La reducci¨®n del tiempo de trabajo no reabsorber¨¢ el paro
Secretario general de la Uni¨®n de Industrias de la CEEEn todos los Estados miembros de la CEE, el tiempo de trabajo global ha disminuido de manera continua. En 1977, el 50% de los 77 millones de asalariados de la Comunidad trabajaban a la semana entre cuarenta y 41 horas frente al 35%en 1973. La cifras relativas a la duraci¨®n anual ser¨ªan todav¨ªa m¨¢s significativas si pudi¨¦ramos disponer de estad¨ªsticas comparables. Esta evoluci¨®n, que constituye un progreso social indiscutible, es uno de los frutos del crecimiento econ¨®mico. Este ha permitido a la vez una progresi¨®n de los ingresos en t¨¦rminos reales, una mejora de las condiciones de trabajo y mayor tiempo libre. La tendencia debe continuar en la medida de lo posible, y la forma depender¨¢ de los convenios colectivos, es decir, de las preferencias expresadas por los propios interesados. La aspiraci¨®n de gran n¨²mero de trabajadores para una duraci¨®n m¨¢s corta del tiempo de trabajo es un hecho leg¨ªtimo que debe tenerse en cuenta, pero su realizaci¨®ndepender¨¢ del progreso de la productividad y de un arbitraje que ser¨¢ necesario entre la progresi¨®n de los salarios, los costos sociales. la mejora de las condiciones de trabajo y el aumento del tiempo libre.
La realizaci¨®n de tal objetivo de progreso est¨¢ ligado a la productividad y no puede anticiparse a tal mejora. La productividad de las empresas es la condici¨®n principal de su competitividad y de su capacidad de adaptaci¨®n.
Hay que tener en cuenta tambi¨¦n las ineptitudes que existen en el mercado del trabajo, manifestadas por el hecho de que muchas empresas no encuentran la mano de obra que necesitan a pesar de la situaci¨®n de subempleo.
La reducci¨®n del tiempo de trabajo adquiere formas muy variadas y debe apreciarse en un marco de una duraci¨®n de referencia m¨¢s largo que la semana. El a?o parce un marco de refencia m¨¢s adaptado, aunque es necesario un esfuerzo de elaboraci¨®n conceptual con vistas a una mejor comparabilidad de los datos en el plano europeo.
Si los patronos consideran la reducci¨®n del tiempo de trabajo como un progreso social deseable, considerado en un per¨ªodo suficientemente largo, deben, no obstante, advertir contra el razonamiento demasiado simplista en que se base hoy el concepto avanzado de reparto del tiempo de trabajo.En principio, es muy dudoso que la reducci¨®n del tiempo de trabajo logre realmente la creaci¨®n de empleos suplementarios, por las siguientes razones en particular:
- La reducci¨®n del tiempo de trabajo con frecuencia es compensada en gran parte (la mitad, seg¨²n ciertos estudios) por un aumento de la productividad
- Incita a las inversiones de productividad y a una sustituci¨®n del factor capital al factor trabajo.
- No tiene en cuenta el hecho de que muchas empresas disponen de una mano de obra excedentaria a sus necesidades.
-El tiempo libre creado peligra de ser utilizado para el trabajo ?negro?, que alcanza ya un l¨ªmite preocupante.
Una reducci¨®n del tiempo de trabjao, sobre todo si tuviese al amplitud que reclaman los sindicatos, llevar¨ªa a una sobrecarga de los costos de producci¨®n, sobre todo si se realizara con una compensaci¨®n salarial integral. La competitividad de las empresas quedar¨ªa comprometida, al igual que su propensi¨®n a invertir, cuando el est¨ªmulo de las inversiones es reconocido como una de las condiciones del crecimiento. Se pretende que una acci¨®n com¨²n a escala europea evitar¨ªa distorsiones de competencia entre los pa¨ªses miembros de la Comunidad; tal argumento ignora la importancia de la competencia del conjunto de las econom¨ªas europeas en relaci¨®n con el resto del mundo.
La aplicaci¨®n a todos los pa¨ªses de un ¨ªndice uniforme de reducci¨®n del tiempo de trabajo no reducir¨ªa, por otra parte, las diferencias entre ellos. El argumento tampoco tiene en cuenta las consecuencias econ¨®micas de una sobrecarga del coste del trabajo en relaci¨®n a los otros factores de la producci¨®n.
Adem¨¢s, es esencial que las medidas en perspectiva sean reversibles.
En fin, la argumentaci¨®n contraria se funda en una concepci¨®n falsa del mercado del trabajo, que ni es ¨²nica, ni homog¨¦nea. No hay sustituci¨®n f¨¢cil de una categor¨ªa a otra. Al contrario, se comprueba en varios pa¨ªses penuria de mano de obra para ciertas industrias y ciertas cualificaciones, que podr¨ªan agravarse con reducciones autoritarias de la duraci¨®n del trabajo y entorpecer as¨ª la reactivaci¨®n de la actividad econ¨®mica en general.
Para resumir, nosotros deseamos expresar claramente que no vemos en la reducci¨®n del tiempo de trabajo un instrumento apto para absorber el paro. Ciertos condicionamientos del tiempo de trabajo pueden a la vez satisfacer las aspiraciones sociales leg¨ªtimas y reducir la rigidez entorpecedora. Como declar¨® el propio Consejo de Ministros de Trabajo de la CEE, tales medidas deben tener en cuenta las condiciones de competencia interna y externa de la Comunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.