Entre el petr¨®leo y la historia
Las muy hist¨®ricas piedras de las murallas tarraconenses se sobresaltaron una ma?ana, hace ya algunos a?os, cuando sus habitantes hicieron lo propio al conocer la noticia de que frente a sus costas hab¨ªa brotado el petr¨®leo. De entonces a hoy, los habitantes de esta provincia catalana se han acostumbrado a ver frente a sus concurridas playas las enormes plataformas de prospecci¨®n petrol¨ªfera. Pero se han acostumbrado menos a la creciente suciedad de sus playas y todav¨ªa menos al peri¨®dico saborcillo a petr¨®leo de su agua potable. Son los precios del progreso.Lo cierto es que, desde los primeros descubrimientos, la magia del oro negro se ha adue?ado de la poblaci¨®n tarraconense. Pero menos. Lo que s¨ª ha pasado a formar parte del l¨¦xico habitual es el rosario de denominaciones de los pozos: Montanazo, Casablanca, Amposta y alg¨²n otro.
Una peque?a aldea de pescadores, San Carlos de la R¨¢pita, tristemente famosa porque en su t¨¦rmino municipal se produjo la cat¨¢strofe del camping Los Alfaques, se ha convertido en centro de las prospecciones. Sus habitantes, a caballo entre Catalu?a y el Pa¨ªs Valenciano, contemplan at¨®nitos c¨®mo peri¨®dicamente instalan en el reducido casco urbano su cuartel general los estados mayores de las grandes multinacionales. At¨®nitos y un tanto recelosos, ?porque seguro que la ya esquilmada riqueza pesquera se acaba de extinguir y a ver de qu¨¦ vamos a comer?.
Y es que el petr¨®leo ha incidido muy escasamente en la vida cotidiana de los tarraconenses. S¨®lo la monumental refiner¨ªa de Pobla de Mafumet, junto a Tarragona, recuerda constantemente, con su monumental llama y sus apestosos efluvios, la relaci¨®n de la antigua capital de la Espa?a romana con el petr¨®leo.
Todo ello no es ¨®bice para que peri¨®dicamente muchos desocupados en busca de empleo se acerquen hasta las tierras pr¨®ximas al delta del Ebro, solicitando el modo de participar en las consecuencias de los ricos yacimientos. La realidad es muy otra. El trabajo en las plataformas es duro y escaso. La mayor parte de las que operan en la zona pertenecen a compa?¨ªas extranjeras,
Atr¨¢s qued¨® el viejo proyecto de propiciar un vasto pol¨ªgono industrial y hasta ubicar la monumental refiner¨ªa de petr¨®leos en la zona del delta, la m¨¢s deprimida de Catalu?a, aprovechando -no se sabe muy bien de qu¨¦ modo- la cercan¨ªa de un petr¨®leo que, ?tal y como est¨¢n las cosas, nos parece tan lejano como el de los pa¨ªses ¨¢rabes?. La ¨²nica actuaci¨®n que ha decidido el Gobierno para esa zona ha sido destinar un grupo de doscientos refugiados vietnamitas, para que se dediquen a cultivar arroz en el delta, ?si es que para entonces queda?. En lugar del pol¨ªgono industrial, existen proyectadas seis centrales nucleares en la zona.
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