La autoridad gubernativa "suavizar¨¢" las sanciones contra el teatro Mart¨ªn
El empresario califica de "maniobra pol¨ªtica" el cierre del coliseo
El gobernador civil de Madrid, Mariano Nicol¨¢s, asegur¨® ayer a EL PA?S que est¨¢ considerando la posibilidad de rebjar, quiz¨¢ a m¨¢s de la mitad, la multa de 10.000 pesetas al empresario y el mes de cierre del teatro Martin, de Madrid, clausurado el pasado viernes por orden suya, despu¨¦s de que el ¨²ltimo 16 de julio se produjeran all¨ª incidentes derivados del exceso de aforo en el estreno de la obra La escuela del amor, basada en textos delmarqu¨¦s de Sade. El se?or Nicol¨¢s, que se pronunciar¨¢ definitivamente sobre el tema entre hoy y ma?ana, se?al¨® que el teatro no hab¨ªa sido cerrado por las circunstancias que rodean la obra, acusada de pornogr¨¢fica en algunos sectores. El empresario del coliseo dice, por su parte, que el cierre ha sido ?una maniobra pol¨ªtica?.
A los veinticinco d¨ªas de su tumultuoso estreno, La escuela del amor, versi¨®n de la obra de Sade La filosof¨ªa en el tocador, se ha encontrado sin teatro donde ser representada. La orden gubernativa de cierre del teatro alega ?exceso de aforo en el local el d¨ªa del estreno? pero tanto el empresario del teatro, Francisco Carvajal, como los directores y actores de la compa?¨ªa Gad, que han puesto en escena la obra, coinciden en afirmar que la clausura ? ha sido una maniobra pol¨ªtica, provocada desde los medios de informaci¨®n por todos aquellos que no han comprendido nuestro espect¨¢culo?.La noche de la presentaci¨®n de la obra hubo tres espect¨¢culos simult¨¢neos: uno, fuera, y dos, dentro del teatro. Los actores, en su mayor¨ªa debutantes, se debat¨ªan entre el texto de Sade y los murmullos, risas y discusiones que ten¨ªan lugar en el patio de butacas -segundo espect¨¢culo-. Y fuera del recinto, una multitud se desesperaba por entrar, llev¨¢ndose puertas y cristales en el empe?o. ?Fue demasiado para nosotros?, afirma Carlos Borsani, uno de los actores argentinos creadores del montaje, ?con mil personas zumbando. Pero tambi¨¦n nos sent¨ªamos felices, porque all¨ª hab¨ªa vida?.
"Un espect¨¢culo popular incomprendido"
Una de las acusaciones que pesa sobre el grupo y empresario es que la movida del deb¨² fue provocada para ganarse publicidad. Pero todos los desmienten categ¨®ricamente, si bien reconocen que los acusadores del esc¨¢ndalo les han hecho un favor, ?al despertar la curiosidad del p¨²blico?. ?Si el foll¨®n lo hubi¨¦ramos organizado nosotros?, replica Francisco Carvajal, el empresario, ?nos lo hubi¨¦ramos montado mejor y, desde luego, no nos habr¨ªan cerrado?. Y prosigue Borsani: ?Molestamos a la cr¨ªtica porque esto no es algo convencional. Pero s¨ª tienen raz¨®n los que dicen que no es teatro. Es un suceso de arte popular, de teatro de comunicaci¨®n, de recuperaci¨®n del pop-art, y no puedes pretender que esto lo entiendan se?ores cr¨ªticos de sesenta a?os?.
Los afectados del Mart¨ªn vapulean a la cr¨ªtica que les ha vapuleado a ellos: ?Las criticonas han caldeado el ambiente, han pedido cabezas. Se han atrevido a efectuar una denuncia p¨²blica desde un peri¨®dico, y en muchos casos sin haber asistido al espect¨¢culo. De acuerdo que pod¨ªa haber sido m¨¢s ambicioso, pero nos ha faltado dinero, y esto lo suplieron los actores con el trabajo de muchos ineses?.
Sobre la cr¨ªtica, dice Carvajal: ?Le damos demasiada importancia, y el p¨²blico pasa de ella. Pr¨¢cticamente, todos los d¨ªas hemos llenado el patio de butacas y ha venido gente maja no aficionados al porno, como muchos creen?.
Acerca del caballo de batalla de la cuesti¨®n, el supuesto reparto indiscriminado de invitaciones, puntualizan los interesados que, ?seg¨²n obliga la legislaci¨®n, abrimos la taquilla y despachamos 62 entradas, de las que se devolvieron 37, y repartimos aproximadamente cuatrocientas tarjetas, v¨¢lidas para dos personas. Lo que ocurri¨® es que con cada invitaci¨®n pretend¨ªan entrar cuatro o cinco personas, y se les dijo que pod¨ªan volver otro d¨ªa. La organizaci¨®n hizo lo que pudo para que no sucediera nada -se dejaron abiertas las puertas de emergencia- y se avis¨® a la polic¨ªa, pero ¨¦sta vino cuando los incidentes ya hablan tenido lugar?.
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