Pacto o c¨¢mara economico-social
Proponemos una c¨¢mara econ¨®mico-social y no un pacto entre el mundo del trabajo y el poder pol¨ªtico. No proponemos un pacto a uno, dos ni tres a?os entre Poder y representaci¨®n pol¨ªtica o mundo del trabajo, sino una c¨¢mara econ¨®mica y social que realice las negociaciones precisas, el di¨¢logo entre la patronal y la sindical. Queremos sustituir el pacto de Estado o de Poder y proponer los acuerdos bilaterales mundo del trabajo-empresarios. El Poder podr¨¢, entonces, mantener su postura de ¨¢rbitro y una independencia en la planificaci¨®n econ¨®mica, a la vez que apoyar sus proyectos sobre aquellos acuerdos que har¨¢n rea listas las propuestas para que sean aceptables por las partes.El nuevo pacto, ?para cu¨¢nto tiempo?
Un a?o, seg¨²n los unos, porque se estima que la situaci¨®n pol¨ªtica Puede modificarse sustancialmente y, por tanto, pactar para m¨¢s largo plazo ser¨ªa condicionar el futuro, ser¨ªa condicionar el plan a una situaci¨®n a¨²n imprevisible.
Un a?o porque se evita pactar sobre situaciones econ¨®micas totalmente desconocidas. ?Qu¨¦ ser¨¢ de nuestra econom¨ªa en 1980?
Un a?o, por fin, porque es tan urgente un plan econ¨®mico que m¨¢s vale pactar a corto plazo, pero pactar inmediatamente, que esperar m¨¢s tiempo para poder elaborar una compleja -planificaci¨®n econ¨®mica, cuando quiz¨¢, precisamente por querer elaborar algo m¨¢s perfecto, haya sufrido nuestra econom¨ªa, entretanto, un verdadero colapso.
A tres a?os, dicen otros. ?C¨®mo podemos relanzar una econom¨ªa si el industrial no dispone por lo menos de tres a?os de seguridad?
Entre la decisi¨®n de invertir y la realizaci¨®n de las inversiones previstas, pasando por el estudio, los pedidos, los permisos, los plazos de entrega, el montaje y la puesta en marcha de una nueva planta, pasan a?os. A?o y medio, hablando de industria ligera. En industria mediana o pesada, dos, cuatro, seis a?os. ?C¨®mo puede un industrial lanzarse a una nueva inversi¨®n, si no tiene garant¨ªas m¨ªnimas de tres a?os?
La situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica puede evolucionar, pero solamente en peor, si no se salva la econom¨ªa este a?o. Y se salvar¨¢ si el conjunto de las empresas invierten este a?o. Para salvar nuestra econom¨ªa este a?o necesitamos crear esperanza y confianza hoy mismo. Esperanza y confianza que surgir¨¢n de una planificaci¨®n econ¨®mica a m¨¢s largo plazo que un a?o por supuesto, como condici¨®n previa. El pa¨ªs, desde luego, necesita tres a?os de paz para solucionar o salir de cuatro a?os de crisis.
En nuestra opini¨®n tienen raz¨®n aquellos que quieren una decisi¨®n r¨¢pida, pero tambi¨¦n tienen raz¨®n los que dicen que aquella decisi¨®n tenga perspectivas a largo plazo. ?C¨®mo compaginar ambas?
Qui¨¦n pacta y con qui¨¦n
El pacto a uno, dos, tres o m¨¢s a?os se puede establecer entre los distintos protagonistas y de,cuatro maneras:
- Entre el Poder y los partidos pol¨ªticos.
- Entre el Poder, partidos pol¨ªticos y sindicatos.
- Entre el Poder, partidos pol¨ªticos, sindicatos y patronal.
- Entre sindicatos y patronal solamente.
En los tres primeros casos se trata de pactos estatales. El Poder est¨¢ directamente comprometido en el pacto. Es el pacto de no agresi¨®n entre un conjunto m¨¢s o menos amplio de fuerzas, que pretenden representar unos intereses concretos, y el Poder, al que se le da, luego de pactar, carta blanca dentro de aquel pacto.
En el ¨²ltimo caso, en el pacto sindical-patronal, se trata de una entente entre los dos antagonistas sociales. Pacto de no agresi¨®n sobre la base de un tratado. Tratado, a su vez, vigilado o garantizado por el Poder, como juez exterior y superior a las partes.
En el pacto estatal, el Gobierno es simult¨¢neamente juez y parte, y por mucho que se quiera crear comisiones de vigilancia, una de las partes dispone en casi exclusiva de la totalidad de la fuerza, porque es, a la vez, pactante,juez y poder pol¨ªtico.
Pero no solamente dispone de esta situaci¨®n de privilegio y fuerza, sino, adem¨¢s, tiene una justificaci¨®n: es el Poder el que m¨¢s riesgo corre, porque si fracasa lo pactado es el Gobierno el que tiene que irse. De modo que adem¨¢s. de juez y parte, el Gobierno tambi¨¦n se lo juega todo. Pedir al Gobierno ecuanimidad es pedir lo imposible.
Modalidades del pactoEl pacto puede realizarse secretamente, como el pacto de la Moncloa. O a base de relaciones diplom¨¢ticas entre los pactantes, para luego iniciar un debate abierto.
Si el pacto es estatal, entre Gobierno y otras fuerzas sociales, es evidente que el acuerda ser¨¢ de hecho realizado antes de que se formalice en la Moncloa o en el Parlamento. El pacto de la Moncloa apenas fue formalizado y el Parlamento jug¨® el papel de c¨¢mara de registro.
Si, por el contrario, el acuerdo se realiza entre las fuerzas sociales, patronal-sindical, se formafizar¨¢ fuera del Gobierno y del Parlamento. El Gobierno y el Parlamento, entonces, establecer¨¢n sus opciones de pol¨ªtica econ¨®mica en funci¨®n de lo pactado, pero con cierta independencia. No existe pacto estatal, existe un acuerdo social. El Parlamento mantiene su independencia, as¨ª como el obierno, y el secreto desaparece a nivel pol¨ªtico.
?Qui¨¦n vigilar¨¢ el pacto?
Un pacto estatal no hay quien lo vigile fuera del Gobierno, por.que ?qui¨¦n puede ser el juez del mism¨ªsimo Poder? Un pacto econ¨®mico-social, por el contrario, lo vigilan las partes contratantes. Ambas, patronal y sindical, tienen medios suficientes para vigilar lo pactado, pero, adem¨¢s, es una tradici¨®n sobre todo anglosajona el que se elija un ¨¢rbitro para zanjar los conflictos que puedan surgir.
Pero quiz¨¢ el aspecto m¨¢s importante de la vigilancia no sea el que se respete solamente lo convenido, sino que se adapte permanentemente a las cambiantes circunstancias, a la cambiante relaci¨®n de fuerza. Si se desea un acuerdo de largo alcance es preciso un instrumento de evoluci¨®n de largo alcance. Por ello, precisamente, proponemos una c¨¢mara econ¨®mica y social, para pactar y, tambi¨¦n, para vigilar y hacer evolucionar los pactos.
La c¨¢mara econ¨®mica y social es ese instrumento necesario para convenir los pactos o acuerdos y realizar la! adaptaciones. Es el mecanismo permanente del di¨¢logo, de la dial¨¦ctica patronal-mundo del trabajo.
Si la hemos llamado c¨¢mara, y no consejo, es precisamente, para sacarle del marco estatal o del simple ap¨¦ndice consultivo del Poder. Y hacer de aqu¨¦lla una verdadera instituci¨®n con autonom¨ªa propia y, sobre todo, aut¨®noma del Poder.
Conclusi¨®n
No nos parecen hoy oportunos aquellos pactos que implican al Poder directamente. En la situaci¨®n actual de Espa?a, el Poder se ve o aparece como representante del capital, y el mundo del trabajo, de alg¨²n modo, como el antagonista de aquel Poder.
Buscamos la f¨®rmula para que los antagonistas sociales puedan llegar a realizar los acuerdos convenientes y que el Poder sea independiente y neutral y est¨¦ por encima frente a aquellos antagonistas.
La funci¨®n, la constituci¨®n y el mecanismo de esta c¨¢mara econ¨®mica y social la estudiaremos en otro art¨ªculo, analizando las experiencias existentes en muchos pa¨ªses cuya situaci¨®n social y pol¨ªtica en el pasado puede considerarse comparable con la nuestra actual. Conviene, en efecto, utilizar lo ya ?inventado? y evitar los dosescollos cl¨¢sicos: el simple consejo ?ineficaz?, por un lado, y el corporativismo, por otro, que es, bajo un aspecto social, un modo eficaz de no resolver problemas, sino de controlar al mundo del trabajo.
No es nuestro ideal de sociedad que el mundo del trabajo y el capital tengan que dialogar para avanzar, pero es un paso hacia nuestro ideal el que el mundo del trabajo pueda disponer de un pqder reconocido y lograr un di¨¢logo que no dependa del paternalismo o buena voluntad de los partidos pol¨ªticos, del Poder o del Gobierno.
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