El conocimiento de la atm¨®sfera venusina permitir¨¢ conocer mejor la de la Tierra
Venus, tan pr¨®ximo a nosotros astron¨®micamente hablando, y casi tan grande coriio la Tierra, ha despertado siempre la curiosidad del llombre por su brillo, que lo destaca en la b¨®veda celeste, unas veces al ponerse el Sol y otras veces antes de su salida. Sin embargo, debido a su proximidad al Sol -108 millones de kil¨®metros, en comparaci¨®n con los 150 millones a los que se encuentra la Tierra-, est¨¢ cubierto por ana espesa capa de nubes que s¨®lo ha podido ser penetrada por el radar en los a?os sesenta.A principios de siglo se cre¨ªa que la atm¨®sfera de Venus era semejante a la de la Tierra. Sin embargo, analizando la luz emitida por aquel planeta, iio se encontr¨® huella alguna ni de ox¨ªgeno ni de agua. Por el contrario se descubrieron ciertas radiaciones pertenecientes al anh¨ªdrido carb¨®nico.
Otro descubrimiento asombroso fue el que la temperatura de la superficie de Venus oscilaba alrededor de los trescientos a cuatrocientos grados cent¨ªgrados, aproximadamente la de fusi¨®n del plomo. Merece la pena se?alar que hace de sesenta a cien millones de a?os la atm¨®sfera terrestre ten¨ªa una gran concentraci¨®n de anh¨ªdrido carb¨®nico, que fue el disparador de los inmensos bosques de los per¨ªodos Carbon¨ªfero y P¨¦rmico de la evoluci¨®n de la Tierra, los cuales, enterrados por cataclismos de la corteza terrestre, dieron lugar a los yacimientos de carb¨®n actuales. Simult¨¢neamente, por la fotos¨ªntesis del anh¨ªdrido carb¨®nico, produjeron grandes cantidades del ox¨ªgeno que necesita el reino animal para su supervivencia.
La investigaci¨®n que se proponen realizar las naves espaciales norteamericanas a trav¨¦s de la atm¨®sfera de Venus es importante en un doble aspecto. Por un lado se pretende resolver definitivamente el problema de la composici¨®n y estructura de su atm¨®sfera, si se trata de una capa inferior relativamente despejada cubierta por una nube continua de cristales de hielo a 35 kil¨®metros de altitud y una temperatura de -20 grados Celsius, o si la capa inferior est¨¢ saturada de polvo hasta esos 35 kil¨®metros de altitud, y por encima de los cuales se extiende una atm¨®sfera isoterma de gases raros.
Por otro lado, ?se intenta utilizar a Venus y su atm¨®sfera como un modelo de comportamiento, estudiando las perturbaciones que se producen en ella a consecuencia de las variaciones que experimenta la actividad solar, de modo que puedan extrapolarse a la atm¨®sfera terrestre?, seg¨²n afirma el profesor De Briones, director de programas de investigaci¨®n del Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa.
Las aplicaciones a la atm¨®sfera terrestre de los resultados de este experimento pueden llevar, en un lapso de tiempo de tres o cuatro a?os, al descubrimiento de leyes que permitan efectuar pron¨®sticos a largo plazo de cambios clim¨¢ticos y de situaciones atmosf¨¦ricas cambiantes. Es de desear y esperar que este costoso experimento mod¨¦lico tenga el ¨¦xito que anhelan los promotores cient¨ªficos del mismo y que just¨ªfique a posteriori la inversi¨®n realizada (m¨¢s de doscientos millones de d¨®lares).
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