Una buena continuaci¨®n
El primer y gran m¨¦rito de este Tibur¨®n 2 es bastante infrecuente en las segundas partes, en general: la fidelidad. Tibur¨®n 2 es fiel a Tibur¨®n. Da a los espectadores exactamente lo que buscan, lo que no quiere decir que se trate de un filme previsible. En absoluto. A los diez minutos de comenzada la proyecci¨®n, uno se ha olvidado de todas las posibles comparaciones, para encontrarse inmerso en una intriga, perfectamente construida. Tibur¨®n 2 es un segundo viaje a la isla de Amity, tres a?os despu¨¦s de que fuera escenario de los ataques de un monstruoso y sangriento escualo. El jefe de polic¨ªa Brody ya no es el esforzado funcionario del primer filme. Brody es ahora un hombre obsesionado, casi un visionario, para quien la lucha con el tibur¨®n se ha convertido en un enfrentamiento personal.Jeannot Szwarc, franc¨¦s afincado en Estados Unidos, que ha realizado sus primeros trabajos en la televisi¨®n, se ha planteado matem¨¢ticamente esta segunda parte. Se dir¨ªa que su primer y ¨²nico modelo ha sido el primer Tibur¨®n. Toda la estructura del filme de Szwarc reproduce la del de Spielberg. El primer susto -Brody encuentra el cad¨¢ver en la playa- corresponde al primero del primer Tibur¨®n -Richard Dreyfuss descubr¨ªa un cad¨¢ver en el barco hundido-. La principal diferencia es cuantitativa, pues Jeannot Szwarc, privado ya del efecto sorpresa inicial -la aparici¨®n primera del animal- debe multiplicar los ataques de ¨¦ste para rellenar con terror aquello donde ya no puede darse el suspense.
Tibur¨®n 2 (Jaws 2)
Director, Jeannot Szwarc. Gui¨®n, Carl Gottlieb y Howard Sackler, basado en los personajes creados por Peter Benchley. Fotograf¨ªa, Michael ButIer. M¨²sica, John Williams. Int¨¦rpretes: Roy Scheider, Lorraine Garyy Murray Hamilton. Norteamericana, 1978. Locales de estreno: Lope de Vega y Palafox.
Las v¨ªctimas privilegiadas de este segundo Tibur¨®n son una pandilla de adolescentes, entre los cuales se encuentran los dos hijos de Brody, lo cual permite a Szwarc crear una doble acci¨®n contrapuntada: j¨®venes inconscientes expuestos al peligro/adultos conscientes que se niegan a admitir que el peligro existe. Estos dos mundos perfectamente definidos y separados son el lugar de las fren¨¦ticas idas y venidas de Brody, quien, finalmente, s¨®lo, destituido de su cargo y considerado como un desequilibrado por el grup¨²sculo que domina el pueblo -alcalde, concejales y un poderoso constructor que maneja a ¨¦stos-, deber¨¢ enfrentarse al tibur¨®n y salvar a los jovencitos en peligro.
Tibur¨®n 2 no tiene la perfecci¨®n de Tibur¨®n y, all¨ª donde Spielberg se revelaba un aventajado y privilegiado disc¨ªpulo de Hitchcock, Szwarc se muestra, simplemente, como un h¨¢bil t¨¦cnico. Lo cual no es poco, sobre todo si juzgamos las atrocidades que se?ores como John Boorman o Don Taylor han llevado a cabo con las herencias de El exorcista y La profec¨ªa.
Tibur¨®n 2 debe no poco a Roy Scheider, uno de los mejores rostros del moderno cine americano. Globalmente, consigue divertir, aterrorizar y entretener. A fin de cuentas, ?no se trata de esto?
Babelia
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