Guti¨¦rrez, los Taviani y Tewkesbury dan calidad al certamen
El Festival de Cine de San Sebasti¨¢n ha entrado en su recta final y ello se ha dejado notar en una subida general de la calidad de los filmes. El Prado, ¨²ltimo filme de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, y El coraz¨®n del bosque, de Manuel Guti¨¦rrez, se han proyectado fuera de competici¨®n, el primero en la secci¨®n oficial y el segundo en la informativa. En ?Nuevos realizadores? se ha visto Old Boyfriends (Viejos novios), de Joan Tewkesbury. Todas estas peliculas est¨¢n bastante por encima del nivel de los filmes a concurso.
Old Boyfriends es el primer largometraje de Joan Tewkesbury, la guionista de Nashville y Thieves like us, de Robert Altman; su guionista y productor ejecutivo es nada menos que Paul Schrader, uno de los hombres-clave del ¨²ltimo cine americano. Una psic¨®loga divorciada encuentra un viejo diario y decide hacer un viaje para reencontrar a los hombres de su vida. Filme de una sorprendente madurez, especialmente trat¨¢ndose de una primera obra, est¨¢ m¨¢s cerca del cine de Schrader que del de Altman, afortunadamente, aunque se trata de un filme con personalidad propia, de un tono sutilmente amargo, p¨²dicamente triste, que roza en muchos momentos la comedia y en otros la utiliza abiertamente. En su reparto sobresale el jocoso personaje encarnado por John Belushi y, sobre todo, la protagonista, Talia Shire, hermana peque?a de Coppola y lo ¨²nico salvable de Rocky, junto con la direcci¨®n de Avildsen. La m¨²sica de David Shire es hermosamente antigua.El prado, de los hermanos Tav¨ªani, es, con Padre Padrone, lo mejor de la obra de este ins¨®lito t¨¢ndem de cineastas; un filme en el que la comunicaci¨®n es sustituida por la comprensi¨®n como tema y como mirada. Menos rossellinianos que en Padre Padrone y m¨¢s pr¨®ximos, en ciertos momentos, al cine de Bertolucci, los Taviani parecen decir, como aquel cin¨¦filo enloquecido de Prima della rivoluzione, que ?no se puede vivir sin Rossellini?. Con continuos homenajes a Germania anno zero, pel¨ªcula en que El prado parece haber tenido su mayor inspiraci¨®n, e incluso utilizando como protagonista a Isabella Rossellini, hija del director e Ingrid Bergman, los Taviani parecen rendir tributo con esta pel¨ªcula a su indiscutible maestro, al autor m¨¢s importante de todo el cine italiano y al hombre que premi¨® su Padre Padrone con la Palma de Oro, en Cannes, hace dos a?os, siendo presidente del jurado en dicho festival.
La imposibilidad de la utop¨ªa
El prado es un filme sobre la imposibilidad de la utop¨ªa, tanto a nivel social como personal, sobre la fugacidad de la felicidad. Un homenaje admirativo a quienes se creen capaces de cambiar algo y luchan por ello. Recurriendo constantemente, y sin ning¨²n miedo, al melodrama, g¨¦nero italiano por excelencia y veh¨ªculo privilegiado para hablar de los sentimientos, los Taviani han logrado su m¨¢s tierna y rom¨¢ntica pel¨ªcula. Quiz¨¢ el final de la pel¨ªcula no est¨¢ a la altura del resto, pero nadie puede negar a El prado una sinceridad, una emoci¨®n y un lirismo a flor de piel, as¨ª como un tratamiento visual de una belleza y una sencillez no menos conmovedoras. Pel¨ªcula tal vez desconcertante para quienes esperaban de sus autores un filme m¨¢s convencionalmente pol¨ªtico, resultar¨¢ un feliz descubrimiento para quienes piensan que hablar de cosas como el amor puede resultar bastante m¨¢s revolucionario que la mayor¨ªa de las pel¨ªculas pol¨ªticas.
El coraz¨®n del bosque, cuarto largometraje de Manuel Guti¨¦rrez, y que fue ya presentado en el Festival de Berl¨ªn, es, sin duda, su mejor y m¨¢s madura pel¨ªcula, y le confirma como el m¨¢s poderoso constructor de im¨¢genes del cine espa?ol. Dejando a un lado el tono simb¨®lico o intelectual de sus anteriores pel¨ªculas, pero conservando su forma m¨ªtica de ver la realidad, Manuel Guti¨¦rrez ha realizado una pel¨ªcula sin segundas lecturas, con toda la fuerza de lo que es brutalmente directo, un filme donde la parte f¨ªsica de la acci¨®n predomina sobre los supuestos contenidos de esa acci¨®n, a los que acaba desintegrando y restituyendo a su vaciedad esencial. Me explicar¨¦ m¨¢s claramente: El coraz¨®n del bosque no es tanto una pel¨ªcula sobre c¨®mo un hombre trata de encontrar a un m¨ªtico guerrillero emboscado en las monta?as para convencerle de abandonar la lucha, como un filme sobre los lugares donde esa acci¨®n tiene lugar, en el cual los personajes son marionetas de un espacio determinado que los envuelve y aprisiona, un espacio que los transforma en animales salvajes y donde no existe m¨¢s raz¨®n que la de la selva. Porque es el bosque, sin duda, el verdadero protagonista de esta pel¨ªcula, una hermosa pesadilla desgarrada y expresionista. Una pel¨ªcula sin ninguna concesi¨®n a nada ni a nadie, ¨¢rida, dif¨ªcil, inc¨®moda: pura, como debe ser. Una pel¨ªcula en la que es tan dificil entrar como dif¨ªcil es entrar en el coraz¨®n del bosque.
La pel¨ªcula posee una magistral fotograf¨ªa de Teo Escamilla, un operador a quien nadie fuerza tanto a dar lo mejor de s¨ª mismo como Manuel Guti¨¦rrez, como atestigua no s¨®lo esta pel¨ªcula, sino tambi¨¦n su anterior Colaboraci¨®n en Son¨¢mbulos.
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