Victoria sin problemas del Rayo, pese a su mal remate
El Celta caus¨® una pobre impresi¨®n en su primera visita a Madrid, en la reci¨¦n recuperada categor¨ªa. Mucho jugador joven de flojas condiciones t¨¦cnicas, mucho despiste posicional en la defensa y nula capacidad de ataque fueron sus defectos. El Rayo empez¨® el partido con buenas maneras, pero tampoco supo concretar un partidazo, aunque s¨ª hizo lo bastante para vencer sin problemas.El partido comenz¨® con aires de goleada. A los dos minutos de juego Rocamora se hab¨ªa colado dos veces con facilidad por su banda y hab¨ªa puesto el bal¨®n en el ¨¢rea chica, desde donde Alvarito lo mand¨®, en ambas ocasiones, al limbo. La defensa del Celta se manifest¨® tan torpe que a nadie le cupo duda de que el partido iba a ser f¨¢cil para el Rayo, a pesar de que la suerte le negase a Alvarito esos dos claros tantos.
Y f¨¢cil fue, porque aunque el Rayo estuvo mal en varias de sus individualidades, el Celta confirm¨® a lo largo de los 88 minutos restantes que aquello no hab¨ªan sido dos despistes casuales, sino que es un equipo sin ninguna firmeza defensiva. El l¨ªbero Pereira no recuerda en nada al del Atl¨¦tico, y no s¨®lo por blanco, sino porque es terriblemente inseguro. Los marcadores no son firmes y Hortas se deja arrastrar por los nervios en las salidas. La media es la ¨²nica l¨ªnea de cierta consistencia del equipo; Carlos, Castro y Mori -que jug¨® en el centro del campo s¨®lo en la primera parte- son jugadores que dan cierto tono. Pero en la delantera tampoco se vio en el equipo de Vigo gente de peso, as¨ª que la tarea de los medios, con un coladero de defensa atr¨¢s y una delantera in¨²til adelante, est¨¢ condenada al fracaso.
El Rayo, bien movido por Ferm¨ªn y con los laterales Anero y Rocamora ansiosos de subir -aunque ¨¦ste ¨²ltimo se cans¨® pronto-, mandaba con facilidad. Francisco y Land¨¢buru apoyaban en la media -siempre mejor el segundo que el primero- y el bal¨®n llegaba con frecuencia al ¨¢rea de Hortas, que jugaba nervioso por culpa, quiz¨¢, de la floja defensa que tiene. Las jugadas de gol se suced¨ªan, pero en los locales ninguno de los tres puntas, Salazar, Astegiano y Alvarito, afinaba en los ¨²ltimos metros y menos a¨²n en el remate, y s¨®lo eso evit¨® la goleada. En el minuto dieciocho lleg¨® el ¨²nico gol de la primera parte, y tuvo que ser Land¨¢buru, apareciendo desde atr¨¢s, quien lo lograra.
En la segunda mitad el Celta meti¨® a Mori en la delantera para sacar un hombre de refresco en la med¨ªa, Lago, y no solucion¨® nada. Gonz¨¢lez, entrenador rayista, sustituy¨®, a su vez, a Ferm¨ªn -nadie puede saber por qu¨¦- por Mariano, con lo que el Rayo baj¨® algo. Pero aun con eso, los locales siguieron mandando y creando ocasiones. Astegiano marc¨® dos clar¨ªsimas y a¨²n no se hab¨ªa apagado la bronca por la ¨²ltima cuando agarr¨® una soberbia volea en un c¨®rner que vali¨® el segundo gol. Ya con el partido definitivamente resuelto, compareci¨® en el campo Su¨¢rez, la gran promesa del Celta, que anduvo siempre descolocado y sin acierto. En el Rayo entr¨® Lastra, jugador de sal¨®n, cuyos intentos de aplicar su buen dominio del bal¨®n a las necesidades del juego no siempre resultan, y el partido finaliz¨® entre sobresaltos para Hortas y ratos de aburrimiento.
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