuesen retroactivos, en vez de buscar f¨®rmulas m¨¢s o menos tramposillas a estos efectos. Hubiera buscado tambi¨¦n unas tarifas especiales para estos incrementos y, en general, las habr¨ªa introducido poco a poco; no habr¨ªa tratado de aplicar al m¨¢ximo lo recomendado por la Comisi¨®n Carter de Canad¨¢, aceptando nuestro Gobierno lo que no acept¨® el canadiense. En toda la ley hubiera tenido en cuenta los efectos inflacionarios, tanto para las rentas directas como para los incrementos de patrimonio, con correcciones autom¨¢ticas y no discrecionales, por no decir arbitrarias, del Gobierno, como pretende el proyecto. En un terreno m¨¢s concreto, habr¨ªa eximido de imposici¨®n la vivienda propia que tanto hemos procurado entre todos popularizar. En cambio, hubiera incluido entre las rentas la Loter¨ªa Nacional y las quinielas balomp¨¦dicas, que alg¨²n funcionario de Hacienda ha tenido tanto inter¨¦s en proteger. En general, hubiera procurado tener m¨¢s en cuenta ese equilibrio que debe existir entre una mayor igualdad y justicia sociales que todos deseamos y una mayor eficiencia del sistema frente al ahorro y la inversi¨®n, sin los que la sociedad no progresar¨¢. Me temo que el proyecto tal como ha quedado redactado se inclina, de una manera un tanto fr¨ªvola, a favor del primer postulado y olvida, con consecuencias que no tardar¨¢n en manifestarse, el segundo aspecto de la cuesti¨®n. Y sobre todo, si lo que se ha querido es tener la coqueter¨ªa de la modernidad en lo t¨¦cnico y de una puesta al d¨ªa rabiosa de nuestra fiscalidad, creo que podr¨ªamos haber dedicado m¨¢s tiempo al informe del profesor Meade, del que podr¨ªamos haber aprendido muchas cosas a la hora de equilibrar los impuestos entre renta y consumo. No con el antiguo sentido de regresividad que confer¨ªan los impuestos indirectos, sino con el moderno criterio de que la desigualdad de los ingresos debe producirse para que el ahorro y la inversi¨®n sigan siendo individuales y, por tanto, libres, mientras que el consumo debe ser fuertemente igualitario, entre todos para que se produzca la justicia. As¨ª, de memoria, no se me ocurre nada m¨¢s al respecto.
P. Partiendo de la hip¨®tesis de que fuera su partido y no UCD el que ocupara el Gobierno, ?qu¨¦ proyecto hubiera remitido a las Cortes? ?Cu¨¢les ser¨ªan sus diferencias sustanciales con el que comenzar¨¢ a debatirse el lunes?
R. Resumiendo lo anterior, lo ¨²nico que puedo a?adirle es que si nosotros hubi¨¦ramos estado en el Gobierno no habr¨ªamos discrepado radicalmente de las tesis de UCD, pero s¨ª hubi¨¦ramos adoptado actitudes dispares en cuanto al ritmo y algunos aspectos singulares de importancia.
P. Suponiendo que el proyecto es aprobado, ?considera usted que la Administraci¨®n tributaria espa?ola est¨¢ en condiciones de hacer cumplir sus normas?
R. La verdad es que esas son interioridades del aparato burocr¨¢tico que no conozco demasiado bien, pero tengo la impresi¨®n de que si en otros pa¨ªses es posible administrar bien el fisco, tambi¨¦n podr¨ªa ser posible en Espa?a. De todas formas, tengo mis dudas de que esto se produzca a corto plazo, porque no hay que olvidar que cuando nuestra Administraci¨®n fiscal fue un aut¨¦ntico desbarajuste en los tiempos del franquismo, los encargados de impedir que perpetuara no eran personas demasiado distintas de las que ahora aseguran que todo va a funcionar muy bien. Ya he dicho antes que es muy c¨®modo tratar a los espa?oles como si fu¨¦ramos un atajo de delincuentes. La primera que debe demostrar un cambio t¨¦cnico y moral en profundidad es la Administraci¨®n p¨²blica. Veremos si es capaz de hacerlo. Personalmente, espero que s¨ª.
P. Ya para concluir. ?Qu¨¦ considera usted que debe esperar el contribuyente espa?ol de la reforma y, concretamente, de la nueva ley del Impuesto sobre la Renta?
R. Creo que el contribuyente debe sentir el deber de pagar bastante m¨¢s de lo que paga hasta ahora en todos los escalones de ingresos. A cambio, eso s¨ª, de unos servicios p¨²blicos adecuados, de los que nadie habla. El hecho de que hayan reducido un poco las tarifas no nos debe llevar a enga?o. Supongamos que la inflaci¨®n contin¨²a en este a?o a un ritmo medio del 18 %. Una simple regla de tres demostrar¨¢ que la renta disponible, o sea la resultante despu¨¦s de pagar los impuestos, ser¨¢ la misma o ligeramente inferior a la que ten¨ªamos a comienzos del per¨ªodo. A no ser que cada a?o se vayan reduciendo las tarifas en cuant¨ªas que compensen la inflaci¨®n, eso de que el contribuyente pagar¨¢ menos con la ley en la mano no tiene ning¨²n fundamento. No basta con decirle la verdad al ciudadano, hay que decirle toda la verdad. Ocurre lo mismo con la publicaci¨®n de las declaraciones de renta. Se limita su acceso a los diputados y senadores de las comisiones de Hacienda, que podr¨¢n utilizarlas con fines parlamentarios; es decir, podr¨¢n exponerlas en comisi¨®n o pleno. De ah¨ª a que aparezcan en la prensa no media m¨¢s que un paso. De lo que s¨ª quiero dejar constancia, con independencia de lo que vaya a suceder realmente, es de que la reforma fiscal representa un cambio t¨¦cnico radical, que implica unos conocimientos a fondo de las t¨¦cnicas fiscales por parte de los autores del proyecto y una gran ilusi¨®n por su parte de que Espa?a entre en el camino de una fiscafidad moderna. Desde 1963, vengo diciendo y escribiendo que sin una fiscalidad fuerte y progresiva la libertad y la democracia no son posibles. De lo ¨²nico que no estoy seguro es de que la impaciencia en alcanzar los objetivos sea el mejor camino para asegurarlos.
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