La Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz e Iberoam¨¦rica
No es tanto el Estado como la sociedad -en toda su variada configuraci¨®n- quien ha de ejercer el protagonismo en las relaciones entre Espa?a e lberoam¨¦rica. Raz¨®n por la que es sumamente importante comprobar c¨®mo en un ¨¢mbito de tanto inter¨¦s cient¨ªfico y amplia repercusi¨®n social como es el de la medicina, el di¨¢logo entre nuestro pa¨ªs y el mundo americano de habla espa?ola se mantiene, y aun se acent¨²a d¨ªa a d¨ªa, por muy diversos cauces. A este prop¨®sito, deseo hacer menci¨®n a una f¨®rmula de cooperaci¨®n que estimo singularmente fecunda: las misiones a Iberoam¨¦rica de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, organizadas con la colaboraci¨®n del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana e iniciadas en 1978.A decir verdad, no es nueva en s¨ª misma esta relaci¨®n hispanoamericana en el campo de las artes m¨¦dicas. Pero s¨ª lo es, en cambio, por las modalidades de su planteamiento y de su realizaci¨®n.
Quiz¨¢ sea innecesario recordar lo que signific¨® la presencia de la medicina renacentista europea en Am¨¦rica, enriquecida con la aportaci¨®n de varios siglos de comercio intelectual con el Oriente. Medicina transportada al otro lado del oc¨¦ano por los m¨¦dicos espa?oles. integrados primero en la hueste esforzada de los exploradores y conquistadores, y avecindados luego en las ciudades y poblados que sembraron de nombres castellanos las islas del Caribe y la inmensidad de aquel doble continente. Pero ya entonces podr¨ªa decirse que la comunicaci¨®n, pese a las apariciencias, no se estableci¨® en una sola direcci¨®n. Los m¨¦dicos espa?oles de aquellos siglos, con una suma de conocimientos y un arte que hoy consideramos -a la altura de nuestro tiempo- como gravemente insuficientes, estaban, no obstante, en l¨ªnea con el saber m¨¢s depurado de su ¨¦poca. Y este saber se complementaba valiosamentecon las adquisiciones cient¨ªficas logradas mediante el examen sistematizado de la sorprendente flora, del variado elemento humano y, en general, de toda la multiforme realidad americana. Nombres como los de los m¨¦dicos y naturalistas que fueron Nicol¨¢s Monardes, el hispano-portugu¨¦s Garc¨ªa de Orta, Crist¨®bal de Acosta o el propio ?galeno? de Felipe II, Francisco Hern¨¢ndez -enviado a estudiar las aplicaciones terap¨¦uticas de la bot¨¢nica americana-, puede demostrar que esos intercambios a que me refiero actuaron en ambos sentidos, con lo que puede afirmarse que la medicina espa?ola no s¨®lo aport¨® su arte y su ciencia a aquel mundo transatl¨¢ntico, sino que tambi¨¦n se enriqueci¨® con la lecci¨®n de Am¨¦rica.
Con este mismo esp¨ªritu de ense?ar y aprender (puesto que mucho hay que aprender tambi¨¦n de algunas destacad¨ªsimas escuelas ili¨¦dicas que existen actualmente en Iberoam¨¦rica). se han iniciado y se llevan a cabo las misiones -cuatro hasta ahora- de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz.
Hay que destacar tambi¨¦n que. junto a la labor de cooperaci¨®n profesional y de intercambio de conocimientos, se rinde con estas misiones homenaje a aquel gran profesor y cl¨ªnico que fue, precisamente, el creador de la Fundaci¨®n y de una prestigiosa escuela de la medicina espa?ola: el doctor Carlos Jim¨¦nez D¨ªaz, quien conoci¨® la Am¨¦rica Latina y fue ampliamente conocido en ella, prest¨¢ndole siempre una singular atenci¨®n y ejerciendo su magisterio con los profesionales iberoamericanos de la medicina, entre los que dej¨® no pocos disc¨ªpulos. Por tanto, estas misiones dedicadas a Iberoam¨¦rica, que patrocina el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, se insertan l¨®gicamente en la l¨ªnea de acci¨®n que caracteriz¨® al doctor Jim¨¦nez D¨ªaz; pero por dos notas se hacen especialmente acreedoras a llevar el nombre del agregio cl¨ªnico espa?ol: su rigurosa preparaci¨®n t¨¦cnica, y su m¨¦todo de trabajo en equipo, ya que dichas misiones se distancian tanto de la improvisaci¨®n como de los individualismos. Y en este sentido, ofrecen una imagen de Espa?a que a algunos puede parecer ins¨®lita, pero que por fortuna no lo es. O lo es cada vez menos. Hecho por el que me atrevo a calificar de ejemplar la tarea de cooperaci¨®n m¨¦dica que las misiones de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz vienen realizando desde hace dos a?os con tan amplia y justificada repercusi¨®n en toda Am¨¦rica Latina.
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