Entre Lesbia y Juvencio
La poes¨ªa de Cayo Valerio Catulo da a veces la impresi¨®n de ser la primera y la ¨²ltima que brota sin mayor censura que la de las propias y elegantes pasiones de su autor. Ni el menor rastro, en esta obra cl¨¢sica y tan pr¨®xima, de combates oscuros con rom¨¢nticas metas de deseada realidad ni tampoco, propiamente hablando, ¨¢spero enfrentamiento entre realidad y deseo, entre don y promesa. Se odia y se ama, s¨ª, a trav¨¦s de las dulces o amargas palabras, pero el amor y el odio son vividos y escritos con un mismo sosiego, con la misma verdad voluptuosa. Son versos, pues, que aspiran solamente a encender nuestros ¨¢nimos tras encenderse ellos en un ¨¢nimo fiel a la experiencia ¨ªntima. Esta, sabiamente plural, fructifica tambi¨¦n bajo formas variadas (erotismo, iron¨ªa, nostalgia, desenga?o, placer), sin renunciar a los paisajes sobre los que el cantor va aprehendiendo el perfume de lo que vivir¨¢ en lo escrito: alegres noches, lamineros banquetes, abrazos redoblados, picard¨ªas, regodeos y esc¨¢ndalos. Catulo va cantando los incontables besos.Beso y verso para la amada Lesbia, que le pregunta al poeta con cu¨¢ntos besos suyos quedar¨ªa saciado. He aqu¨ª la respuesta: ?Tantos como las inmensas arenas de Libia,/ que se extienden por la serp¨ªfera Cirene,/ entre el or¨¢culo del ardiente J¨²piter/ y el sacro sepulcro del viejo Bato./ Tantos como las estrellas, que cuando calla/ la noche, ven los amores furtivos de los hombres./ Esos son los besos tuyos, Lesbia m¨ªa,/ que podr¨ªan saciar al loco de Catulo,/ tantos que los curiosos no puedan contarlos/ ni echarles maldici¨®n con mala lengua.?
Catulo
Luis Antonio de Villena. Ediciones J¨²car, Madrid, 1979.
Pero, asimismo, beso y verso para el amado Juvencio, de mano de la musa peder¨¢stica: ?Si en tus dulces ojos, Juvencio, / pudiera yo depositar mis besos,/ los besar¨ªa hasta trescientas mil veces,/ y no me sentir¨ªa nunca saciada,/ aunque m¨¢s abundante que la de las espigas/ fuera la cosecha de nuestros besos.?
Versos e insaciables besos para Lesbia y Juvencio. Versos con resonancias f¨¦rtiles de Cal¨ªmaco, Safo, Alceo, Aiqu¨ªloco y Anacreonte. Poes¨ªa sepultada durante siglos, primero por el azar y luego por la losa de la moral cristiana. Luis Antonio de Villena, libre de todo tab¨² a la hora de traducir los t¨¦rminos er¨®ticos y sensible siempre a la naturalidad del original latino, realiza unas versiones al castellano que borran la pudibundez acartonada de anteriores intentos, a cargo, ¨¦stos por ejemplo, de Joan Petit y Miquel Dole, nuestros traductores m¨¢s abnegados y recientes. Por otra parte, un pu?ado de notas, ce?idas con cuidado a lo esencial, completan este hermoso trabajo -si acaso, s¨®lo necesitado de alguna leve revisi¨®n en el complejo espacio de las versiones.
Sin aspirar a construir una obra acad¨¦mica, Villena ha escrito un riguroso estudio, jam¨¢s exento de, amenidad, que tiende a hacernos ver a Catulo como espl¨¦ndido y viv¨ªsimo poeta, con frecuencia mermado o silenciado, que ser¨ªa el iniciador de una sensibilidad po¨¦tica ahora vivida plenamente entre nosotros. Vida y obra de Catulo de Verona son analizadas con detenimiento, con reposados hospedajes en los usos, er¨®tica y costumbres de la Rep¨²blica romana, donde los j¨®venes ociosos de la alta sociedad se entreten¨ªan, al parecer, en cantar y bailar, repletos de colonias y joyas, envueltos en telas preciosas, depilados a la espera del visitante y luciendo sandalias femeninas.
Entre Lesbia y Juvencio, entre beso y beso, late la voz po¨¦tica de Catulo, tan osada y secreta hasta el presente.
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