El Gobierno portugu¨¦s revaloriza el escudo un 6% respecto al d¨®lar
La revalorizaci¨®n del escudo en un 6% en relaci¨®n al d¨®lar es la m¨¢s espectacular medida anunciada por el Gobierno portugu¨¦s en el contexto de una serie de acciones deflacionistas adoptadas el pasado fin de semana.El ministro de Hacienda no esconde que la revalorizaci¨®n anunciada pretende esencialmente un objetivo psicol¨®gico, ya que se mantiene ?hasta nueva orden? la desvalorizaci¨®n deslizante de la moneda portuguesa, al ritmo del 0,75% por mes.
A partir de ma?ana, los precios en el mercado interno pueden bajar, enfatiz¨® el ministro de Hacienda, Cavaco da Silva, al subrayar el ahorro de divisas que significa, a nivel de las importaciones, el nuevo valor del escudo. ?Es posible arrancar al pa¨ªs del c¨ªrculo vicioso de la inflaci¨®n y de la desvalorizaci¨®n?, afirman a su vez los partidos de la coalici¨®n en el poder, que subrayan el car¨¢cter ?audaz y original, en Europa y tal vez en el mundo?, de la pol¨ªtica econ¨®mica as¨ª iniciada.
La publicidad dada a la revalorizaci¨®n del escudo hace pasar al segundo plano las otras catorce medidas econ¨®micas decretadas simult¨¢neamente, y que tendr¨¢n seguramente mayores efectos. En lo esencial, estas medidas dibujan un plano de austeridad dr¨¢stica para la Administraci¨®n p¨²blica y el sector empresarial del Estado.
Para la funci¨®n p¨²blica se prev¨¦ la contenci¨®n del presupuesto al nivel de 1979, sin correcci¨®n de la inflaci¨®n, racionalizaci¨®n de la gesti¨®n, compresi¨®n de los efectivos, con prohibici¨®n de nuevas admisiones y transferencias de las plantillas excedentarias. Para las empresas del Estado, riguroso control de las pol¨ªticas salariales y de precios, congelaci¨®n de las subvenciones estatales y prioridad absoluta a las inversiones y al aumento de la productividad.
Un portavoz de la mayor¨ªa no esconde que, sometido a estas exigencias contradictorias y dif¨ªcilmente compatibles, el sector p¨²blico est¨¢ abocado al crecimiento cero, ?pero en la ¨®ptica gubernamental esta fuerte contenci¨®n de los gastos p¨²blicos debe permitir dar un impulso al sector privado, motor del relanzamiento econ¨®mico?. Los recursos as¨ª liberados deben permitir tambi¨¦n aliviar la carga tributaria y, a medio plazo, cuando la inflaci¨®n se encuentre estabilizada, una reducci¨®n de la tasa de descuento.
La oposici¨®n ha acogido con desconfianza estas medidas. Por una parte, los economistas contestan su validez y su eficacia en la lucha contra la inflaci¨®n. Para los comunistas y sus aliados, en particular en el campo sindical, se trata de medidas demag¨®gicas tendentes a compensar, junto a la opini¨®n p¨²blica, el efecto de las recientes alzas de precios. Finalmente, sobre un punto comunistas y socialistas est¨¢n de acuerdo: la pol¨ªtica del Gobierno significa un golpe, tal vez mortal para el sector empresarial del Estado, colocado en la imposibilidad de responder a la presi¨®n reivindicativa que se viene desarrollando en los ¨²ltimos meses. En contraste, se deja las manos libres al sector privado para negociar aumentos salariales, siempre que ¨¦stos no se traduzcan en aumentos de precios, incompatibles con la pol¨ªtica deflacionista.
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