Espa?a-CEE: dificultades de todos los colores
Recientemente se celebraron en Bruselas unas jornadas de contacto entre los que podr¨ªamos llamar protagonistas del que hacer econ¨®mico de los pa¨ªses miembros de la CEE y de los pa¨ªses aspirantes a la entrada en la misma.Dichas jornadas se celebraron en el seno del Comit¨¦ Econ¨®mico y Social de la CEE, y a las mismas fueron invitados parte de los miembros que, por derecho propio, representan a los tres grupos en el citado comit¨¦, sus hom¨®logos de Espa?a, Portugal y Grecia, que acudieron, sobre todo desde Espa?a, en nutrida representaci¨®n.
El primer grupo estaba formado por las organizaciones empresariales; el segundo, por las de trabajadores, y el tercero, por las de consumidores, organizaciones de agricultores, etc¨¦tera, hasta un total de veinticinco representantes.
All¨ª sucedieron varias cosas que merecen ser contadas. All¨ª las grandilocuentes declaraciones de principios de los empresarios comunitarios a favor de nuestra integraci¨®n iban inmediatamente acompa?adas de matizaciones que no eran sino el disfraz de dificultades de todos los colores.
As¨ª, el recuerdo de que la contribuci¨®n presupuestaria para Espa?a ya no ser¨ªa de seiscientos millones de unidades de cuenta, sino m¨¢s del doble -1.300 millones de unidades de cuenta-, o de lo que nos puede suponer a las empresas espa?olas la presi¨®n fiscal del IVA (impuesto sobre el valor a?adido).
Por parte de otros, el planteamiento de rigurosas condiciones: hay que ser un pa¨ªs con perfil CEE antes de entrar en la CEE, suprimiendo toda clase de desgravaciones y ayudas a la exportaci¨®n y de las penalizaciones (aranceles) a la importaci¨®n.
O bien se se?alaban las dificultades para los pa¨ªses miembros: importaci¨®n de paro, problemas para la agricultura comunitaria, etc¨¦tera.
Como empresario espa?ol yo les responder¨ªa a los empresarios y pol¨ªticos comunitarios que no es buena esa actitud que aparece cada vez con m¨¢s fuerza en el seno de la CEE.
Si ahora se nos dice a los empresarios espa?oles que esta integraci¨®n a lo mejor no es buena ni para ellos ni para nosotros, deben asumir la responsabilidad de que nuestra tibia actitud favorable a la entrada se podr¨ªa convertir en manifiesta hostilidad por nuestra parte despu¨¦s de creer, ingenuamente, que la raz¨®n de marginaciones anteriores era el r¨¦gimen pol¨ªtico en otra ¨¦poca vigente. Y la culpa va a recaer en declaraciones como las realizadas por el Gobierno franc¨¦s, aderezadas con la pimienta del salvaje bombardeo de nuestros transportes de fruta que, si bien no debiera tener m¨¢s importancia que la an¨¦cdota de las acciones de unos desalmados incontrolados, desgraciadamente, sin embargo, suponen un duro golpe a la actitud europe¨ªsta de la opini¨®n p¨²blica espa?ola.
Habr¨ªa que responder a los empresarios comunitarios, que est¨¢n mitificando unos miedos irreales a la competencia de los productos espa?oles, cuando hablan de nuestros salarios m¨¢s bajos (que no lo son tanto), pero no hablan de nuestra baja productividad cuando temen a nuestras importaciones, sin darse cuenta de que nuestro ¨ªndice de cobertura, en abril, ha bajado a un 53% (y no s¨®lo por el incremento del precio del petr¨®leo), cuando no caen en la cuenta de que el r¨¢pido incremento de nuestros costes salariales, fiscales, de seguridad social, etc¨¦tera, unido a nuestras dificultades para conseguir financiaci¨®n adecuada y a un clima adverso en todos los ¨®rdenes producen el efecto de un abandonismo inversor que coloca ,en situaci¨®n d¨¦bil y, por tanto, poco agresiva a nuestras empresas.
Espa?a es un pa¨ªs interesante para inversores con visi¨®n de largo plazo y para los exportadores europeos que caigan en la cuenta de que nuestro pa¨ªs est¨¢ en una triple encrucijada:
- La encrucijada hist¨®rica que supone nuestro cambio pol¨ªtico. Hist¨®rica para nosotros y para ellos.
- La encrucijada geogr¨¢fica, puerta del Mediterr¨¢neo y paso hacia Africa.
- La encrucijada cultural, puerto y camino a nuestra cultura hermana del otro lado del Atl¨¢ntico.
Es evidente que si no preponderan en las mentes de los pol¨ªticos comunitarios estas razones, sobre las que no son sino fruto de un ego¨ªsmo enano y con visi¨®n de corto plazo, nos tendremos que preguntar si realmente nos merece la pena empe?arnos en entrar como sea.
Me parece que la situaci¨®n triplemente estrat¨¦gica de nuestro pa¨ªs merece que se estudien alternativas a nuestra entrada en la CEE.
Ser¨ªa intolerable que nuestros negociadores se plantearan la situaci¨®n en actitud vergonzante. No se trata de que los pa¨ªses miembros nos impongan una pausa y que se retrase el momento de la adhesi¨®n.
Se trata de que si se impone una pausa, debemos reestudiar hasta qu¨¦ punto le interesa a la empresa espa?ola, trabajadores y consumidores, esa entrada y no, quiz¨¢, la que nos permite nuestra estrat¨¦gica situaci¨®n en la historia y en la geograf¨ªa de este planeta.
Hay que decir tambi¨¦n que al lado de las manifestaciones de algunos empresarios, fundamentalmente los franceses y principalmente los agr¨ªcolas comunitarios, hubo en los de otros pa¨ªses actitudes mucho m¨¢s positivas.
Particularmente, hay que resaltar la de los representantes de los consumidores que, naturalmente, ven en todo lo que sea ampliaci¨®n un mecanismo de competencia que favorece a sus representados, que, en definitiva, somos finalmente todos.
Asimismo, hay que se?alar la actitud claramente beligerante de los,S¨ªndicatos europeos, en orden a 14 exigencia del estricto cumplimiento del calendario de adhesi¨®n.
Y es de notar que la libre circulaci¨®n de los trabajadores podr¨ªa ser una desventaja para los comunitarios. En este sentido, hay que subrayar la brillante intervenci¨®n del representante sindical de los italianos, que pon¨ªa sobre aviso del agravio comparativo que podr¨ªa suponer para Espa?a retardar su entrada con la excusa de dos pre tensiones, que podr¨ªan expresarse as¨ª:
1. D¨¦jennos arreglar nuestros problemas en la CEE y despu¨¦s ya colaboraremos.
2. Arreglen sus problemas y despu¨¦s ya hablaremos.
Habr¨ªa que recordar que cuando se unieron ?los seis? las diferencias entre ellos eran muy importantes. Luego el agravio ser¨ªa una realidad. Pero, en cualquier caso, es mi opini¨®n que s¨®lo hay dos posibilidades: o la exigencia del cumplimiento del calendario de adhesi¨®n o, caso contrario, si ha de haber una pausa, que durante la misma se congelara la negociaci¨®n espa?ola totalmente, pues de seguir negociando en esas condiciones supondr¨ªa para la parte negociadora de nuestro pa¨ªs una progresiva p¨¦rdida de capacidad de presi¨®n.
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